Expresiones de racismo en la Convención: ¿Qué entraña el hostigamiento contra la machi Francisca Linconao?

Durante las últimas semanas la convencional constituyente y autoridad mapuche ha sido objeto de diversos ataques racistas, lo que la motivó a ingresar un requerimiento a la comisión de ética de la entidad.

Durante las últimas semanas la convencional constituyente y autoridad mapuche ha sido objeto de diversos ataques racistas, lo que la motivó a ingresar un requerimiento a la comisión de ética de la entidad.

El pasado 23 de agosto la convencional constituyente y autoridad tradicional del pueblo mapuche, Francisca Linconao ingresó un requerimiento al Comité de Ética de la Convención Constitucional junto al resto de los y las convencionales de escaños reservados del pueblo mapuche -incluida la presidenta Elisa Loncon- contra Teresa Marinovic, Arturo Zúñiga, Ruth Hurtado y Katherine Montealegre bajo el concepto de “acusaciones calumniosas” y “discriminación lingüística”.

El oficio presentado por Linconao requirió un pronunciamiento de la instancia reguladora de la Convención respecto a la vulneración del derecho lingüístico perpetrado por la convencional Marinovic y por la asociación de la muerte del matrimonio Luchsinger-Mackay por parte de Hurtado, Zúñiga y Montealegre en circunstancias que la machi estuvo nueve meses en prisión preventiva por motivo de ese caso, resultando absuelta de los hechos que se le imputaban en los tres juicios a los que se debió someter.

Con estos antecedentes sobre la mesa ya se denunciaba la alegorización del racismo al interior de la Convención más propio de los y las convencionales del oficialismo o aledaños. No obstante, no fue hasta este viernes que se agudizó esta discriminación con la agresión verbal y hostigamiento que sufrió Linconao en las proximidades del ex Congreso por parte de un grupo de civiles.

“Usted no representa al pueblo mapuche”, “nuestros hijos no” y “me va a hacer un machitún” fueron algunos de los gritos y burlas que se logran comprender de lo articulado por las mujeres que interceptaron a la representante del pueblo mapuche en la vía pública, entre las que se identificó a Christel Felmer y Carolina Garate, ambas candidatas a la Cámara de Diputados y Diputadas por el distrito 11 y 10 respectivamente, por lista del Partido Republicano.

Por este episodio es que la machi instó a los funcionarios de Carabineros a que ampliaran el rango de la vigilancia a las afueras del ex Congreso. Declaraciones que emitió luego de que los y las parlamentarias del Partido Comunista, junto a sus constituyentes le manifestaran su apoyo sobre el requerimiento presentado a la Comisión de Ética y en las presentaciones que vengan por delante.

“Solamente voy a pedir, con tanto carabinero que hay, que estén más allá, una dos o tres cuadras para que vean lo que está pasando porque yo salgo y entro y los carabineros están amontonados en la puerta, entonces que vean lo que están haciendo en la calle”, señaló la machi.

La inseguridad manifiesta de Linconao a los discursos racistas y de odio no es un asunto menor, considerando que por el mismo hecho la presidenta de la Convención Elisa Loncon recibió amenazas de muerte que ameritaron la disposición de una escolta 24/7.

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Interpretando estos sucesos, la académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Verónica Figueroa Huencho, señaló que cada vez que emerge lo indígena, vale decir sus consignas y demandas, surgen aquellas minorías que promueven el racismo, entendida como “la construcción que ha tenido dos siglos de maduración en el país por medio de los dispositivos educativos y la propia expresión del Estado que ha generado el imaginario de una nación hegemónica versus otros grupos que han sido minorizados y excluidos de esta visión”, indicó.

Para Huencho la Convención resulta una experiencia interesante sobre este tema, en la medida que ha dejado entrever la genuina incomodidad y molestia que provoca en los grupos elitistas el ver por primera vez que los pueblos indígenas se toman las cúpulas de poder.

“Una élite que además representa a esa nación y a los imaginarios de esa nación que se ve a sí misma blanca, descendiente de europeos, que representa estos ideales civilizatorios que nunca nos dejó ocupar esos espacios, muy por el contrario, nos asignó roles subalternos, en los trabajos domésticos, en los espacios invisibilizados y cuando ve que estamos en un espacio de poder, les molesta. Yo creo que todavía no logran explicarse cómo pasó esto, cómo un sector ultraconservador es una minoría en un espacio que incluso la toma de decisiones está en manos de una mujer mapuche que representa todo aquello con lo que durante siglos se intentó terminar”, señaló la académica.

La plurinacionalidad, la autonomía, la auto nominación y la defensa de la tierra que se expresa en la Convención representa un cambio sustantivo a las bases de la cultura hegemónica, que se busca defender mediante el racismo como mecanismo que estos grupos reconocen válido para efectos de hacer planteamientos, agregó Figueroa.

En lo relativo a la machi Francisca Linconao propiamente tal, la académica explicó que ella reviste una figura cuya autoridad es compleja de comprender por estos grupos sociales de la elite, en la medida que es una mujer mayor, que no habla el castellano de manera correcta porque su lengua materna es el mapudungún – siendo bilingüe y capaz de moverse en los dos idiomas- oriunda del mundo rural y que reviste un rol de autoridad que no está certificado por una institución formal como se tiene acostumbrado. En ese sentido señaló que ella expresa el empoderamiento cultural que es considerado como una amenaza. 

“Cuando ella dice que el Estado se tiene que hacer cargo de poder interpretar lo que está diciendo, que ella tiene derecho a pensar y hablar en su lengua materna, a usar sus vestimenta, que ella es una autoridad ancestral y pide que le digan ‘la machi Francisca Linconao no solamente una convencional más, todo eso es parte de lo que estos grupos utilizan para ejemplificar ese odio”.

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Verónica Figueroa Huencho.

Para el convencional constituyente del pueblo mapuche, Adolfo Millabur, quien dice haber sido testigo de lo sucedido con la machi el pasado viernes, el problema del racismo se exacerba y se extrapola a la vía pública por los portavoces y promotores del odio que están al interior del ex Congreso.

Desde su perspectiva la incomodidad y molestia de este grupo de convencionales también radica en la capacidad de enunciación que adquirieron los pueblos originarios en el proceso constituyente, en la medida que tradicionalmente se sabía de ellos y ellas por medio de los expertos o técnicos en materia indígena, que venían a representar una suerte de “ventriloquia” de las voces subalternas.

“En este caso el pueblo mapuche y los pueblos originarios de Chile no necesitan voceros que no sean ellos mismos y eso incomoda seguramente a una parte de la sociedad. Hay algunos que hablan de nuestros pueblos y nosotros no hemos pertenecido nunca a nadie que no seamos nosotros mismos. Cuando alguien habla de ‘nuestros pueblos originarios’, lo está haciendo de una actitud paternalista, también racista y eso se ve ahí, en la intolerancia”, señaló.

En esa línea agregó que el arraigo al sistema de sociedad al que se está acostumbrado es el que imposibilita la apertura a una cultura de diversidad en el país “lo cual es una pena para ellos porque generan odio y se sienten incómodos por una realidad forzada de que existimos y nosotros no vamos a dejar de existir porque ellos se molesten”, señaló Millabur.

Adolfo Millabur.

Adolfo Millabur. 

Una línea muy similar a la de Millabur fue la planteada por la convencional de Apruebo Dignidad, Constanza Schonhaut quien indicó que la manifestación verdaderamente preocupante del racismo en los términos actuales tiene que ver con la poca disposición a aprender del otro. 

“Puedo entender que todavía haya personas que no entiendan la dimensión de un Estado que es plurinacional, que no entienden como viven otros pueblos y otras culturas en Chile, pero lo que no puedo entender en ningún caso es cuando se hace ver el punto y se decide no incorporarlo o incluso, como lo planteo una convencional: ‘No lo sé y no me interesa saberlo’. Eso es gravísimo y eso manifiesta una disposición activa respecto a la voluntad de mantener acciones o actitudes de acoso político en esta dimensión”, advirtió.

 El rol del Estado

Para efectos de contrarrestar estos hechos de agresividad, hostigamiento y discursos de odio de orden racista, la académica Verónica Figueroa Huencho hizo hincapié en la relevancia que adquiere las determinaciones del Estado en cuanto a no dejar a sus autores sin sanciones correspondientes.

“Estos grupos no se mueven ni por raciocinio ni por criterios que uno pudiese encontrar alguna explicación jurídica, por decirlo de alguna manera, sino que más bien se mueven por un odio que forma parte de una cultura que ha tenido mucho tiempo para asentarse y le corresponde al Estado resguardar y así lo establece la Constitución y la declaración de derechos humanos, debe tomar todas medidas para asegurar que esos derechos no sean vulnerados y hacerlo en igualdad de condiciones“, explicó.

“La convención es un espacio que el Estado debe garantizar que pueda funcionar con la mayor tranquilidad por la magnitud de la labor que están cumpliendo pero también se tiene que asegurar que este tipo de comportamientos no queden impunes y la sensación de impunidad con la que queda la ciudadanía es bastante grave porque pone en entredicho la propia institucionalidad del Estado cuando hay una libertad de expresar ese odio y ese racismo en estos espacios públicos“, agregó.

 





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