Mujeres supervivientes de cáncer de mama buscan apoyo para participar en campeonato de remo en Brasil

30 mujeres que han logrado vencer el cáncer de mamas o que están actualmente en tratamiento contra la enfermedad integran “Fortale_senos_Chile”, equipo de remadoras que practica la disciplina en el Parque Carén de la Universidad de Chile.

30 mujeres que han logrado vencer el cáncer de mamas o que están actualmente en tratamiento contra la enfermedad integran “Fortale_senos_Chile”, equipo de remadoras que practica la disciplina en el Parque Carén de la Universidad de Chile.

Carolina Meza, trabaja hace 12 años en la Universidad de Chile. Hoy es la administradora de la Oficina de la Tarjeta Universitaria Inteligente (TUI), unidad de la Vicerrectoría de Tecnologías de la Información (VTI). Desde abril de 2019, además, es parte del equipo de remadoras de bote dragón “Fortalece_senos_Chile”, agrupación de supervivientes de cáncer de mama que practica este deporte en el Parque Carén de la Universidad de Chile. Desde 2017, la iniciativa –que actualmente agrupa a 30 mujeres- se realiza gracias al apoyo del Club de Canotaje Carén.

Esta actividad es parte del proceso de rehabilitación del cuerpo de estas mujeres que han padecido cáncer, posterior a los tratamientos, en especial en casos de intervención quirúrgica, para evitar la formación de linfedema (acumulación crónica de líquido linfático) en el brazo operado.

“Vamos todos los domingos en la mañana a practicar”, comenta Carolina Meza, quien lleva casi 4 años siendo parte de este equipo. “Lo que se produce ahí es una sinergia, una empatía gigante, porque en el grupo hay dueñas de casa, políticas, hay gente que trabaja en Gendarmería, que tienen una pyme, hay otras que trabajan en la minería, hay mujeres de diversas edades, de distintos estratos socioeconómicos, y lo que nos une a nosotras es que todas tuvimos cáncer de mamas, porque esta enfermedad es lo más democrática que hay, nos toca a todas sin importar de dónde somos, ni qué ideología tenemos”.

Por su parte, Paula Farías, presidenta de la agrupación, explica que “el poder pertenecer a un equipo y ser una Remadora Rosa representa para nosotras una vida después del cáncer de mama. Ninguna de nosotras se imaginó en el momento trágico de nuestros diagnósticos que podríamos ser capaces de realizar este deporte, y menos aún de poder representar a nuestro país”. 

Un sueño que esperan poder alcanzar

Entre el 24 y el 29 de octubre de este año, se realizará en Brasil un encuentro anual continental de equipos de remadoras, el cual se había suspendido por la pandemia. Para este evento, se ha convocado a equipos de toda América y algunos europeos para participar en regatas, a nivel competitivo, además de clases, charlas y talleres educativos. Actualmente, este deporte es practicado por cerca de 300 equipos en más de 35 países.

Necesitamos auspiciadores que puedan aportar recursos económicos para poder costear el viaje de cada una, tenemos que ir mínimo 20 Remadoras Rosas, ya que los Botes Dragón en los que se realizará la competencia son para 20. Tenemos que costear el pasaje a Brasilia, alojamiento, comidas y vestuario deportivo”, dice Paula Farías.

Por su parte, Carolina Meza hace un llamado a quienes quieran sumarse y aportar. “El llamado es a todas las mujeres que han tenido alguna vez cáncer o que tuvieron cáncer o que están terminando su tratamiento, que sepan que esta iniciativa existe, que todas son bienvenidas, que no tiene costo para nosotras más, más que una cuota mensual, que van a ser acogidas, sin ningún requisito, solo un certificado médico que les permita participar”.

¿Qué es el bote dragón?

Es un bote alargado y delgado en donde reman 10 a 20 personas sentadas en parejas. En el equipo existe una tamborillera, quien va marcando el ritmo de cada palada, y una timonel, quien trabaja como guía. Cada integrante del equipo tiene un remo, el cual posee una pértiga para afirmarlo con la mano del brazo operado y con la otra mano se toma el remo cerca de la pala para hacer la fuerza. El movimiento en este tipo de palada es circular, enérgico y repetitivo, por lo que hace las veces de drenaje linfático, previniendo el linfedema.

La disciplina fue impulsada hace 26 años por el doctor canadiense Don McKenzie. Por medio de un estudio, y junto a 25 supervivientes de cáncer de mama en Vancouver, habría evaluado que los movimientos cíclicos y repetitivos del paleo actúan como drenaje linfático natural al prevenir el linfedema, hinchazón en el brazo que puede aparecer tras extirpar ganglios linfáticos como parte del tratamiento oncológico.

“A lo anterior se suman todos los beneficios físicos que tiene la práctica de un deporte de manera regular. Con este en particular, los grandes beneficios a nivel psicológico, remamos con nuestras pares, hacemos una actividad en grupo y disfrutamos de la naturaleza, es una rehabilitación total”, dice Paula Farías.

Imagen de portada: Cristóbal Sprätz





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