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Ad portas de la COP26: Los riesgos y esperanzas que se mantienen sobre el decisivo encuentro

A horas del inicio de la cita internacional, representantes de organizaciones medioambientales y analistas internacionales evalúan las condiciones en las que se desarrollará la reformulación de acuerdos que buscan reajustar la reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero.

María Luisa Cisternas

  Sábado 30 de octubre 2021 16:32 hrs. 
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Este domingo 31 de octubre arranca la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 que se extenderá hasta el viernes 12 de noviembre en Glaslow, Escocia. La instancia reunirá a las delegaciones de la mayoría de los gobiernos del mundo y, en algunos casos, a sus jefes de Estado. Del mismo modo, se espera que lleguen ejecutivos de grandes multinacionales, activistas y organizaciones no gubernamentales con la finalidad de discutir una estrategia común para paliar los efectos del cambio climático.

Una versión que se enmarca en la emergencia sanitaria del Covid-19 y en la alarma que acentuó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre el grave aumento de las temperaturas del planeta. Por este motivo, el gran objetivo de la convención es reformular las metas de reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero a modo que no superen los 1,5 grados Celsius en comparación con los niveles previos a la Revolución Industrial.

En eso, una de las tareas fundamentales será la detención de todos los proyectos a base de combustibles fósiles donde será decidora la voluntad que dispongan los lideres mundiales y el mundo empresarial.

Pero la esperanza va de la mano con la incredulidad en esta versión de la COP. La ONU ya advirtió sobre la poca ambición en las promesas de los Estados para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que se canalizan en las contribuciones determinadas a nivel nacional. En ese sentido, representantes de organizaciones medioambientales sostienen que ha habido una trayectoria de fracasos de la comunidad internacional en los proceso de negociación. 

Al respecto, el analista internacional Raul Sohr evalúo las condiciones actuales que podrían viabilizar algún consenso o fijar la reorientación de algunos acuerdos para efectos de subsanar la crisis climática en el mundo. En eso, el experto dudó sobre si esto vendrá a ser suficiente para frenar el deterioro medioambiental.

“Si vemos por ejemplo lo que ocurre en China con la crisis energética que están viviendo, han comenzado a activar sus plantas termoeléctricas carboneras, en Europa han aumentado el consumo de gas, entonces no se ven signos de sacrificio económico en la mayoría de los países que permitan tener un optimismo. De que se van a adoptar medidas, sí, pero hay que ver si esas medidas serán suficientes considerando el deterioro actual”, sostuvo.

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Raúl Sohr. 

No obstantes algunas ilusiones se mantienen sobre esta COP26, dado el retorno de Estados Unidos en sus alianzas tradicionales y particularmente en el acuerdo de Paris. Al respecto, Sohr sostuvo que “hay una relación de la noche al día con lo que era el gobierno de Trump, él se había retirado del acuerdo y Biden ha reincorporado a Estados Unidos y en su último presupuesto, el que está en estos momentos en debate en el Congreso, hay avances enormes, Estados Unidos piensa dedicar sumas enormes a combatir el calentamiento global, por lo tanto eso es una excelente noticia dentro de este contexto preocupante“.

La clave radica en redoblar los esfuerzos, sostuvo el director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) Lucio Cuenca en la primera edición de Radioanálisis, considerando que el acuerdo de Paris, sobre el cual se está trabajando en esta convención, no es suficiente para combatir la meta de no sobrepasar el 1,5 grados promedio al año 2050 ni tampoco para cumplir las metas intermedias de bajar en un 45 por ciento las emisiones de aquí al 2030.

“Porque en el proceso de negociación se cambió la lógica de establecer acuerdos que marquen exigencias a los países que más contaminan, los países industrializados, las grandes potencias, por una lógica en que cada país ofrece un compromiso a la convención que son las contribuciones determinadas nacionales. Cuando los organismos suman todos esos compromisos llegan a la conclusión que eso nos va a permitir elevar la temperatura a tres o más grados Celsius promedio en el mundo y esa es una catástrofe“, recalcó Cuenca.

Pero las decisiones que adopten los lideres mundiales se someterán al escrutinio de los movimientos sociales medioambientalistas, declaró el director nacional de Greenpeace, Matías Asún, recalcando que esta versión se enmarca en un año particularmente álgido en términos de movilizaciones en distintas latitudes del mundo. En ese sentido, consideró que se ha socializado una visión muy critica sobre el modelo extractivista.

“Estamos viendo en que la manera en que hemos entendido la economía y el desarrollo no es sostenible, se traduce en sacrificio, en vertederos afuera de las ciudades, en emergencias climáticas, en mala calidad del aire, en la pérdida de las condiciones de vida digna. Yo tengo la percepción de que hoy hay una pugna entre movimientos que defienden una vida digna y empresas cuyos modelos de negocios están fundamentalmente apalancados en subsidios para permitir endosarles sus consecuencias ambientales a otros sin hacerse cargo. Las salmoneras, las mineras, las forestales, las pesqueras, son todas un muy buen ejemplo de lo que estoy diciendo”, indicó.

Asimismo, el director de Greenpeace advirtió que en la búsqueda de las salidas de la crisis, se comienzan a exacerbar que se ha denominado como el maquillaje verde y las falsas soluciones sobre el calentamiento global.

“La idea de generar mercados de carbono que no son otra cosa que compra huevos ambientales. Va a empezar a pasar de manera progresiva: mineras que dicen que los glaciares van a desaparecer de todas maneras y por lo tanto instalarse sobre ellos no tiene consecuencias, empresas con nefastas consecuencias ambientales como muchas de las empresas salmoneras que invierten en medidas de mitigación del cambio climático de maquillaje, empresas de bebidas gaseosas responsables de la producción de plástico que hacen limpiezas de playa, situaciones como esa que no son más que maquillaje cosmético para adormecer la evidente tensión que hay hoy día con una sociedad civil y un conjunto de territorios cada vez más conscientes de los límites planetarios. Es la batalla ambiental más importante que estamos viviendo”. añadió Asún.

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Matías Asún.

A cinco días de que inicie la COP-26 el gobierno presentó la estrategia Climática a Largo Plazo. Un documento que se expondrá formalmente en la cita internacional y que se constituye por un total de 407 metas y acciones concretas que buscan lograr la carboneutralidad en Chile de aquí al 2050.

La meta considera a ese año alcanzar un 65% de la generación a carbón de la matriz nacional, sumar entre 10.000 a 15.000 hectáreas de humedales protegidos, establecer un ecoetiquetado de reciclaje obligatorio y dotar de planes de manejo, administración y fiscalización al 100% de las áreas marinas protegidas previo al 2020.

En algunos aspectos generales la estrategia busca que para la próxima década, un 80 % de la generación eléctrica provenga de fuentes renovables, que el 2040 se retiren o reconviertan la totalidad de las centrales a carbón y que el hidrogeno verde sea el 20 por ciento de la matriz de combustibles en el país.

Pero sobre los planteamientos que las naciones han levantado a modo de solución de la crisis, Cuenca reparó que se ha visto una oportunidad de profundizar el modelo y de seguir haciendo negocios a partir de las políticas de adaptación, generando diseños de transición de energías que finalmente profundiza el extractivismo. 

“Por ejemplo la electromovilidad como solución entre comillas para abordar las emisiones que genera la energía y el uso de los hidrocarburos fundamentalmente. Pero eso desconoce los impactos que genera producir más cobre o también explotar más litio y lo que eso significa para los salares y para las comunidades indígenas en el norte de Chile, entonces esta en pugna esa visión con una visión que viene de los movimientos sociales, de los movimientos ambientales que mayoritariamente desconfían del proceso de las COPs, desde los movimientos sociales se está empujando una transición con justicia, desde abajo desde los pueblos porque, imagínate, llevamos 26 COPs y estamos peor”, manifestó.

Es precisamente la presencia de los movimientos sociales lo que a juicio de Sohr, radica en una esperanza en el marco de la cita internacional, en la medida que “nada es más importante si queremos salvar nuestro planeta que los movimientos sociales, ellos son la vanguardia y el eje sobre el cual descansa toda posibilidad de cambio. Si no hay una ciudadanía movilizada por los temas ambientales simplemente vamos a terminar sin un planeta en el cual vivir”.

Finalmente, para el analista internacional, la salida de deterioro medioambiental está en clave de cambio paradigmático sobre el modelo de desarrollo actual por uno que no fomente el consumo a los niveles en que nos encontramos hoy.

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