Alberto Mayol: "Sebastián Piñera es un destructor extraordinario de los ritos"

El sociólogo y analista político entregó detalles de su último libro "Piñera Porno: Clímax y Caída de la Obscenidad Neoliberal" y repasó el rol del actual mandatario dentro de los últimos acontecimientos nacionales y "la destrucción" de la derecha.

El sociólogo y analista político entregó detalles de su último libro "Piñera Porno: Clímax y Caída de la Obscenidad Neoliberal" y repasó el rol del actual mandatario dentro de los últimos acontecimientos nacionales y "la destrucción" de la derecha.

En conversación con la primera edición de Radioanálisis, el sociólogo y analista político Alberto Mayol, entregó detalles sobre su último libro “Piñera Porno: Clímax y Caída de Obscenidad Neoliberal”, que trata sobre una reflexión respecto a la decadencia política del país, representada en la figura del actual Presidente de la República.

Consultado por el director de Radio Universidad de Chile, Patricio López, sobre el contraste del título y la solemnidad que implica el cargo de Jefe de Estado, Mayol expresó que “originalmente, la idea fue proyectar y ampliar el sentido de un concepto de pornografía que usara en algunos de sus libros Byung Chul Han respecto a las sociedades de la transparencia, donde en lo que lo único que vale es aquello está positivamente frente a nosotros, aquello que es visible, que no admite ningún juicio de duda respecto a su existencia”.

En ese sentido, profundizó que “vivimos en una sociedad donde todo es mostrable y cualquier razonamiento que tenga alguna clase de misterio, oscuridad, nos parece obsceno, cuando es al revés. No hay nada más obsceno que quedarse simplemente en el objeto y no comprender todo lo que lo rodea. La política se ha convertido en algo muy pornográfico, en el sentido que el espectáculo lo es todo”.

A modo de ejemplo, el sociólogo vinculó el rol de la diputada humanista Pamela Jiles con los proyectos de retiro del 10% de los fondos de pensiones, apuntando haberse quedado con las iniciativas “como política pública, haciendo una jugada de espectáculo y no haciendo el proyecto. El proyecto original era de Jaime Mulet (FRVS)”.

En ese contexto, Mayol sostuvo que “los símbolos, a mi juicio, de lo pornográfico en nuestra sociedad es el neoliberalismo y es Sebastián Piñera (…) que en cada una de sus acciones es un destructor extraordinario de los ritos y es un tipo que agarra la cámara y hace ‘zoom’ sobre lo único importante, que es lo mismo que hace la pornografía, y se queda allí sin necesidad de que veamos nada más”.

Asimismo, señaló que “la gracia es justamente entender por qué un personaje como Sebastián Piñera puede destruir a la derecha (…) La derecha logra llegar al Gobierno dos veces de la mano de alguien que tiene que administrar su poder. El poder de la derecha no es solo del ‘chicago-gremialismo’, sino que también lo es de la oligarquía terrateniente anterior. Es el poder, como decía Jaime Guzmán, del hispanismo en Chile. Sebastián Piñera hizo lo que habría deseado cualquier persona de izquierda lograr como Presidente de la República: romper esa tradición. Hoy día vamos a tener una Constitución que pase lo que pase no va a ser hispanista, no va a ser ‘portaliana’”.

“Entonces, eso que logró Sebastián Piñera no lo ha logrado nadie, pero lo logró sin quererlo por supuesto justamente porque él fue capaz de destruir el basamento sobre el cual se sustentaba todo el poder de la derecha, que era metafísico y ritual”, detalló.

Sobre las circunstancias políticas que llevaron a este escenario, Mayol realizó un paralelo de la explosión del malestar social, invisible hasta ese entonces por la derecha, con la materia oscura en el universo, donde “solo se ven los efectos, pero no el objeto”. Así, recordó, por ejemplo, la crisis de 2011 y el surgimiento de movimientos como el “NO+AFP”, como respuestas a este descontento de la población.

Para el sociólogo “finalmente es una derecha que es incapaz, está ciega, de toda capacidad de comprender la metafísica que hay en la conducta humana, de la costumbre de los seres humanos respecto de un país donde estamos en disrupción permanentemente y que fueron ocupando todas las herramientas para apuntalar lo poco que les quedaba y fueron destruyendo las instituciones fundamentalmente. Entonces, todo quedo mucho peor desde su propio interés”.

Respecto de la lectura que le dio la ciudadanía para elegir en dos ocasiones al actual mandatario, el analista consideró que “la demanda política es siempre una necesidad. La gente normal no anda demandando cosas complejas, sino la solución de los problemas que tiene y la política agarraba entonces ese conjunto de elementos que aparecían testimoniados en focus group, encuestas y veía con cuáles podía hacer agenda política, sin armar demasiado lío, y cuáles podía abordar no en el sentido de los resultados propiamente tal, sino al menos comunicacionalmente. Eso es parte de la enfermedad”.

“Tú dices, por ejemplo, el endeudamiento. Yo como político no puedo hacer nada a menos que me meta con los bancos. Vamos a otra cosa. Las encuestas no ponen endeudamiento, ponen delincuencia, salud, educación. En delincuencia pones patrullas y aumenta la sensación de seguridad y, por tanto, mejoras tu rendimiento independiente que no esté pasando mucho en términos sustantivos. La política se convirtió también en gestión de tus propias condiciones de capacidad de construir agenda política y de tus propias capacidades de parecer que resuelves agenda política”, detalló.

Por tanto, para Alberto Mayol “como esa fue la política, evidentemente, no tenía la capacidad de hacer una oferta. Por ejemplo, ahora le están diciendo a Gabriel Boric ‘no genere expectativa’. Lo único que un Gobierno con legitimidad debe hacer es generar expectativa, porque él tiene legitimidad, tiene una cosa que no existe en el sistema. Las expectativas son un problema cuando tú vives en un ambiente sin legitimidad y eso es falta de oferta política, es mediocre y termina en el gerenciamiento y por eso la gente elige al que parece mejor gerente”.

Finalmente, sobre la elección del presidente electo de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, y la suerte de “luna de miel” en torno a su figura y simbolismo, apuntó a dos factores relativos a la privación y trauma respecto a la ritualidad anterior, señalando el escándalo político durante la administración de Michelle Bachelet con el caso Caval  y el momento histórico en que el debate interno está entre el miedo y la esperanza”, siendo por este último concepto por el que se inclinó la ciudadanía.

“Ahí se liberó el escenario y entonces la gente dice ‘hay que disfrutar de esta ritualidad’. Por supuesto tienes un riesgo, que es quedarse en la ritualidad y tener un Gobierno que sea justo todo lo contrario de Piñera. Debe tener la capacidad de construir políticas públicas, ser eficaz en su actuar. Entonces, el rito tiene que estar acompañado de la eficacia política”.





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