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Incertidumbre en Alemania tras elección cerrada para definir el sustituto de Merkel

Los socialdemócratas del SPD se impusieron el domingo 26 de septiembre con el 25,7% de los votos, justo por delante de la alianza conservadora CDU-CSU, con el 24,1%. Ambos partidos tienen la posibilidad de formar una coalición, pero necesitarán el apoyo de los Verdes y los Liberales.

RFI

  Lunes 27 de septiembre 2021 9:02 hrs. 
OlafScholz

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El empate anunciado en los últimos días se confirmó al final de la jornada electoral en Alemania. Este lunes 27 de septiembre por la mañana, el recuento oficial provisional anunciado por la comisión electoral da la victoria a los socialdemócratas del SPD con el 25,7% de los votos, Liderados por el ministro de Finanzas y vicecanciller saliente Olaf Scholz.

En segundo lugar quedó la alianza conservadora de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU), de Merkel, y su aliado bávaro, la CSU, encabezada por Armin Laschet, con 24,1%, el peor resultado en su historia de siete décadas.

Los dos grandes partidos han descartado la posibilidad de formar una coalición conjunta como en las anteriores elecciones y cada uno de los candidatos ha anunciado su voluntad de formar gobierno, dice nuestra corresponsal especial en Berlín, Oriane Verdier.

Los Verdes aparecen de terceros con 14,8%, seguidos del liberal FDP con 11,5% y el ultraderechista Alternativa para Alemania con 10,3%.

En Alemania no son los votantes los que eligen directamente al jefe de gobierno, sino los diputados, una vez formada la mayoría.

Como lo había indicado en los últimos días el candidato conservador Laschet, nada impide que el partido que quedó en segundo lugar intente formar una coalición. Y lo volvió a decir el domingo por la noche: “Haremos todo lo posible para formar un gobierno dirigido por la CDU-CSU”.

Por tanto, los dos partidos tendrán la oportunidad de mantenerse en el poder y formar una coalición, dice nuestro corresponsal en Berlín, Pascal Thibaut. En una votación marcada por la fragmentación del voto, cada uno de los dos bandos necesita encontrar otras dos formaciones para formar una coalición mayoritaria en la Cámara de Diputados.

En la sede del SPD, el domingo por la noche, los primeros sondeos fueron recibidos con un tímido aplauso que fue creciendo, informa nuestra enviada especial Anastasia Becchio. “Es un gran éxito y va a ser una noche larga”, dijo Scholz quien agregó estar seguro de que “muchos ciudadanos han elegido el SPD, porque quieren un cambio de gobierno y porque quieren que el próximo canciller se llame Olaf Scholz”. Los militantes y simpatizantes del SPD señalan que su partido ha recorrido un largo camino, con una subida de diez puntos desde la primavera. Sobre todo, esta puntuación es muy superior a la de las últimas elecciones legislativas de 2017, un 20,5%.

Para los democristianos, en cambio, se trata de un retroceso sin precedentes desde 1949, con nueve puntos menos que en 2017, lo que ya fue un nivel históricamente bajo para los conservadores. El secretario general del partido, Paul Ziemak, ha reconocido “amargas pérdidas”.

En una muestra de este declive, la circunscripción de Angela Merkel, en la que había sido elegida diputada desde 1990, cayó en manos del SPD.    Un descenso así de los conservadores ensombrecería, además, el fin del mandato de Merkel, quien pese a seguir siendo muy popular al término de cuatro legislaturas, parece haber sido incapaz de preparar su sucesión.

La caída de votos no ha impedido a Laschet expresar su voluntad de formar el próximo gobierno. Tanto Scholz como Laschet dicen que quieren que la futura coalición se forme antes de Navidad. “Un poco antes también estaría bien”, dijo Scholz, mientras que Laschet señaló que “Alemania tiene la presidencia del G7 en 2022”.

Para un país acostumbrado a la estabilidad política tras 16 años bajo el liderazgo firme de Merkel, los próximos meses se perfilan como un período tormentoso. Este proceso de definición del nuevo gobierno podría sumir a la primera economía europea en un largo periodo de parálisis política mientras duren las negociaciones entre partidos.

Tras las últimas elecciones, en 2017, se necesitaron más de seis meses para alcanzar un acuerdo y formar la actual gran coalición de conservadores y socialdemócratas.

Las negociaciones quizá retrasen la marcha efectiva de Merkel, de 67 años, que ha dedicado más de tres décadas a la política.

¿Quién tendrá la llave de gobierno?

Los Verdes, liderados por Annalena Baerbock, que durante un tiempo aparecían como favoritos, tienen suficiente apoyo para incidir en la definición del próximo gobierno.

Igualmente, los liberales del FDP recabaron suficiente apoyo para tener la llave del gobierno y convertirse en un actor ineludible para una futura coalición.

Por su parte, los ultraderechistas del AfD, cuya entrada en el Bundestag en las elecciones de 2017 fue muy comentada, confirmarían su permanencia en el tablero político de Alemania. Sin embargo, con entre el 10% y el 11% de los votos, este partido islamófobo debilitado por sus problemas internos, registraría un leve retroceso respecto a los anteriores comicios (12,6%).

Si la tendencia se confirma, Scholz podría estar en posición de suceder a Merkel y desencadenar el “cambio” que prometió al final de su campaña.

Los Verdes se reservan la posibilidad de aliarse tanto con el SPD como con la derecha, afirmando que lo que desean, por encima de todo, es promover su programa para luchar contra el cambio climático.

¿Batalla en la CDU?

Según un sondeo de YouGov , una mayoría de electores favorece a una coalición de centro izquierda, ecologistas y liberales. Y 43% de ellos estima que Olaf Scholz debe ser canciller.

La opción de una coalición puramente de izquierdas, en cambio, parece descartada, pues la izquierda radical de Die Linke alcanzó resultados demasiado bajos, según las estimaciones.

Tras una campaña caótica marcada por sus meteduras de pata, Laschet tendrá que mostrarse muy persuasivo. Su último traspiés: al depositar su voto, mostró la papeleta ante las cámaras, infringiendo la regla que marca que el voto debe ser secreto.

El fin de la era Merkel podría desembocar en una nueva guerra de jefes en la derecha alemana, donde el liderazgo de Laschet podría ser puesto en entredicho, ocho meses después de su elección.

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