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Música Club 21, el proyecto que busca tejer lazos desde la virtualidad y el diálogo en torno a las artes

En mayo de 2021, dos músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, Gustavo Pastenes y Jimena Rey, se unieron para crear una instancia de acompañamiento frente a la pandemia y al deterioro de la salud mental de la población. Hoy, este proyecto cuenta con un equipo interdisciplinario que enfrenta un particular desafío: ampliar el alcance de la iniciativa.

Abril Becerra

  Jueves 19 de agosto 2021 18:19 hrs. 
música club 21

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Durante la crisis sanitaria los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, Gustavo Pastenes y Jimena Rey, vieron con preocupación cómo la salud mental de la población se fue deteriorando con el pasar de los días. Desde su confinamiento y sin poder subir a los escenarios, los intérpretes descubrieron historias y casos que hablaban de una realidad alarmante que llamaba a la acción.    

Fue así como en mayo de 2021, los artistas se atrevieron con Música Club 21, instancia que, por medio de la realización de encuentros vía Zoom, pretendía transformarse en un lugar de acompañamiento frente a la pandemia. En específico, el proyecto tenía por objetivo convocar a una reunión por semana para tejer lazos desde la virtualidad y en base a la música. ¿Cuál fue el resultado? La creación de una comunidad que hoy enfrenta un nuevo desafío: ampliar su alcance. 

La contrabajista Jimena Rey señaló que Música Club 21 funciona tal como si fuese un club de lectura. Para participar no es preciso tener conocimientos previos o ser músico. Por el contrario, se trata de reuniones relajadas que apuntan al diálogo cercano, más que a la creación de un espacio académico. 

“Simplemente hablamos de música, sin ninguna pretensión. Sólo hay que tener ganas de escuchar música y compartir”, dijo la intérprete.

“Nosotros tenemos una programación, pero tampoco queremos ser estrictos, porque vamos tomando el pulso semana a semana, sesión a sesión, con lo que nos van pidiendo nuestros participantes. Entonces, mucho es a la carta. La idea es generar compañía y lazos afectivos. No hay una pretensión de seguir un hilo conductor”, agregó. 

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Hasta ahora, Música Club 21 se ha desarrollado abordando temas como la música de Violeta Parra, el folclore chileno, el legado de los compositores rusos y algunos hitos de la música clásica. Cada jornada se realiza a partir de una exposición, donde luego se destacan algunos ejemplos musicales que dan paso a una conversación entre los participantes. También, han existido reuniones donde se desarrollan propuestas de los mismos asistentes, quienes, en más de una oportunidad, se han abierto al grupo compartiendo testimonios y experiencias.  

En ese sentido, Gustavo Pastenes indicó que, pese a la reapertura de los espacios culturales y la flexibilización de las restricciones sanitarias, es importante continuar con este espacio, porque permite mantener a los asistentes en contacto y democratizar, a su vez, los conocimientos en torno a la música. 

“Es muy interesante el intercambio de experiencia que vive la gente en razón de la música. Esta es una instancia  muy valiosa más allá  de que se genere la reapertura de los teatros y que las orquestas vuelvan a sonar. Música Club 21 generó este espacio para personas que muchas veces se discriminan de poder asistir a esta comunicación con la música y el arte con el argumento de que no saben de música”, dijo.

“Es lo mismo que ocurre con los conciertos en la orquesta cuando hay gente que dice que no tiene ropa para ir a estos conciertos o que las entradas son muy caras. Ahí hay mucho desconocimiento. Entonces, generar estas instancias de conversación desmitifica todo eso que se genera en el mundo cultural”, añadió. 

Según Gustavo Pastenes, el proyecto también implicó un desafío en el sentido de asumir un rol de comunicador que, como músico, nunca antes había experimentado. Sin embargo, señaló que Música Club 21 también tiene mucho que ver con la reinvención del gremio: “A muchas personas las mandaron a sus casas para cuidarse de los contagios, pero a nosotros, los músicos, nos sacaron de la nuestra, de nuestro escenario que es donde semana a semana hacemos música y compartimos con la gente”. 

“Pero, más allá de ser intérpretes, los músicos somos comunicadores. Entonces, me sentí con la obligación, como artista, de generar compañía. Eso me motivaba y me sigue motivando”, añadió. 

Música Club 21 también cuenta con seis jóvenes estudiantes en situación de discapacidad física que participan en el proyecto. Cada uno recibe entrenamiento en mediación y formación de audiencia además de un incentivo económico por su labor.

Kimberly Cruz, una de las monitoras del proyecto, indicó que esta experiencia ha sido positiva en la medida que ha permitido evidenciar cómo, por medio de la música, se puede lidiar con situaciones vinculadas al estrés y la depresión. “Para mí ha sido sanador. Hay un trabajo interno que se hace con bastante empeño y todos los monitores tratan de que esto sea lo más fluido posible. Es una instancia muy bonita para todas las personas que participan”, expresó.  

“Muchas veces el público receptor se emociona y espera ansioso. Hay algunos participantes que van todas las semanas, independiente del estilo musical que se presente. Tratamos de no basarnos en un estilo en sí predeterminado, entonces, van aprendiendo, van estudiando, incluso dando sus opiniones o apreciaciones personales de acuerdo a vivencias, situaciones, emociones. La música trasciende a las personas muy intrínsecamente”, agregó. 

Las sesiones de  Música Club 21 se realizan cada jueves a las 20:00 horas de forma gratuita. Los interesados pueden participar enviando un correo al equipo del proyecto (musicaclub21@gmail.com) o presenciando la transmisión vía Facebook Live. 

Ahora, si la comunidad llegase a crecer, el proyecto bien podría realizarse en más días y en otros horarios, aunque
la idea siempre es generar instancias íntimas de conversación. Por otra parte, Música Club 21 también busca transformarse en una instancia mucho más universal, creando herramientas para transformar el proyecto en un lugar totalmente inclusivo. No se descarta el poder contar con intérpretes, por ejemplo. De esa manera, la iniciativa busca seguir tejiendo redes entre distintas comunidades y generaciones frente a una de las crisis más importantes del último tiempo.

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