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Sabuesos del fútbol: la ciencia del scouting que se abre paso en Chile

Ante la idea de que hemos llegado tarde al recambio de la llamada “generación dorada” del fútbol chileno, un ingeniero estadístico que odia ver partidos, un reclutador de jugadores de la tercera división y un migrante chileno que fundó un equipo en Suecia, demuestran que la aparición de Ben Brereton Díaz no fue casual y que hay talentos más allá de las fronteras de un televisor.

Eduardo Andrade

  Domingo 15 de agosto 2021 10:10 hrs. 
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Lo terminó aceptando recién a los 30 años. Hincha de Deportes Iquique, ingeniero de profesión y especializado en el análisis de métricas de una marca de telecomunicaciones, Francisco Toledo tuvo que ser desvinculado de su trabajo para darse cuenta un día de que no disfrutaba ningún partido que no fuera del equipo de su ciudad natal o de la selección de su país. En su casa, con la soga al cuello y una cerveza abierta, se preguntó entonces qué era lo que realmente le hacía mantenerse frente a la pantalla por noventa minutos, en donde en ese instante, recuerda, jugaba el último campeón del torneo local, Universidad Católica, y el equipo con mayor hinchada del país, el Colo-Colo.

La respuesta la encontró en un montón de cuadernos rayados hasta en los bordes y que acumula desde que era un adolescente. 

—Yo no estaba mirando el partido o esperando que canten un gol —dice Toledo ahora, —yo estaba esperando que anote alguno solo para averiguar, por ejemplo, cuántas veces el equipo contrario había logrado dar vuelta al marcador. Esa es la mejor forma que tengo de vivir el fútbol y lo descubrí gracias a “El analista”

Dos años después, con un nuevo trabajo en el que se encarga de monitorear el índice de visitas en el sitio web de una marca de retail, Toledo es conocido así por no más de tres mil personas en Twitter, seguidores de @AnalistaCl. Y es que el “big data amateur”, como le llaman algunos, no es precisamente el área más atractiva para los aficionados del fútbol, y en Sudamérica, recién hace no más de una década empezó a ser tomada en cuenta por los directivos como ese hijo fuera del matrimonio pasional que mantienen con las tribunas y al que deben aceptar a la fuerza, solo porque la ley del juego moderno así lo impone.

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La gente no termina conectando con los datos porque, por lo general, sienten que no se vinculan al cien por ciento con lo que están viendo en la cancha. Ése es el gran trabajo que tenemos las personas que nos gusta esto, cómo hacer que ambos mundos se unan y que se den cuenta de que todos los registros son justamente lo que está pasando en el juego. Solo que es otra manera de verlo. 

En 2015, en medio de una larga sequía de títulos para el Liverpool de Inglaterra, el doctor en Física Teórica de la Universidad de Cambridge, Ian Graham, recomendó a los directivos de “los diablos rojos” la contratación de un técnico que en cinco años había sido dos veces campeón con el Borussia Dortmund de Alemania, y que si bien en su última temporada allí había quedado en el puesto siete de la tabla, lo único que había determinado aquello fueron factores fuera de lo normal relacionados con la suerte. Pero Graham jamás se sentó a ver un partido del equipo que 2013 había conseguido llegar a la final de la Champions League, sino que recomendó a Jurgen Klopp basándose solamente en datos estadísticos.

La respuesta, recalca Toledo, fue que el Liverpool, de la mano del técnico alemán, logró alcanzar dos finales de Champions, consagrándose campeón en la del 2019. 

Los datos tienen un impacto deportivo porque el juego hoy es distinto. Lo han cambiado completamente. 

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La palabra “scouting” tomó popularidad en Chile cuando en la última edición de la Copa América se anunció la llegada del inglés Ben Brereton Díaz a la escuadra nacional, esto valiéndose tanto de sus actuaciones en el Blackburn Rovers de Inglaterra como de que su madre, Andrea Díaz, era de nacionalidad chilena. Pero en esa misma edición del torneo de fútbol más antiguo del mundo, la aparición del italiano Gianluca Lapadula en la selección peruana también causó revuelo en ese país, con periodistas de ambos lados cuestionándose en horas de debates cuánto podrían sentir la camiseta dos jugadores que nunca habían visitado tierras sudamericanas. 

No es que a partir de estos casos el scouting haya aparecido de golpe en la región. Los procesos de reclutamiento para las selecciones mayores, aún con técnicas más rudimentarias, fueron siempre más o menos practicadas por algunos seleccionadores. El Marcelo Bielsa de los Noventa, al mando del equipo conocido como “La Cantera del Mundo”, el Newell’s Old Boys de Rosario, cuenta la leyenda, dividió el mapa del país trasandino en cuadrículas y realizó innumerables giras en búsqueda de adolescentes que pudieran ser protagonistas de un club que alguna vez tuvo entre sus canteranos a Lionel Messi.  

“Aparecieron una noche (Marcelo Bielsa y Jorge Griffa), a las dos de la madrugada, llamaron y le preguntaron a mis padres si podían ver al niño. Me despertaron en la habitación y recuerdo que Bielsa dijo, ‘¡mira, Jorge, qué pinta de futbolista'”, contó Mauricio Pochettino sobre la vez en que el hoy técnico del Leeds United de Inglaterra lo visitó en Santa Fe.

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Hoy, sin embargo, no es necesario llegar físicamente a cada región del país para buscar talentos bajo las piedras. Aplicaciones como InStat, de origen ruso; o la italiana Wyscout, son capaces de realizar ese rastreo en cuestión de segundos, ofreciendo además un robusto y completo informe estadístico del desempeño de los futbolistas. El material proporcionado es del tal magnitud que, por ejemplo, en Europa, ha dejado de ser exclusividad de los cuerpos técnicos y son solicitados directamente por los jugadores. Es sabido, a través del libro autobiográfico de Giorgio Chiellini, que el defensor azzurra capitán de la selección que le devolvió a Italia el título de campeón de Europa, solicita a menudo a Wyscout vídeos de los delanteros a los que va a enfrentar, los mismos a los cuales separa por carpetas para luego estudiarlos con rigor. 

Pero en lo que aún se quedan cortas las aplicaciones de big data, según Francisco Toledo, al menos para el trabajo a nivel de selecciones, es en el rastreo de la procedencia de los futbolistas, algo que, al menos en Chile, aún se sigue realizando a través de un proceso de investigación, dice “El analista”, similar al periodismo. Y aunque en la ANFP hay cierto hermetismo para referirse derechamente al tema, no es casual que su primer director deportivo, Francis Cagigao, haya sido scout del Arsenal de Inglaterra, así como Ricardo García, el scout que empezó como amateur manejando una cuenta en Twitter, que pasó a las filas de la ANFP reclutado por Sebastián Beccacece en 2014 y que terminó encontrando al inglés Ben Brereton Díaz en medio de un lentísimo proceso de recambio de la selección chilena. 

A Rueda (Reinaldo) lo destruyeron, siendo que él estaba recibiendo un equipo que se había quedado eliminado del mundial, con 30 años en promedio y con una crisis de gol de ya unos dos años previos. No puedes tener un equipo con esa edad promedio en una época donde la intensidad es la nueva posesión. Te van a destrozar y eso fue lo que pasó —sentencia Toledo. 

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Fabian Jopia -periodista de profesión, entrenador de fútbol y dueño de la cuenta de Twitter @chile_scouting- dice que la inclusión del periodismo en este proceso tiene que ver con la recolección de datos que giran en torno a los partidos. Dicho de otro modo, los que no suceden precisamente en la cancha. Sin embargo, aunque se trata de una industria recién en pañales en Sudamérica y que, en Chile, para Jopia, está a punto de salir del ámbito de la afición, literalmente, cualquiera, como en un videojuego, podría dar con una posible estrella del fútbol mundial. 

En una entrevista para TalkSport, Lutz Pfannenstiel, scout del Hoffenheim de Alemania, reconoció que el nombre del hoy figura en Liverpool, Roberto Firmino, jugador en un equipo de la segunda división brasileña en 2010, llegó a él a través de la simulación virtual que proporciona Football Manager, un videojuego de gestión deportiva en el que se pueden incluir datos reales de futbolistas de divisiones inferiores de distintos países y que se suman a las aplicaciones de scouting como herramientas valiosísimas para los reclutadores que cada vez ven menos partidos.

Jopia, que actualmente trabaja como ojeador de futbolistas para equipos de la tercera división, es fanático del juego, y recalca que hay al menos diez matemáticos y estadísticos chilenos que están recopilando información de jugadores de esa categoría para cargarlos al sistema, que hoy solo cuenta con datos de la segunda división. Esto, sin embargo -el acceso a la big data- no los convierte directamente en scouters, asegura.    

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Si un equipo quisiera buscar a un defensor, no se van a fijar necesariamente en él por sus datos. Por ejemplo, un mal scouter diría que en Palestino hay un defensa que tiene el 98 por ciento de pases buenos, pero si el estilo de juego de ese equipo no se asocia al que busca el scouter, no debería servir —explica. Las métricas toman valor cuando el scouter tiene la claridad para interpretarlas.

Las métricas, para Jopia, son datos que han sido conceptualizados con el fin de entender mejor el rendimiento de un futbolista. Una de las más utilizadas para la contratación de futbolistas, por ejemplo, es el nivel de goles esperados, es decir, que tan probable resulta para uno u otro que la jugada termine en un gol. Para Wyscout, la probabilidad de que un penal termine en gol es 0,7 de 1; mientras que para Instat, 0,8 de 1. Un buen pateador de penales debería acercarse a esta probabilidad. Y si la supera, dice Jopia, puede llamarse experto. 

Todos estos datos en los que la probabilidad parece imponerse a la realidad, han dejado atrás fichajes apresurados como el del goleador del campeonato, justamente porque se tratan de métricas muy básicas si lo que se busca es rentabilizar lo más posible a partir de una contratación. 

Si es que uno quiere encontrar joyitas, que es lo que busca el fútbol europeo, ya no se debe mirar al delantero de 22 años que fue goleador en Argentina, sino al futbolista de 18 años en tercera división que tiene métricas llamativas —afirma Jopia.

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Son pocos los clubes chilenos que han entendido esta premisa. El scouting es un proceso que trae resultados, pero a largo plazo, y las inversiones con réditos lentos, dice Jopia, no son bien vistas en el país. Una muestra es que, con poco más de año y medio en pandemia, no ha habido interés de los clubes por reactivar las ligas de menores, porque se ven como gastos de los que solo pueden hacerse cargo las instituciones con mayor poder adquisitivo. Universidad Católica, por ejemplo, viene aplicando este estilo de reclutamiento desde el año 2012, cuando el exfutbolista, José María Buljubasich, asumió como gerente deportivo del club. En ese entonces, dice Fabian Jopia, empezaron a rastrear futbolistas con ayuda de softwares, con una fórmula simple: jugadores libres y que hayan jugado al menos 75 por ciento de los partidos en un club importante en la última temporada. 

Pero aunque la apuesta por esos años no funcionó, y terminaron desencantados con futbolistas como el lateral uruguayo, Pablo Álvarez; o su compatriota, el central proveniente del fútbol peruano, Walter Ibáñez; el proceso se continuó y es para Jopia la razón por la cual se logró el tricampeonato entre 2018 y 2020. Sin embargo, los títulos deportivos no son la única razón de los clubes para apostar por el scouting.

Si tú haces un buen scouting, te puedes traer un buen jugador que compras barato y después vendes caro, puedes hacer un buen negocio usando el big data —agrega Francisco Toledo sobre el impacto de este proceso a corto plazo, una fórmula que, en el caso de Chile, tiene como principal embajador a Huachipato de Concepción. 

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Hace no más de cinco años, periodo en la cual la aplicación InStat arribó a Chile, el club penquista la utilizó para dar con dos futbolistas venezolanos, Rómulo Otero y Yeferson Soteldo, que terminaron siendo vendidos en cortísimo tiempo con regalías que aún siguen recayendo en las arcas de Huachipato. Por otro lado, en la ANFP, el reclutamiento de futbolistas a través del scouting es parte imprescindible de la propuesta que el director deportivo, Francis Cagigao, empezó a implementar a partir de 2020. Además de proponerse “incrementar el número de jugadores jóvenes que debutan y se consolidan en el fútbol profesional”, el cazatalentos nacido en Londres creó un Área de Identificación, Scouting y Análisis, de la cual forma parte Ricardo García, el scout que identificó a Ben Brereton Díaz en 2020 y que hoy ya tiene en la mira al delantero de la MLS, Robbie Robinson, de 22 años.

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No siempre la ANFP estuvo interesada en el reclutamiento de futbolistas fuera de sus narices. Si bien Chile debe ser de los países sudamericanos donde en los últimos años han aparecido nombres de jugadores nacidos en Europa, pero de padres chilenos (Nikklas Castro de Noruega y Miiko Albornoz de Suecia, son solo algunos ejemplos), la iniciativa no fue principalmente encabezada por el máximo ente regulador del fútbol en el país, sino que ya tenía años cocinándose en blogs y páginas de Twitter como la que manejaba Ricardo García, mientras trabajaba como operario en el aeropuerto de Santiago.

Allí lo conoció Freddy Figueroa, autor de la iniciativa de scouting de jugadores chilenos en Suecia, Sangre Chilena FC, en los años en los que fue parte de la colonia de latinoamericanos más grande del país del país escandinavo. Junto a algunos a amigos y valiéndose de las redes sociales, Figueroa logró armar un contingente de hijos de chilenos que vivían allí y que no pasaban de los 19 años, con los cuales, un año después, conformó una mini selección que realizó una gira a Chile para medirse con los equipos inferiores de la ANFP y clubes como la Universidad de Chile, Audax Italiano y Everton. 

No fueron muchos los futbolistas de esa camada que posteriormente terminaron dedicándose al fútbol de manera profesional. Quizás la aparición más relevante de allí fue la aparición del defensor cubano chileno, Michel Yáñez Hernández, hoy de 23 años y militante del Örebro Syrianska IF, un club de la segunda división sueca. Figueroa es realista, y acepta que proyectos como éste distan mucho de las lógicas con las que se entiende el fútbol en Sudamérica. Es decir, son iniciativas que no representarán precisamente un impacto económico para sus fundadores o incluso para los futbolistas.

A diferencia de Sudamérica, los futbolistas formados en Europa no usan este medio para salir de su entorno. Allí cada país te ofrece muchas posibilidades, y si ya no te motiva tanto el fútbol puedes hacer una carrera, otra cosa, y con eso también vas a poder surgir bastante bien —explica. 

No obstante, en algunos casos, esto no le resta importancia al peso emocional que tiene para los descendientes de chilenos poder participar aunque sea de forma amateur de un club del país de sus padres. Poco antes de la pandemia, Figueroa gestionó con la ANFP la inclusión de tres adolescentes futbolistas en una práctica de la selección chilena Sub-15 en Finlandia, y para ellos, dice, fue un sueño. 

Invitar a un entrenamiento es lo máximo que podemos hacer, y eso quizás le choca al chileno que vive en Europa, porque allá la infraestructura, los medios, siempre están al cien por ciento, y aquí todo es muy amateur. Ven a probarte, pero págate tus pasajes, tu estadía —señala.

Esto fue justamente lo que le pasó al jugador belga, de origen chileno marroquí, Nayel Mehssatou, dice Figueroa. Invitado alguna vez a jugar con la selección Sub-17 dirigida por Caputto, pero en 2019 decidió finalmente jugar por la selección de país natal. Y es aquí donde quizás radica la importancia de iniciativas como la de Sangre Chilena FC, “generar una conexión extra”, dice Figueroa, que les permita no desencantarse tan rápidamente de vestir “la Roja”, “que cuando los llamen ellos tengan por lo menos una noción de lo que es Chile y un apego con el país”.

Qué va a ser de la selección cuando ya no estén históricos como Vidal, Sánchez o Bravo. Habrá que mirar afuera, y aunque el tema aún está en pañales, siento que tiene que ser una realidad ahora en el corto plazo.

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