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Niñez propiedad de adultos: expresión extrema del abuso de poder culturalmente validado y políticamente en disputa

Columna de opinión por Francis Valverde
Viernes 25 de junio 2021 13:07 hrs.


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“DEBER DE OBEDIENCIA”, “NO TE METAS CON MIS HIJOS”, “SON LO MÁS PROPIO MÍO”, son algunas de las frases más escuchadas de adultos que no pueden aceptar que niños, niñas y adolescentes, son sujetos plenos de derecho, es decir, que NO PUEDEN NI DEBEN SER PROPIEDAD DE NADIE, pues son personas que tienen pensamiento propio, ideas sobre los que es mejor para ellas y ellos, ideas y propuestas sobre como imaginan una comunidad y el país.

Pero es claro que hay un grupo de adultos, que tienen mucho miedo de reconocer y aceptar que las niñas, los niños y los y las adolescentes puedan ejercer todos sus derechos, pues pondrían en jaque la “autoridad adulta”. Creo que sería mucho mejor decir las cosas por su nombre.

Estos adultos tienen miedo de perder el poder total que ejercen sobre sus hijos e hijas, poder que es comprendido por parte de ellos y ellas como obediencia, sumisión, sometimiento. Son adultos que usan frases como “Porque lo digo yo”, “porque soy tu madre o padre”, “mientras vivas bajo mi techo, las reglas las pongo yo”. Son adultos que repiten patrones de crianza basados en al abuso de poder, ante el cual los niños y las niñas no tienen como contrarrestar, pues dependen económicamente, socialmente y afectivamente de estos adultos.  Es el abuso de poder que otorga la dependencia. Históricamente, esto también pasó con las mujeres y seguimos luchando para que se nos reconozcan nuestros derechos.

Este abuso de poder culturalmente validado y políticamente en disputa, es el que la Convención sobre los Derechos del Niño, establece como inaceptable. Chile ratificó este instrumento de derechos humanos por unanimidad y, por lo tanto, debiéramos, como país, eliminar este abuso de poder institucionalizado y reconocer que somos los adultos y las adultas, las que debemos cambiar nuestra forma de relación con las niñas y los niños.

La Convención sobre los Derechos del Niño, reconoce que los seres humanos desde el momento de nacer requerimos el apoyo de otros para desarrollarnos, pues somos totalmente dependientes, y por ello, releva el rol de la familia como fundamental, esencial, insustituible, excepto fuerza mayor. Esta familia, que asume la crianza con responsabilidad, reconoce al niño y la niña como un sujeto que además de amor y satisfacción de necesidades básicas, requiere el apoyo y guía para realizarse como persona plena, y por ello la autonomía progresiva en el ejercicio de sus derechos es tremendamente importante, y debe promoverse y asegurarse de acuerdo a la evolución de sus facultades y madurez (art. 5).

LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS NO SON PROPIEDAD DE LOS ADULTOS, NO DEBEN SER MATERIA DE DISPUTAS INTERNAS DE COALICIONES POLÍTICAS.

NO AL VETO A LA LEY DE GARANTÍA DE DERECHOS DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.