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Año XVI, 29 de marzo de 2024


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Escuelita Rebelde Chepuja, una experiencia de Educación y Amor

Columna de opinión por Cristhian Campos Marín
Viernes 7 de enero 2022 13:58 hrs.


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“Mientras enseño continúo buscan, indagando. Enseño porque busco, porque indagué, porque indago y me indagó. Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar”. Paulo Freire

En junio del 2020 se iniciaba el trabajo de la Escuelita Rebelde Chepuja en el campamento Altamira,  un asentamiento formado semanas antes en los sectores altos de la ciudad de Antofagasta, en pleno desarrollo de las cuarentenas y la perdida de muchas fuentes laborales, en esas primeras visitas surge la idea de instalar un punto de lectura al costado de la olla común que estaba funcionando como muchas otras en esos días en la ciudad,  este primer punto se va implementando con aportes de diferentes integrantes del Club de Lectura Rebelde; sin embargo en el contacto con los niños comienza a surgir la problemática educacional, muchos de ellos habían llegado recientemente desde Bolivia o Venezuela y por tanto no tenían colegio o los que estaban inscritos tenían muchas dificultades, pues las clases se estaban impartiendo de manera on line, siendo la falta de conectividad o la ausencia de dispositivos (Tablet, smartphones o computadores) uno de los principales problemas. A partir de lo anterior se comienza a implementar una campaña a la comunidad y a grupos de amigos que permite reunir los dispositivos para los estudiantes. Sin embargo, la problemática educacional persiste fundamentalmente asociada a la necesidad de escolarización y apoyo emocional a los niños, esto va llevando a convertir el punto de lectura en un punto de apoyo escolar permanente con la idea de reforzar las clases que estaban recibiendo de manera on line, sin embargo, es evidente que eso no es suficiente, pues la información que se logra captar en las clases on line es muy poca, no tienen los espacios adecuados para desarrollar las clases, ni los apoyos familiares que permitan complementar lo recibido; así también varios jóvenes del campamento permanecen fuera del sistema escolar, por lo que en tiempos de pandemia la posibilidad de deserción escolar es alta.

Lentamente va naciendo una estructura escolar mas formal de apoyo con temáticas específicas para trabajar con los estudiantes, profesores de diferentes asignaturas (matemáticas, lenguaje, historia, ciencias) y organización del tiempo en pequeños módulos rotativos; división de los estudiantes de acuerdo a su edad y nivel durante todos los domingos en las mañanas. A lo anterior, también se suma un desayuno adecuado antes de iniciar las clases, pues la gran mayoría de nuestros niños llegaba sin comer nada a las clases; una de las grandes dificultades son los espacios que permitan a los niños y sus profesores trabajar en un lugar limpio y mas cómodo, por lo que luego de muchas gestiones, apoyos y ayudas nace un espacio propio dentro del campamento, como una especie de sala con colores y material escolar que sea de uso exclusivo para los niños, esto se inaugura el 12 de septiembre del 2021.

Es evidente la ausencia en Chile de una política educativa de atención a migrantes, esta ausencia nos interpela y abre una doble posibilidad: por un lado, de poner en valor las experiencias de centros educativos o experiencias fuera del sistema que escolarizan a migrantes y por otra, constituye una posibilidad de actuación del docente como un intelectual capaz de pensar y diseñar con otros respuestas educativas contextualizadas a la diversidad cultural propia de su desempeño construyendo su actuar no solo a un rol técnico que aplica la política educativa gubernamental, sino más bien desde una profesionalidad docente encaminada al desarrollo de una educación intercultural crítica. En este sentido la experiencia de la Escuelita Rebelde Chepuja en el Campamento Altamira ha sido en base a ensayo y error y en consideracion de las necesidades de los niños y sus familias. Por lo que hemos articulado el trabajo en tres ejes fundamentales; un primer eje centrado en el Inicio a la Escolarización, pues el proceso educativo se estructura a traves de ciertos momentos que casi se convierten en rito dentro de la cultura escolar: recibir instrucciones, seguirlas, momentos de trabajo y recreo, cambio de actividad y inicio de otra asignatura. En este sentido el trabajo con las niñas/os más pequeños ha estado enfocado al respeto y la estructuración en esos momentos con enfasis en la iniciación a la lectura, la escritura y las matemáticas. Esto es especialmente importante pues los niños más pequeños han tenido un proceso de ingreso a la educacion formal inexistente o muy intermitente desde sus paises de origen. El trabajo con los estudiantes más grandes es decir entre los 9 a los 14 años se ha articulado en base a la metodología de un aula multigrado, que se caracteriza porque en el proceso de enseñanza y aprendizaje interactúan distintos niveles educativos entre sí. Esto genera que la enseñanza se desarrolle en un ambiente particular y en directa relación entre el profesor y sus estudiantes, constituyendo experiencias de aprendizaje únicas. Pero a la vez, implica una colaboración directa entre pares, independientemente del nivel escolar y el rango etario, puesto que los estudiantes al compartir el mismo espacio educativo están en constante interacción. Es decir, se aborda una temática específica y varía el grado de profundidad en función del nivel del estudiante. A lo largo de la mañana van rotando los temas de las asignaturas en función de los profesores. El tercer eje es de Reforzamiento Escolar, esta fue la matriz inicial del trabajo de la Escuelita Rebelde Chepuja y constituye un trabajo personalizado con los estudiantes en función de las asignaciones que tengan desde su colegio o las evaluaciones que deban preparar para la siguiente semana. Muchas veces incorpora un contacto con los profesores en la semana para reforzar contenidos o aclarar dudas respecto de las clases recibidas en su establecimiento. Tal como mencionaba al inicio, esta forma de trabajo se ha ido construyendo con la práctica y a traves del ensayo error, pues si bien los profesores tienen una basta experiencia en aula, los conocimientos disciplinarios y la propia formación docente no entrega respuestas para enfrentar los nuevos escenarios educativos, lo que nos ha exigido un radio de actuación que sobrepasa el aula y hemos tenido que revisar y adaptar nuestras prácticas para vincularnos con nuestros estudiantes. Hasta el día de hoy son parte de nuestra escuela aproximadamente 70 estudiantes desde los cuatro a los dieciocho años, siendo parte de sus vidas y ellos parte de la nuestra.

Cristhian Campos Marín
Profesor de Historia
Escuelita Rebelde Chepuja

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.