Ejecuciones sumarias y reclutamiento de niños por las fuerzas del Taliban denunció la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, durante un encuentro de la instancia donde llamó a tomar medidas firmes y audaces para monitorear la situación en Afganistán luego del retorno del grupo fundamentalista al poder.
“En este momento crítico, el pueblo de Afganistán mira al Consejo de Derechos Humanos para defender y proteger sus derechos. Insto a este consejo a tomar medidas firmes y audaces, proporcionales a la gravedad de la crisis, estableciendo un mecanismo dedicado a vigilar de cerca la evolución de la situación de derechos humanos en Afganistán”, sostuvo Bachelet.
La alta comisionada busca que el consejo designe una comisión especial o un enviado para que verifique en terreno la situación en el país centroasiático donde, asegura, se están cometiendo serios atropellos contra la población, incluyendo algunos que integrarían una lista negra del Taliban que los busca para ejecutarlos.
Entre las situaciones que se están registrando, Bachelet aseguró que hay informes de ejecuciones sumarias, restricciones de movimiento a las mujeres y el impedimento a las niñas para asistir al colegio. A eso suman datos sobre represión contra protestas pacíficas en algunas ciudades, como la capital, Kabul.
La representante de la ONU recordó que a su llegada a la sede de Gobierno, los representantes del Taliban se comprometieron a realizar un gobierno abierto y respetuoso de los derechos de mujeres, niñas y minorías étnicas, así como evitar represalias contra los colaboradores de las autoridades derrocadas y de misiones extranjeras.
“Ahora depende por completo del Taliban convertir esos compromisos en realidad”, sostuvo Bachelet ante el consejo de 47 miembros reunido de emergencia para analizar los últimos acontecimientos en Afganistán.
Director de la CIA en Kabul
Este lunes se llevó a cabo en la capital afgana una reunión de alto nivel entre el líder del Taliban, Abdul Ghani Baradar, con el director de la CIA, William Burns, según informó el periódico norteamericano, The Washington Post.
Si bien no se dieron a conocer detalles del encuentro, según la publicación el objetivo se habría centrado en postergar la evacuación de funcionarios norteamericanos y de otras nacionalidades más allá del 31 de agosto.
Para el Taliban esa fecha es “la línea roja”, ya que llevar más allá la salida de extranjeros “provocaría una reacción”, según han comentado en los últimos días.
Sin embargo, aún quedan decenas de extranjeros, entre ellos norteamericanos, que deben salir del país, a los que se suman cientos de afganos que buscan escapar de las nuevas autoridades que han establecido nuevas restricciones y una aplicación fundamentalista de la Sharia en el territorio afgano.
Ejecuciones sumarias y reclutamiento de niños por las fuerzas del Taliban denunció la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, durante un encuentro de la instancia donde llamó a tomar medidas firmes y audaces para monitorear la situación en Afganistán luego del retorno del grupo fundamentalista al poder.
“En este momento crítico, el pueblo de Afganistán mira al Consejo de Derechos Humanos para defender y proteger sus derechos. Insto a este consejo a tomar medidas firmes y audaces, proporcionales a la gravedad de la crisis, estableciendo un mecanismo dedicado a vigilar de cerca la evolución de la situación de derechos humanos en Afganistán”, sostuvo Bachelet.
La alta comisionada busca que el consejo designe una comisión especial o un enviado para que verifique en terreno la situación en el país centroasiático donde, asegura, se están cometiendo serios atropellos contra la población, incluyendo algunos que integrarían una lista negra del Taliban que los busca para ejecutarlos.
Entre las situaciones que se están registrando, Bachelet aseguró que hay informes de ejecuciones sumarias, restricciones de movimiento a las mujeres y el impedimento a las niñas para asistir al colegio. A eso suman datos sobre represión contra protestas pacíficas en algunas ciudades, como la capital, Kabul.
La representante de la ONU recordó que a su llegada a la sede de Gobierno, los representantes del Taliban se comprometieron a realizar un gobierno abierto y respetuoso de los derechos de mujeres, niñas y minorías étnicas, así como evitar represalias contra los colaboradores de las autoridades derrocadas y de misiones extranjeras.
“Ahora depende por completo del Taliban convertir esos compromisos en realidad”, sostuvo Bachelet ante el consejo de 47 miembros reunido de emergencia para analizar los últimos acontecimientos en Afganistán.
Director de la CIA en Kabul
Este lunes se llevó a cabo en la capital afgana una reunión de alto nivel entre el líder del Taliban, Abdul Ghani Baradar, con el director de la CIA, William Burns, según informó el periódico norteamericano, The Washington Post.
Si bien no se dieron a conocer detalles del encuentro, según la publicación el objetivo se habría centrado en postergar la evacuación de funcionarios norteamericanos y de otras nacionalidades más allá del 31 de agosto.
Para el Taliban esa fecha es “la línea roja”, ya que llevar más allá la salida de extranjeros “provocaría una reacción”, según han comentado en los últimos días.
Sin embargo, aún quedan decenas de extranjeros, entre ellos norteamericanos, que deben salir del país, a los que se suman cientos de afganos que buscan escapar de las nuevas autoridades que han establecido nuevas restricciones y una aplicación fundamentalista de la Sharia en el territorio afgano.
Ejecuciones sumarias y reclutamiento de niños por las fuerzas del Taliban denunció la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, durante un encuentro de la instancia donde llamó a tomar medidas firmes y audaces para monitorear la situación en Afganistán luego del retorno del grupo fundamentalista al poder.
“En este momento crítico, el pueblo de Afganistán mira al Consejo de Derechos Humanos para defender y proteger sus derechos. Insto a este consejo a tomar medidas firmes y audaces, proporcionales a la gravedad de la crisis, estableciendo un mecanismo dedicado a vigilar de cerca la evolución de la situación de derechos humanos en Afganistán”, sostuvo Bachelet.
La alta comisionada busca que el consejo designe una comisión especial o un enviado para que verifique en terreno la situación en el país centroasiático donde, asegura, se están cometiendo serios atropellos contra la población, incluyendo algunos que integrarían una lista negra del Taliban que los busca para ejecutarlos.
Entre las situaciones que se están registrando, Bachelet aseguró que hay informes de ejecuciones sumarias, restricciones de movimiento a las mujeres y el impedimento a las niñas para asistir al colegio. A eso suman datos sobre represión contra protestas pacíficas en algunas ciudades, como la capital, Kabul.
La representante de la ONU recordó que a su llegada a la sede de Gobierno, los representantes del Taliban se comprometieron a realizar un gobierno abierto y respetuoso de los derechos de mujeres, niñas y minorías étnicas, así como evitar represalias contra los colaboradores de las autoridades derrocadas y de misiones extranjeras.
“Ahora depende por completo del Taliban convertir esos compromisos en realidad”, sostuvo Bachelet ante el consejo de 47 miembros reunido de emergencia para analizar los últimos acontecimientos en Afganistán.
Director de la CIA en Kabul
Este lunes se llevó a cabo en la capital afgana una reunión de alto nivel entre el líder del Taliban, Abdul Ghani Baradar, con el director de la CIA, William Burns, según informó el periódico norteamericano, The Washington Post.
Si bien no se dieron a conocer detalles del encuentro, según la publicación el objetivo se habría centrado en postergar la evacuación de funcionarios norteamericanos y de otras nacionalidades más allá del 31 de agosto.
Para el Taliban esa fecha es “la línea roja”, ya que llevar más allá la salida de extranjeros “provocaría una reacción”, según han comentado en los últimos días.
Sin embargo, aún quedan decenas de extranjeros, entre ellos norteamericanos, que deben salir del país, a los que se suman cientos de afganos que buscan escapar de las nuevas autoridades que han establecido nuevas restricciones y una aplicación fundamentalista de la Sharia en el territorio afgano.
