“La Constitución del ’80 está manchada de sangre”, subrayó el abogado de derechos humanos y convencional Roberto Celedón al comentar la actitud indecisa e incluso en contra de la propuesta de nueva carta magna que dará a conocer oficialmente el lunes la Convención Constituyente de algunos sectores de la Democracia Cristiana.
En entrevista con la primera edición de Radioanálisis de Radio Universidad de Chile junto al director de nuestra emisora, Patricio López, el jurista fue crítico de quienes en la DC prefieren olvidar la historia y mantener la actual normativa instalada por la dictadura.
“La Constitución del ’80 está manchada de sangre de nuestro país y entre ellos de quien se levantó como el principal opositor a la Constitución del ’80, que se dirigió a Chile respaldado por todas las fuerzas democráticas: el expresidente Eduardo Frei Montalva”, destacó Celedón.
Por eso, precisó que “aquellos que se dicen o se dijeron demócratas cristianos o freístas y que se declaran hoy día neutrales y qué sé yo, agravian la memoria de un gran presidente de Chile”.
Respecto de las voces que aseguran que la actual Constitución tuvo cambios que permitieron “democratizarla”, Celedón indicó que nunca fueron al fondo del sistema político, económico, social y cultural que quedó instalado en el país por el régimen que encabezó Augusto Pinochet junto a decenas de civiles, muchos de ellos militantes actuales de los partidos de la derecha chilena.
“Nunca se afectó la estructura fundamental. Aquí el ’89 gracias al triunfo del No (en el plebiscito de 1988), se eliminó el artículo octavo que excluía a todos los sectores de izquierda del sistema político ideado por esa constitución, pero siguió con toda la ideología del enemigo interno. Se mantuvo hasta (Ricardo) Lagos el 2005 la institución de los senadores designados, por ejemplo”, rememoró el penalista.
A eso agregó que la reforma hecha a la Constitución durante el gobierno de Lagos, “fue básicamente sobre el tema de los senadores designados y sobre el tema del Tribunal Constitucional. Estas modificaciones son completamente marginales, nunca afectaron la esencia del modelo neoliberal que nos instalaron a la fuerza”.
Entre los temas que se han mantenido inalterables desde 1980 a la fecha, Celedón comentó que “el Estado subsidiario no es tocado en ningún aspecto por las reformas del 2005 que es la Ley 20.050; no tocaron absolutamente nada de los derechos sociales y económicos, el artículo referido a los derechos a protección a la salud, a la educación, a la libertad de enseñanza, a la libertad de trabajo, a la seguridad social, al derecho a la sindicalización, no fueron tocados nunca por esta reforma de Lagos”.
Para Celedón, no existe posibilidad de enfrentar a la constitución hoy vigente en el país y la que se va a proponer para ser plebiscitada el próximo 4 de septiembre.
“No hay punto de comparación. Esta ha sido infinitamente superior en todo. Es una constitución que es un aporte al constitucionalismo moderno extraordinario. Y parte con una afirmación: Chile es un Estado social y democrático de derechos. Esto reivindica, es la definición clásica para poner a las personas y a las necesidades y derechos básicos de las personas en el centro del Estado, el derecho a la educación, a la seguridad social, de los trabajadores, sindicales, de negociación colectiva, el derecho a la salud”.
Por otra parte subrayó que “es una constitución en que dice que el fundamento del Estado son los derechos humanos y eso debe orientar toda su actividad. Todos los recursos del Estado deben estar orientados a cumplir con los objetivos que se señalan como derechos fundamentales.
Celedón recordó lo planteado por un constitucionalista español que señaló que “los ojos de muchos pueblos, más de lo que ustedes podrían imaginar, están atentos a lo que pasa en Chile con la entrega del proyecto y con el plebiscito de salida”.
Para el jurista “Chile va a ser un ejemplo, porque es la constitución más moderna. Es la primera constitución que trata sobre temas de la crisis climática a nivel mundial, sobre los derechos de la naturaleza. Es una constitución perfectible pero extraordinariamente buena”.
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