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¿Tambores de guerra en los Balcanes?

Desde que el 28 de junio de 1914, en Sarajevo, capital de la entonces provincia de Bosnia y Herzegovina, el anarquista Gabrilo Princip asesinara a tiros al archiduque Francisco Fernando, príncipe heredero del Imperio austrohúngaro, y a su esposa la duquesa Sofía Chotek, la península de los Balcanes ha estado en el ojo del huracán histórico, significando para Europa los más sangrientos conflictos continentales de alcance mundial. Ello, rubricado 77 años después por la feroz Guerra de los Balcanes que, entre 1992 y 1995, significó la muerte de unas 130 mil personas, miles de mujeres violadas, atroces crímenes contra la Humanidad y la mitad de su población refugiada o desplazada. Pero sin ningún vencedor claro.

Luis Hernán Schwaner

  Jueves 4 de noviembre 2021 17:05 hrs. 
gralclaudiograziano

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Cuando el Presidente del Comité Militar de la Unión Europea, el teniente general italiano Claudio Graziano, visitó oficialmente Bosnia la semana pasada, el mensaje era claro: Bruselas no tolerará alteraciones que conduzcan a la desintegración de este complicado país. El máximo funcionario militar de la UE tenía por misión expresar su apoyo a las fuerzas armadas bosnias unificadas, después de que el líder de la parte serbia de Bosnia, Milorad Dodik, amenazara con retirar a sus hombres para formar un ejército propio, exclusivamente serbio, como primer paso para la desunificación del sufrido país.

Poco antes, el Alto Representante de la Naciones Unidas para Bosnia, Christian Schmidt, había enviado un informe al Consejo de Seguridad que alertaba que, de producirse la escisión del ejército sería necesario reforzar las misiones de paz que aún están allí. Ello representaría, aseguraba, la “mayor amenaza” para la supervivencia de una nación que, como Bosnia, emergió tan sólo 26 años atrás de la peor guerra de los últimos tiempos.

La parálisis institucional en Bosnia comenzó hace tres meses debido al boicot serbio que se inició sopretexto de que el Alto Representante de la ONU había aceptado las enmiendas al Código Penal que incluye la prohibición de negar que los serbios cometieron actos de genocidio contra los bosnios durante la mencionada guerra.

La existencia, al menos teórica, de unas fuerzas armadas conjuntas que incorporan contingentes serbios, croatas y bosnios después que en los 90 esas comunidades estuvieran en guerra unas contra otras, se considera el mayor logro de los acuerdos de paz alcanzados de Dayton (Ohio, 1995). Aquello fue refrendado entonces por  Croacia, Yugoslavia y Bosnia-Herzegovina, acuerdo que supuso el fin de la sangrienta contienda que tuvo lugar entre 1991 y 1995, durante el proceso de desmembramiento de la antigua República Federativa Socialista de Yugoslavia, que englobaba dichos territorios desde el fin de la Segunda Guerra Mundial bajo la férrea mano del extinto  Jozep Brosz, Tito.

El Acuerdo de Dayton determinó que Bosnia sería dividida en dos regiones autónomas, la República Serbia y la Federación de Croatas y Bosnios, unidas por un gobierno central. Pero en la práctica, la debilidad de ese Ejecutivo ha necesitado el apoyo permanente de la UE y de EE.UU. para lograr una mediana funcionalidad. No obstante, el actual líder de los serbios de Bosnia, Milorad Dodik, apoyado por Rusia, amenaza con declarar que sus soldados solo pertenecen a la llamada República Srpska, la región poblada únicamente por serbios.

El plan de Dodik es ir retirando a la República Srpska de todas las instituciones estatales bosnias y formar unas propias, en una desvinculación progresiva que interpreta, según ha afirmado, como el retorno al espíritu original de los Acuerdos de Dayton.

Por ello resultó muy significativo que el funcionario militar de más alto rango de la Unión Europea viajara a Sarajevo para dejar en claro que era portador de “un mensaje de los 27” en apoyo de las instituciones bosnias. Lo declaró junto al general bosnio Senad Masovic, jefe del cuartel general conjunto. Éste, a su vez, recordó que según la ley de Defensa, las fuerzas armadas federales son la única organización militar legal y legítima en todo el territorio de Bosnia, por lo que cualquier otra fuerza armada sería considerada como una organización paramilitar y se le perseguiría como tal.

La UE y la OTAN tienen todavía misiones militares de paz en Bosnia con un carácter casi simbólico, pero la evidencia de una situación altamente explosiva y sinuosa es que esas tropas no han podido ser retiradas de los Balcanes porque la amenaza de que el conflicto rebrote no ha desaparecido. Ahora, el Consejo de Seguridad de la ONU debe renovar el mandato de esas misiones militares de paz, pero en su seno, Rusia y China adelantaron que lo vetarían.

Durante  su visita Christian Schmidt también habló ante el Parlamento bosnio, afirmando que es inaceptable deshacer los logros de los últimos 26 años. En tono sombrío agregó que, con el desmembramiento unilateral de las instituciones estatales por parte de los serbios, Bosnia se enfrenta hoy a “la mayor amenaza a su propia existencia en el período de posguerra”.

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