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Imperdonable: En Yemen un niño muere cada 10 minutos

Así lo aseveró este martes en Ginebra el portavoz de la Unicef, James Elder, agregando que la guerra en ese país ha matado o mutilado a más de 10 mil niños desde marzo de 2015, cuando Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos se confabularon militarmente para aplastar a los rebeldes independentistas hutí.

Luis Hernán Schwaner

  Martes 19 de octubre 2021 15:56 hrs. 
Unicef Yemen

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Yemen, situado al sur de la península Arábiga, está rodeado por el golfo de Aden y el mar Rojo, aunque separado del Cuerno de África tan sólo por el estrecho de Bab el-Mandeb (26 kilómetros de ancho). Su territorio fue una de las cunas de la civilización y allí estuvo asentado el imperio de la mítica Reina de Saba, la amante del Rey Salomón.

Pero hoy, lamentablemente, su realidad es muy distinta porque, si antes de la guerra la República de Yemen ya era uno de los países más pobres del mundo, actualmente la vida de millones de seres humanos que lo habitan depende exclusivamente de la ayuda internacional que pueda brindarles la Organización de las Naciones Unidas y las Organizaciones No Gubernamentales con las que trabaja.

Los habitantes de Yemen no sólo están siendo víctimas de una guerra tan desproporcionada y cruel, sino que, además, Arabia Saudita, el país más rico del Golfo, ha sometido a una parte importante de su población a un inmisericorde boicot y bloqueo comercial, principal factor que ha elevado de modo exorbitante el precio de los alimentos provocando que millones de personas, incluyendo al menos a 400.000 niños que  sufren de malnutrición aguda. Todo ello en medio de la pandemia, los conflictos entre los Huthíes y Al-Islah, y la insurgencia de Al-Qaeda.

Como consecuencia anexa, unos cinco millones de yemeníes están a un paso de la hambruna, mientras unos 15 millones de seres humanos ni siquiera tienen acceso al agua potable para beber en un clima donde las temperaturas pueden llegar fácilmente a los 40 C°, o para cocinar lo poco que consiguen, mucho menos para sufragar sus necesidades de saneamiento básico o de elemental higiene personal, afirman las organizaciones humanitarias.

El caso es que ahora los niños sufren hambre no porque no haya alimentos, sino porque sus familias simplemente carecen de los medios para poder comprarlos, sostuvo el portavoz de la Unicef. Con el paso de los años la situación ha cambiado para peor en el país que controla el estratégico estrecho de Bab el-Mandeb y la agencia de Naciones Unidas dedicada a la defensa de la infancia podría tener que verse en la necesidad de reducir o interrumpir su asistencia a los niños yemenitas más vulnerables en caso de no recibir los 235 millones de dólares de presupuesto que requiere para continuar con sus actividades en Yemen… aunque esa cantidad sólo alcanzaría ¡hasta mediados de 2022!  Elder afirma que “aún si recibimos apoyo, la guerra debe terminar. Yemen es el lugar más difícil del mundo para un niño y, aunque parezca increíble, la situación sólo puede empeorar”, aseguró.

En tanto la coalición liderada por Arabia Saudí declaraba hace una semana haber abatido a más de 150 rebeldes -o “terroristas apoyados por Irán”, como les llama- en una operación aérea sobre la ciudad de Abidiya, al sur de Marib, estratégico punto en el mapa de la guerra del Yemen que permite controlar la riqueza petrolera de la región.

Por su parte el coordinador humanitario de Naciones Unidas para Yemen, David Gressly, afirmaba de regreso en Ginebra tras visitar el país, que unos veinte millones de sus habitantes, dos tercios de la población nacional, necesitan urgentemente de la ayuda humanitaria tras siete años de guerra civil, porque, afirmó, el país está “al borde de la hambruna”.

Gressly, nombrado para el cargo hace medio año, ofreció una conferencia de prensa para compartir sus impresiones sobre el conflicto al haber visitado las líneas del frente yemení y dijo que pudo comprobar que la economía yemení “está colapsada, con una reducción de los ingresos de alrededor del 50 por ciento, lo que contribuye a la catástrofe humanitaria”, denunció.

La situación es dramática porque “aquello que hacía funcionar al Yemen hace siete años ha dejado de existir” -recalcó el diplomático- y los hospitales, las escuelas y otras infraestructuras han quedado sencillamente destruidas, mientras las restricciones que genera el conflicto para un país que prácticamente tiene que importar toda su comida, encarecen aún más los alimentos, señaló, en una suerte de velada denuncia contra el bloqueo impuesto por el gendarme del Golfo, Arabia Saudita.

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