El ministro de Infraestructuras de Ucrania, Oleksandr Kubrakov, anunció este lunes que su Gobierno prevé que las exportaciones de cereal por la vía marítima, bloqueadas a causa de la guerra, se reanuden esta misma semana. La salida de barcos de los puertos ucranianos en el mar Negro se producirá en el marco del acuerdo firmado el pasado viernes 22 con Rusia, según dijo el ministro en una comparecencia en Kiev, citado por la agencia Interfax.
Algo que el Secretario General de Naciones Unidas Antonio Guterres calificó como “un faro de esperanza” en un momento tan crítico como el actual entre ambas naciones. La firma del acuerdo tuvo como escenario el Palacio de Dolmabahce, en Estambul, hasta donde llegaron el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el propio Guterres y los ministros de Defensa ruso, Sergei Shoigu, y turco, Hulusi Akar. Sin embargo, el ministro de Infraestructuras ucraniano, Oleksandr Kubrakov, se negó obstinadamente a sentarse en la misma mesa que su contraparte rusa y firmó el acuerdo de manera separada, sólo ante Guterres y Akar.
Así, los millones de toneladas de grano bloqueadas a causa de la invasión rusa a Ucrania iniciada hace ya cinco meses, tendrán una salida hacia los mercados mundiales. El acuerdo es la culminación de semanas de difíciles negociaciones con la mediación de Naciones Unidas y Turquía, país que controla el estrecho del Bósforo, la estrecha vía naval que comunica el Mar Negro con el Mediterráneo. Todos coincidieron en que haber logrado ese acuerdo “no ha sido fácil”. “El acuerdo firmado por Ucrania, la Federación Rusa y Turquía -bajo los auspicios de la ONU- abre una vía para las exportaciones comerciales de alimentos desde Ucrania en el mar Negro”, tuiteó Guterres. “Ayudará a evitar una catástrofe de escasez de alimentos para millones de personas en todo el mundo. Es un faro de esperanza, posibilidad y alivio”, agregó.
Ucrania es uno de los mayores exportadores mundiales de trigo, maíz y aceite de girasol, pero el bloqueo de sus puertos ha detenido su transporte. Se calcula que en los silos de los puertos ucranianos hay actualmente más de 20 millones de toneladas de cereales y semillas de girasol que no han podido salir al mercado internacional, lo que hacía previsible que se desatara una gran crisis alimentaria y, con ella, la hambruna en diversas regiones del planeta. Hasta ahora, parte de ese grano se había transportado a través de Europa por ferrocarril, carretera y vías fluviales, pero con ello los precios de productos vitales como el trigo se dispararon. Por otra parte, Ucrania, requiere urgentemente vaciar sus silos antes de la próxima cosecha.
El acuerdo abre una vía para volúmenes significativos de exportaciones comerciales de alimentos desde tres puertos ucranianos clave en el Mar Negro: Odesa, Chornomorsk y Yuzhne. Para estos efectos, se creará un Centro de Coordinación Conjunto para supervisar la aplicación de protocolo. A través de éste, se garantiza la entrada y salida segura desde los tres puertos mencionados, lo que implica de hecho un alto al fuego para proteger los barcos e instalaciones, aunque el concepto de “alto al fuego” no aparece en la cuidadosa redacción del texto acordado. El objetivo planteado es poner mensualmente en el mercado mundial cinco millones de toneladas métricas de grano y otros productos. Pero Moscú pide que los barcos que lo transportan sean inspeccionados por la eventualidad de que lleven armas.
En tal predicamento, el ayuntamiento del puerto ucraniano de Odesa publicó en su canal de Telegram varias imágenes relacionadas con el ataque ruso contra el puerto de esa ciudad donde dos misiles impactaron tan sólo 24 horas después de la firma del acuerdo en Estambul, uno de los tres principales puntos de exportación de cereales junto a Chornomorsk y Yuzhne. Ante ello, el ministerio de Relaciones Exteriores en Moscú afirmó el domingo por la noche que el ataque tenía como objetivo destruir infraestructura militar de origen estadounidense frente a dicho puerto. María Sajárova, la vocera de la cancillería rusa, recordó al respecto que el acuerdo logrado el viernes propone que el cabotaje de los barcos ucranianos tiene que efectuarse sin escolta militar y por vías seguras que surquen en aguas territoriales de países ribereños del Mar Negro como son Rumania y Bulgaria.
No obstante tales explicaciones, los expertos y observadores internacionales advierten que aún hay muchas dudas por resolver para que el acuerdo firmado el viernes recién pasado pueda seguir adelante y concretarse positivamente.
La navegación tendrá como destino el estrecho del Bósforo, en Turquía, y será controlada por el centro de coordinación, con sede en Estambul, supervisado por representantes de las cuatro partes firmantes. Ese centro vigilará todos los movimientos e inspecciones de los barcos y controlará, por ejemplo, que los barcos no se desvíen de las rutas marítimas acordadas. Todos los buques que regresen serán inspeccionados en un puerto turco por un equipo conformado por representantes cuatripartitos, siempre bajo la supervisión del mismo centro, en respuesta a la preocupación rusa de que puedan llevar armas.
Según fuentes de la ONU, el acuerdo tendrá una validez de 120 días y estos períodos serán renovables. Se calcula, además, que el operativo esté funcionando en unas pocas semanas antes de que los barcos empiecen a salir y a volver. En cuanto a los puertos ucranianos, éstos requerirán alrededor de 10 días para prepararse, mientras el ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu, afirmó que la implementación de los acuerdos firmados en Estambul podría comenzar ya en los “próximos días”. Por su parte Chris Elliott, fundador del Instituto para la Seguridad Alimentaria Mundial, con sede en Londres, dijo a Sky News que para que el acuerdo esté a pleno rendimiento se necesitará al menos un mes a partir de ahora.
Tal vez ésta sea la luz del “faro de esperanza” referido por Antonio Guterres.