La primera sesión de emergencia de la Asamblea General de la ONU en décadas arrancó con un minuto de silencio solemne y con una llamada al cese de las hostilidades y un regreso completo a la diplomacia. Los países occidentales se añadieron a Ucrania en la petición a la comunidad internacional para que apoye un proyecto de resolución en este sentido, que condene la invasión rusa y llame a un alto al fuego inmediato.
Una petición que bebe de la idea que la crisis ucraniana representa una amenaza existencial al principio de legalidad internacional consagrado en la carta fundacional de la ONU, escrita en 1945.
“Crímenes contra la humanidad”
”Rusia está atacando hospitales y ambulancias. Estas no son las acciones de un Estado con preocupaciones legítimas de seguridad. Estas son las acciones de un Estado decidido a matar civiles. No hay debate. Se trata de crímenes contra la humanidad”, dijo Sergiy Kyslytsya, el embajador ucraniano ante el organismo.
El representante ruso negó la acusación y acusó a Ucrania de situar a civiles en primera línea de combate como un modo injustificado de defensa.
“El precio de la inacción”
“El uso de la fuerza y la coacción para cambiar las fronteras no tiene cabida en el siglo 21”, lamentó Olof Skoog, embajador de la Unión Europea en Nueva York. “Nos encontramos en un momento crucial e histórico: con demasiada frecuencia en el pasado, la comunidad internacional ha estado ciega o ha sido demasiado lenta para actuar ante las tragedias que se han producido. Generaciones enteras han pagado, y siguen pagando, el precio de la inacción. No podemos volver a cometer el mismo error. Debemos actuar”, añadió.
Se espera que los 193 miembros voten esta semana un texto que deplore la agresión de Rusia contra Ucrania y condene su decisión de utilizar su arsenal nuclear. Ayer, los países africanos y latinoamericanos se unieron en masa a Occidente. El mundo árabe se mantiene en un segundo plano y China se distancia.