La llegada de los talibanes a Kabul, la capital de Afganistán, era inminente. Hace solo algunos días, la arremetida de las fuerzas de la facción paramilitar islámica, que se creía había sido controlada una vez firmado el pacto de Doha en septiembre de 2020, ha vuelto a poner en jaque al gobierno afgano, a la comunidad internacional y a las políticas de negociación estadounidenses.
La mañana de este domingo, se conoció a través de la prensa internacional sobre la retirada del personal diplomático de las embajadas internacionales en Kabul. A esto se suma la salida del presidente afgano, Ashraf Ghani, en un hecho que para el analista político y académico de la U. de Valparaíso, Guillermo Holzmann, toma por sorpresa al gobierno estadounidense, que creyó haber controlado al poder talibán con el lanzamiento de la llamada “bomba madre”, a pocos días de la asunción de Donal Trump a la Casa Blanca.
“Con ello se suponía que los talibanes habían sido neutralizados y hasta permitió acuerdos posteriores que han llevado a esta situación. Lo que no estaba en los planes era que los talibanes iban a abandonar los acuerdos de Doha e iban a generar un despliegue militar con armamento y capacidades, lo cual implica logística y financiamiento, que hoy día tiene al gobierno afgano puesto de rodillas y ad portas de una rendición absoluta”, explicó Holzmann en conversación con nuestro medio.
Por supuesto, para entender este conflicto hay que recordar cuáles han sido los hitos que marcan la presencia talibán en Afganistán. Por un lado, su nacimiento tras la retirada de las tropas de la Unión Soviética, y la posterior ocupación de las tropas estadounidenses en dicho país tras el atentado a las Torres Gemelas. Esta medida, por años fue justificada por la Casa Blanca con la búsqueda del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden. Sin embargo, tras su captura, Holzmann explicó la disyuntiva que enfrentaron las nuevas administraciones.
“El gobierno de Obama estaba enfrentado a la idea de qué cosa hacía Estados Unidos en Afganistán dado de que ya se había capturado a Osama Bin Laden, no había razones para mantener la ocupación, y dentro de todo ellos, las fuerzas militares estadounidenses estaban pidiendo un mayor control sobre los talibanes porque se estaban reorganizando. En virtud de eso, Donald Trump lanza la bomba madre, la bomba convencional con mayor capacidad de destrucción, y la lanza pocas semanas de asumir en la casa blanca”, recordó.
Luego de este episodio, con la llegada de Joe Biden al poder, Estados Unidos propició llegar a un pacto en Doha, en septiembre de 2020, sin vaticinar los hechos que se desencadenaron hace solo algunos días. Esto mismo, en el análisis de Holzmann, representa un duro golpe para la política internacional estadounidense, y termina poniendo en vilo al mundo sobre el resurgimiento de más facciones terroristas.
“Dada su promesa de campaña de sacar los destellos militares de USA de otros países a nivel mundial, esto demuestra el fracaso de la política internacional estadounidense, hoy día particularmente con Afganistán. Joe Biden va a tener que tomar decisiones respecto de lo que se hace con Afganistán, dado qu si los talibanes han abandonado el acuerdo de Doha, significa que la probabilidad, no solamente de que tomen el control político, sino que patrocinen grupos terroristas a nivel mundial aumenta considerablemente”, señaló el académico.
Para Holzmann, de lograrse una evacuación del personal de las embajadas internacionales en Kabul, así como de sus connacionales, se estaría prácticamente demostrando una rendición pactada. De lo contrario, la situación podría convertirse en una grave crisis humanitaria y una masacre en donde la comunidad internacional tendría que empezar a considerar la opción del envío de tropas.
Este fin de semana, Estados Unidos confirmó el envío de 3 mil marines para poder sacar a su personal pero también van a tener que tomar decisiones respecto a si se pliegan a Afganistán, a través de un nuevo pacto político que evite la llegada de los talibanes al poder. Estos temas van a ser parte de lo que se va a conversar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en las próximas horas, en donde la opinión de China y Rusia también serán fundamentales.