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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Leonor Jofré: “La Sociedad Chilena de Pediatría ha apoyado el regreso a clases pero hay que esperar las condiciones”

La doctora analizó para nuestro medio las más recientes cifras de contagio y también reflexionó sobre el estado de la salud mental de los más jóvenes integrantes de nuestra sociedad luego de casi año y medio de pandemia.

Claudia Carvajal G.

  Sábado 3 de julio 2021 12:30 hrs. 
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Aún a la espera de los posibles cambios en el plan Paso a Paso no existe claridad respecto de la idea lanzada por el ministro de Educación Raúl Figueroa de que, luego del término de las vacaciones de invierno, los establecimientos educacionales retomen la actividad presencial de los estudiantes, incluso en aquellos territorios que bajen a cuarentena.

En la propuesta del Colegio Médico éste es un tema principal, ya que, según lo que plantean los profesionales, luego de y solo terminado el plazo del cortocircuito epidémico, la actividad educacional podría realizarse efectivamente en las escuelas, colegios y liceos con la asistencia de los estudiantes. Ello no es compartido por el Colegio de Profesores. que ha señalado en reiteradas oportunidades que no están las condiciones de infraestructura necesarias para garantizar un retorno seguro.

La doctora Leonor Jofré Morales, pediatra infectóloga, presidenta de la rama de Infectología de la  Sociedad Chilena de Pediatría, analizó para nuestro medio las más recientes cifras de contagio y también reflexionó sobre el estado de la salud mental de los más jóvenes integrantes de nuestra sociedad luego de casi año y medio de pandemia.

Desde la perspectiva pediátrica, ¿es conveniente empezar a pensar en que los niños, niñas y adolescentes retornen a la presencialidad en los establecimientos educacionales?

Es un tema controvertido. Los riesgos de transmisión de virus respiratorios en esta época específica son altos, pero hemos visto que los virus tradicionales como el sincicial o la influenza prácticamente han desaparecido con la circulación del Sars-Cov 2, porque este virus copa todos los nichos ecológicos y ha desplazado a los virus tradicionales, de los que los niños son una fuente importante de transmisión. Lo que sabemos hasta ahora del Sars Cov 2 es que los niños son de la población que menos se afecta y, en general, si se afectan dan síntomas leves a casos asintomáticos, por lo tanto, los que hacen casos graves son mínimos.

El entrar a clases requiere primero que haya una transmisión baja del virus. Ese es el requisito número uno dentro de la comunidad. En segundo lugar, que se haga en condiciones ambientales buenas, en el sentido que los niños puedan tener sus actividades al aire libre, para que haya ventilación y se disminuya la transmisión, con aforos reducidos y que se mantenga el distanciamiento social. Lo que también es muy importante y cada vez  lo es más, es que hay que reforzar el uso de mascarillas, especialmente ahora con la gran amenaza que es la variante Delta. Aunque en Chile es muy baja la presencia aún de esta variante, sabemos que en Europa hay alta transmisibilidad y ha afectado precisamente al grupo de escolares que han iniciado sus actividades.

¿Por qué afecta más a los niños y jóvenes?

Porque la otra parte de la población está mayormente vacunada y tienen cierto grado de protección frente a esta variante. Los niños, al no tener inmunización, pueden contagiarse y además transmitir a quienes no han sido vacunadas o tengan factor de riesgo para hacer reinfección.

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Doctora Leonor Jofré.

Según el documento Escuelas Seguras en tiempos del Covid-19 elaborado por por grupo de investigadores pertenecientes a la Universidad de Chile, la Escuela de Salud Pública, el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, (CR)2, el Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) y la facultad de Ingeniería y de Escuela de Psicología de la Universidad Católica, es fundamental que en los establecimientos, además de las condiciones de ventilación y mascarillas certificadas, existan medidores de Co2. ¿Cuán posible es contar con esos instrumentos?

No es posible porque ni siquiera se provee de las mascarillas necesarias. Una mascarilla normal, quirúrgica, dura menos de 4 horas y en el caso de los niños que estornudan y hablan, habría que cambiarla con mayor frecuencia aún. Tener medidores de CO2 ni siquiera es posible para las oficinas, por eso lo ideal es que se hagan actividades al aire libre porque con eso se diluye la transmisibilidad del virus, y también reforzar el uso de mascarillas N95 o la KN95 o similares.

Sinovac informó que, según sus nuevos estudios, la vacuna CoronaVac es segura y eficaz al ser aplicada en niños y adolescentes de entre los 3 a 17 años. ¿Cuán posible es iniciar en Chile un esquema para los niños, niñas y adolescentes en ese rango etario?

Ya empezó la vacunación de niños entre los 12 y 15 años con Pfizer BioNTech con un criterio de priorización de factores de riesgo, o sea, niños que tienen algún riesgo de hacer una enfermedad más grave. Luego de eso, se hará la vacunación programática para todos los niños mayores de 12 años.

Pfizer también está haciendo estudios en niños menores de 12 años y también comenzará los análisis en los lactantes  mayores de 6 meses y Sinovac, como mencionas, acaba de publicar su estudio con muy buena eficacia y tolerancia. Ese estudio se hará en Chile y estará liderado por el doctor Kalergis y el grupo Milenio. Debemos esperar el resultado de ese estudio para que el ISP pueda aprobar la indicación con ese grupo etario.

Uno de los mayores problemas que ha causado este periodo de educación a distancia, de cuarentenas y encierro ha sido la absoluta falta de socialización de los niños, niñas y adolescentes, algo que es fundamental para su desarrollo. ¿Cómo se pueden morigerar los efectos de esta carencia?

Ese es uno de los principales problemas que ha habido no solo en la población escolar y universitaria, sino que a nivel general. Es una urgencia que los niños vayan a clases, independiente de todos los otros aspectos sanitarios que se trata de mejorar, porque el hecho que los niños sociabilicen e interactúen les permite aprender de una manera muy diferente a lo que aprenden viendo una pantalla. La sociabilización es muy importante en temas de equidad y acceso, es algo urgente, por eso muchos países han abierto sus colegios. Pero el virus se ha ido adaptando y aparecen estas nuevas variantes que generan brotes en los colegios y eso genera un problema. Por eso es importante, además, que se haga testeo, hacer estudios frecuentes a los niños ya sea con PCR o métodos de antígenos, para ver que no estén portando el virus porque pueden hacer infección asintomática. El otro aspecto importante es proteger a los profesores, sobre todo a los de riesgo, porque si adquieren la infección pueden agravarse. Este es un tema muy complejo que se ha discutido a todo nivel. La Sociedad Chilena de Pediatría claramente ha apoyado el regreso a clases pero hay que esperar las condiciones, porque éste es un virus tan inteligente que encontrará la manera de evadir la respuesta y crear variantes para seguir su propagación.

El Sars-Cov 2 llegó para quedarse y tenemos que aprender a convivir con él. Y se piensa que tendremos que vacunarnos en forma frecuente como con la influenza.

Según los datos de Sochipe ¿Qué otras incidencias se han presentado en los niños durante este periodo tan prolongado de restricción de movilidad?

Hay otras pandemias que está originando el virus. La mayoría debemos estar con un déficit de vitamina D porque estamos limitando nuestras actividades en el exterior lo más posible. Desde el Comité de Pediatría Social se está trabajando en un refuerzo a la salud mental porque obviamente es un aspecto importante a tratar. Ha habido un aumento de casos de intoxicación, de depresión, de intentos de suicidio, del consumo de sustancias, de la violencia intrafamiliar, incluso de las mordeduras porque los niños ahora pasan más tiempos en casa con las mascotas y aumentan esos riesgos. La pandemia cambió toda la visión de manejo y las consecuencias que traerá en salud mental recién las podremos ver en un par de meses más o un año más y serán tremendas.

¿Qué pueden hacer los padres para morigerar los efectos de esta falta de socialización de los NNA?

Ojalá los niños pudieran salir a dar vueltas, a andar en bicicleta, pasar tiempo en los espacios comunes para que puedan jugar y caminar. Hay que tratar de aprovechar todos los espacios disponibles para que los niños hagan alguna actividad física y salgan de las paredes de sus habitaciones, en compañía de los padres o algún familiar responsable. Es importante quitarles las pantallas porque provocan riesgos desde el punto de vista neurológico y visual. Lo ideal es que salgan todos los días.

El Gobierno ha insistido en que se debe retornar a los establecimientos luego de las vacaciones de invierno. Proyectando los números de contagio y casos activos, ¿es posible cumplir con ese plazo?

Si se mantienen los números que hay hasta ahora, creo que será posible. Además probablemente vamos a tener un mayor porcentaje de población vacunada con las dos dosis y además ya se están incorporando a los niños de 12 a 15 años. Además, las condiciones climáticas deberían ser mucho mejores que ahora.

Esperemos que en septiembre que viene el buen clima los niños ya puedan estar en actividades escolares, no tanto para equiparar los conocimientos, sino que es la interacción social la que hay retomar en la medida que se pueda.

Finalmente, ¿usted recomendaría optar por un cortocircuito epidemiológico de tres semanas que plantea el Colmed y luego retornar a los establecimientos?

Las cuarentenas ya no funcionan por la fatiga pandémica, la gente ya no da más. Lo más importante es estos momentos es incentivar la vacunación y mantener la protección de las mascarillas. Debe haber un cambio importante en nuestros hábitos de vida y de comunicación social, porque, reitero, este virus llegó para quedarse.

Lo fundamental sí, es mantener la vigilancia en las fronteras con todos los viajeros para evitar que sigan entrando personas que puedan traer la variante Delta, porque si se llega a diseminar dentro de la comunidad, será muy difícil de controlar.

Foto@Agencia Uno
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