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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Reconocer la humanidad de las personas migrantes

Columna de opinión por Sofía Larraguibel Torres y Florencia Moral Araneda
Martes 14 de diciembre 2021 17:58 hrs.


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Este año se cumple el vigésimo aniversario de la proclamación del Día Internacional de la Persona Migrante, celebrado todos los 18 de diciembre desde 2001. Con la llegada de esta fecha, nos toca reflexionar acerca de todo lo acontecido en materia migratoria durante el año en nuestro país, analizando tanto los  avances como los  retrocesos. En este sentido, el año 2021 trajo cambios vertiginosos para Chile, como la aprobación de la primera Ley de Migraciones elaborada en democracia, la cual  reitera el catálogo de derechos y protecciones con el que ya contaban las personas migrantes. A pesar de la promulgación de dicha ley, vimos con asombro cómo las políticas migratorias se recrudecieron, militarizando la frontera en el norte e incluso transmitiendo por televisión abierta las expulsiones realizadas; más aún, se suscitaron trágicos episodios de discriminación, como los violentos hechos acontecidos en Iquique.

Foto de Florencia

Florencia Moral Araneda

Desde Amnistía Internacional hemos sostenido la necesidad de que el Estado respete la dignidad humana de las personas migrantes, de la misma manera que debe hacerlo con las personas chilenas. Hoy, volvemos a afirmarlo con igual e incluso más fuerza que ayer: las y los migrantes tienen un valor intrínseco por el sólo hecho de ser personas, no por su potencial productivo ni su aporte cultural al país. Los países ciertamente tienen el legítimo derecho a controlar sus fronteras, pero ello no debe interponerse al respeto de los derechos de las personas migrantes. Los Estados deben garantizar el derecho a migrar sin caer en discriminaciones arbitrarias: este es un límite imperativo que tienen los gobiernos en su actuar y que se origina no sólo en la Constitución, sino en el robusto cuerpo de tratados internacionales de Derechos Humanos que Chile ha ratificado y se encuentran vigentes.

La migración ha sido un tema incómodo en la política pública chilena en los últimos años, se ha enfrentado como un trámite, priorizando sólo su valor como capital humano. Estas visiones utilitaristas, que parecen deslizar que el migrante sólo es aporte en tanto mano de obra, de talento deportivo o de aporte a la diversidad cultural y al fenotipo nacional, terminan relativizando la integridad humana del migrante y los derechos que ella conlleva.

Por esta razón, la política migratoria que el país adopte a futuro debe ser integral, teniendo al migrante como protagonista de la misma, dejando todo discurso xenofóbico, aporofóbico, discriminador y criminalizador hacia las personas extranjeras, y convertir los Derechos Humanos en la piedra angular de nuestra sociedad.

FOTO DE SOFÍA Larraguibel

Sofía Larraguibel Torres

Hoy, de cara a las elecciones presidenciales, es importante que desde la ciudadanía nos hagamos parte de la construcción del rol y la responsabilidad que asumirá el próximo gobierno respecto a este tema y qué decisiones harán que mañana podamos ser un Chile que celebra una visión comunitaria de desarrollo humano más allá de sus fronteras, un Chile que construye puentes y que valora las raíces que nos conectan como seres humanos. O por el contrario, un país que profundiza nuestras divisiones, no valora nuestras diferencias y rechaza arbitrariamente a quienes llegan por el norte, el altiplano y el desierto.

 Los puentes que podemos tender deben estar en todas partes. En nuestras casas, barrios, ciudades y regiones, porque el Chile que se nos invitó a construir desde octubre de 2019, se hace mirándonos más allá de nuestro color de piel, nuestro origen, el idioma que nuestras familias nos enseñaron, y la cantidad de dinero que ganamos mes a mes. Hoy, debemos mirarnos el uno al otro como personas iguales en dignidad y derechos. Entre esas personas se incluyen a todas quienes habitan el territorio nacional, porque nadie sobra en nuestro país. Tenemos los mismos dolores, sueños y ganas de vivir en tranquilidad, es por ello que cientos de miles de personas han elegido esta larga franja de tierra al fin del mundo para continuar su vida, al igual que quienes nacimos aquí.  

No existen personas deseadas o indeseadas, inferiores ni superiores, así como tampoco existen ilegales. Este 18 de diciembre, es crucial seguir construyendo un Chile más inclusivo y respetuoso de la diversidad, que se enorgullezca de los millones de personas que integran este territorio, y podamos proteger los derechos y libertades de todos y todas.

Las autoras son activistas del Equipo de Migración y Refugio de Amnistía Chile.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.