Pocas horas restan para que la Convención Constitucional se disuelva oficialmente, una vez que ésta haga entrega de la nueva Constitución al Presidente Gabriel Boric este lunes.
Tras la realización del último pleno el pasado 28 de junio, el texto constitucional constará de cerca de 388 artículos, siendo el primero de ellos el que establece que Chile es “un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico”.
Además, contará por primera vez con un preámbulo, de manera que la nueva Carta Fundamental abrirá de la siguiente forma: “Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático”.
En conversación con Radio Universidad de Chile, la convencional del Partido Comunista y exintegrante de la comisión de Armonización, Bárbara Sepúlveda, realizó un positivo balance del proceso, destacando que “creo que lo más importante es el resultado, es decir, el texto que se le entrega a la ciudadanía ofrece respuestas hoy día a las grandes demandas sociales que nos llevó a una crisis política y da herramientas también a los poderes políticos para dar soluciones a estos problemas en el futuro, sea cual sea la tendencia o el gobierno que esté en ese momento”.
En esa línea, consideró que “hemos tenido un proceso que, incluso, en algún momento se pensó no se iba a lograr en un tiempo en que evidentemente para un proceso constituyente es un récord, pero aún así estuvimos a la altura, cumplimos con los plazos y por supuesto que dentro de todos los altos y bajos que puede tener cualquier proceso político, especialmente con tantas personas participando por primera vez en política, a mi juicio este ha sido un proceso satisfactorio que responde a sus principales objetivos, que implica darle a Chile una oportunidad de hacer las cosas distintas”.
Asimismo, la representante por el Distrito 9 sostuvo que una vez concluida la labor de la Convención “tenemos que volver a nuestros trabajos, a hacer las labores que siempre realizamos, pero por supuesto que eso hay que tratar de combinarlo también con poner en conocimiento y aclarar las dudas que la ciudadanía tiene sobre un texto tremendamente complejo, una Constitución no es un texto sencillo, pero además cubre muchas aristas y, por lo tanto, hay cosas que explicar muy bien para que pueda ser entendido por cualquier persona”.
“Sabemos que no todo el mundo va tener el tiempo de leerlo completamente, pero por eso creo que los convencionales tenemos un rol importante que cumplir en esa área”, señaló.
Por otra parte, comentó que de cara al plebiscito de salida del 4 de septiembre, “es evidente que lo que va a terminar hablando es el texto por sí mismo. El proceso constituyente se acaba, el rol de los convencionales se termina, pero el texto es el que debe darle a la ciudadanía las luces sobre cómo votar en el plebiscito. Obviamente el gobierno tiene un rol que cumplir, el Congreso también, pero la ciudadanía debe informarse a través del texto porque es allí donde están las respuestas a sus dudas”.
“En ese sentido, los convencionales podemos facilitar cierta información, pero por cierto que esto no es mi palabra contra la de alguien. Aquí se trata de un texto constitucional y el tiempo de los debates ya se terminó. Ahora a la ciudadanía le toca debatir con su familia, con sus amistades, en el trabajo para dar cuenta de un texto que debería regirnos por muchas décadas más”, dijo.
Respecto de los cuestionamientos que se han levantado a propósito de los invitados de los convencionales que acudirán a la ceremonia de entrega, entre ellos Daniel Jadue, Fabiola Campillai, Gustavo Gatica y Víctor Chanfreau (este último declinó asistir), expresó que “creo que no podemos centrar en una crítica respecto a las decisiones que tomen los convencionales en la libertad que tienen para invitar a quien consideren justo o necesario o con quienes quieran compartir ese momento”.
Asimismo, apuntó que “es una ceremonia en la cual la Mesa ya entregó sus invitados oficiales y en el caso de los constituyentes ellos tenían dos invitaciones personales para que entregaran a quien quisieran. Podrían haber invitado a miembros de su familia, a personas con quienes trabajaron. Creo que no le corresponde a ningún otro constituyente ni tampoco a la Mesa Directiva juzgar las preferencias personales que puedan tener distintos convencionales sobre quiénes son sus invitados para ese día”.
Mientras que sobre los dichos del convencional de Vamos por Chile, Hernán Larraín, quien acusó a la Mesa Directiva de la Convención de cambiar el concepto de una norma relativa al consentimiento de los pueblos originarios, manifestó que “ese es un ejemplo de la típica polémica artificial que ha levantado la derecha durante todo el proceso constituyente, especialmente siendo parte él de la Mesa Directiva y habiendo votado además en varias modificaciones que eran necesarias para poder entregar un texto coherente”.
“A mí me parece, además, que habla también de la mezquindad y de la pequeñez con que se observa en la conducta de varios convencionales de la derecha. Lamentablemente, han insistido en tratar de enlodar el quehacer de la Convención y, en particular, de la Mesa Directiva. Quiero aclarar a toda la ciudadanía que no hubo una modificación de texto que, de hecho, dentro de las atribuciones de la Mesa al final, habiéndose disuelto la comisión de Armonización, la revisión para entregar un texto coherente es parte de esas atribuciones. Lo único que fue modificado fue la referencia a los pueblos indígenas como se hacía en el resto del texto constitucional”, explicó.
Con todo, la convencional Bárbara Sepúlveda enfatizó que “en los meses que quedan, tenemos que apuntar a las razones que nos llevan a pensar en que el Apruebo tiene que triunfar el 4 de septiembre. Creo que esa es la oportunidad que tenemos como chilenos y chilenas de poder hacer las cosas de manera distinta. Durante décadas se quisieron hacer cambios, hubo presidentes y presidentas de la República que quisieron hacer cambios y que chocaron contra una pared que fue la inconstitucionalidad, la cual nos mantuvo la Constitución del ’80 y que evidentemente no podemos volver a tener”.