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Alberto Fernández ante una crisis institucional por ola de dimisiones de ministros

El presidente argentino decide cómo afrontar el vacío de poder provocado por las dimisiones masivas ordenadas por su vicepresidenta, Cristina Kirchner, en demanda de una reforma ministerial. La crisis institucional en la cima del poder en Argentina tiene un final incierto, amenazando la gobernabilidad del país.

RFI

  Jueves 16 de septiembre 2021 8:49 hrs. 
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Tras 11 dimisiones de ministros, presidentes de empresas estatales y jefes de organismos públicos, el presidente Alberto Fernández recibió el apoyo de los ministros que no dimitieron, de los gobernadores provinciales y de los sindicalistas. El respaldo pretende llenar el vacío de poder provocado por la disputa con su propia vicepresidenta, Cristina Kirchner.

“Todo mi apoyo a Alberto Fernández”, dijo la ministra de Seguridad Pública, Sabina Frederic. “Mi apoyo total e incondicional al presidente Alberto Fernández”, declaró el ministro de Transportes, Claudio Moroni.

Varias organizaciones sociales tienen previsto manifestarse el jueves para mostrar su respaldo al presidente, pero la fractura en el mando del país ya está expuesta.

La tensión la provoca la vicepresidenta, Cristina Kirchner, que exige cambios de ministros, empezando por el jefe de gabinete, Santiago Cafiero. El vicepresidente considera que sólo cambios significativos pueden permitir al gobierno dar una señal de cambio que revierta la dura derrota electoral en las primarias del domingo . Para el Presidente, los cambios sólo deberían llegar después de las elecciones legislativas del 14 de noviembre.

Para presionar, la vicepresidenta ha pedido dimisiones masivas. Uno a uno, seis ministros (Interior, Justicia, Medio Ambiente, Ciencia y Tecnología, Cultura y Desarrollo Territorial) y cinco secretarios de Estado, presidentes de empresas y directores de instituciones públicas han dimitido de sus cargos, abriendo una crisis institucional cuyo incierto desenlace amenaza la gobernabilidad del país.

“El presidente no puede resistirse a un cambio ministerial después de una derrota tan contundente. Sería un riesgo no cambiar a nadie. Sin embargo, si cambia ahora, mostrará debilidad y dará el poder a Cristina Kirchner. Si no cambia a nadie, fracturará la relación con su vicepresidente”, observa el analista político Rosendo Fraga.

Ultimatum

La primera dimisión se produjo en una carta que se dio a conocer simultáneamente al presidente y a la prensa. “Escuchando sus palabras del domingo por la noche, donde planteó la necesidad de interpretar el veredicto que ha expresado el pueblo argentino, he considerado que la mejor forma de colaborar con esta tarea es poniendo mi renuncia a su disposición”, escribió el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, en una carta dirigida a Alberto Fernández.

A pesar de ser vicepresidenta, Cristina Kirchner es la socia mayoritaria de la coalición gobernante y la que tiene el poder real dentro del gobierno.

“Un vicepresidente que provoca un vacío de poder intenta dar un golpe de Estado”, denunció Elisa Carrió, una de las líderes de la oposición, que pide al presidente que “resista para evitar un golpe y la radicalización que pretende Cristina Kirchner”.

“Con la orden de dimisión, Cristina Kirchner da un ultimátum al presidente para que cambie el equipo de gobierno como respuesta a las encuestas. Quiere imponer a sus referentes al frente del gobierno e influir aún más en el mando”, interpreta el analista político Lucas Romero, director de la consultora Synopsis.

La presión de las encuestas

El domingo, el gobierno sufrió una dura derrota en las elecciones primarias legislativas que tiende a ser irreversible. En la práctica, la magnitud de la derrota sepulta el objetivo oficialista de controlar el Congreso y se traduce en una desaprobación de la gestión del presidente Alberto Fernández, a mitad de su mandato.

“Estas elecciones de medio término son comparables a un plebiscito sobre la gestión del presidente Alberto Fernández y el resultado indica que la mayoría de la población desaprueba al gobierno. Debilitado en las encuestas, el presidente ya no puede resistir y se enfrenta a una crisis institucional de proporciones aún desconocidas”, dijo Romero.

Las elecciones primarias en Argentina son unas de las pocas en el mundo que son abiertas y obligatorias para toda la población. El voto se dirige a la persona que el votante desea ver como candidato, pero al hacerlo, el votante revela a quién votará en las elecciones generales del 14 de noviembre.

Medidas económicas

Como respuesta a la derrota, el Presidente está a favor de medidas económicas para recuperar el poder adquisitivo. El Gobierno prepara una batería de medidas para inyectar dinero en la economía mediante subidas del salario mínimo, de las pensiones y de los planes de asistencia social.

Sin embargo, debido a la falta de recursos financieros, el dinero provendría de más emisión monetaria sin respaldo financiero, alimentando una inflación anual que acumula el 51,4 por ciento, una de las razones de la derrota electoral del domingo.

“Todas estas son medidas populistas para un Estado con problemas de liquidez. El coste vendrá después de las elecciones de noviembre. Hasta ayer la pregunta era: ¿cómo llegará la economía a noviembre? Con esta crisis institucional, la pregunta ahora es: ¿cómo van a gobernar otros dos años? La situación económica es extremadamente delicada”, se pregunta el economista Roberto Cachanosky.

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