Argentina alcanza el 71% de inflación anual, un récord en los últimos 30 años

Con un 7,4% de inflación sólo en julio, Argentina tuvo la mayor inflación anual en 30 años. El país se enfrenta a un aumento de las tarifas y a una probable devaluación de la moneda que podría impulsar la inflación por encima del 100%.
  • RFI
  • 12-08-2022

Con un 7,4% de inflación sólo en julio, Argentina tuvo la mayor inflación anual en 30 años. El país se enfrenta a un aumento de las tarifas y a una probable devaluación de la moneda que podría impulsar la inflación por encima del 100%.

Por Marcio Resende, corresponsal de RFI en Buenos Aires

Hay que retroceder más de 20 años para encontrar una cifra superior al 7,4% de julio. Fue en abril de 2002, tres meses después de que el país abandonara la llamada convertibilidad, el sistema de paridad del peso con el dólar a 1 a 1, vigente durante casi 11 años.

En los últimos 12 meses, el aumento de los precios ha sido, por término medio, del 71%. En este caso, hay que retroceder más de 30 años, hasta enero de 1992, cuando el país ya había adoptado el régimen de tipo de cambio fijo que acabó con la inflación tras una traumática hiperinflación.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en los primeros siete meses de 2022, el aumento de precios alcanza el 46,2%, siendo julio el mes más alto, superando el 6,7% de marzo, el 6% de abril, el 5,1% de mayo y el 5,3% de junio.

Mientras que la inflación subió un 7,4%, los salarios sólo aumentaron la mitad: un 3,5%, lo que indica una tendencia hacia una fórmula letal que combina la alta inflación con la recesión.

Tendencia a empeorar

El propio Banco Central de Argentina publicó la semana pasada las expectativas del mercado para 2022. Los 30 principales analistas del país prevén una inflación anual del 90,2%, 14,2 puntos más que hace un mes. Y los diez analistas más precisos, el llamado TOP-10 del país, pronostican un 94,7%, 15,4 puntos más de lo que evaluaron en junio.

Estas cifras, sin embargo, pueden ser conservadoras porque, a partir de septiembre, se esperan aumentos en las tarifas de electricidad, gas y agua. Se calcula que el aumento podría alcanzar el 300%. Otro elemento que debería alimentar la inflación es la esperada devaluación del peso argentino.

“Si proyectamos el actual ritmo de inflación para los próximos meses, terminaremos 2022 con un 92% anual. Pero esa cifra es sin reajustar las tarifas de los servicios públicos y sin ajustar el tipo de cambio. Por lo tanto, es muy probable que lleguemos al 100% de inflación”, dijo a RFI el economista Roberto Cachanosky, un referente en el país.

La primera consultora en proyectar tal cifra es una de las más reconocidas, la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), que prevé una inflación del 112,4 % para este año.

Nueva dinámica de la crisis

En julio, la inflación subió dos escalones: del 5,3% al 7,4% como consecuencia de una economía asfixiada por las incoherencias fiscales, monetarias y cambiarias, y ante un gobierno que se niega a realizar el ajuste fiscal.

Esta resistencia ha llevado al país, en sólo un mes, a tener tres ministros de Economía, tras la dimisión de Martín Guzmán el 2 de julio y la de Silvina Batakis 24 días después. El actual ministro Sergio Massa, que lleva nueve días en el cargo, todavía no ha anunciado un plan de estabilización, expresando sólo los objetivos sin explicar las estrategias para alcanzar las metas.

El nuevo ministro, por ejemplo, garantiza que reducirá el actual déficit fiscal primario del 4% al 2,5% del PIB previsto en el acuerdo con el FMI. Sin embargo, no ha revelado cómo logrará esta hazaña cuando sólo faltan cinco meses para que termine el año.

Sergio Massa, político licenciado en Derecho, necesita el apoyo de un economista reconocido por el mercado, pero hasta ahora ninguno ha aceptado el puesto de viceministro.

Las incertidumbres políticas fueron el detonante de la depreciación del peso argentino frente al dólar paralelo, único mercado al que tienen acceso los argentinos. Y el dólar en Argentina es una referencia para los precios.

“En Argentina, buena parte de la gobernabilidad es la gestión de la relación peso-dólar. Quien no sabe gestionar ese punto tiene dificultades para gobernar. Así que el dólar en Argentina es una cuestión económica, pero también política”, explica a RFI el analista Gustavo Marangoni, ex presidente del segundo banco del país, el Banco Provincia.

“El argentino tiene el dólar como referencia. Piensa en dólares. Los que tienen capacidad de ahorro, ahorran en dólares”, añade.

Al mismo tiempo, debido a la escasez de reservas del Banco Central, el gobierno ha dificultado el acceso de los importadores a los dólares, complicando la producción local y fortaleciendo el mercado paralelo.

Como consecuencia de la oleada expansiva de julio, el actual mes de agosto ya parte de un mínimo del 6% de inflación.

Falta de reacción

El núcleo del problema en Argentina es un gigantesco déficit fiscal, financiado con una emisión monetaria sin respaldo. La montaña de dinero que imprime el Banco Central se convierte en inflación y presión cambiaria.

Las reservas disponibles en el Banco Central son sólo de unos 1.000 millones de dólares, suficientes para las próximas dos semanas de importaciones.

“Sin devaluación, las reservas se agotarán. Con este nivel de reservas, si no hay devaluación, faltarán dólares para los insumos importados y, sin poder importar componentes para la producción local, la economía se paralizará”, advierte Cachanosky.

A pesar de la situación de emergencia, el Gobierno parece apostar por una vieja receta: una nueva congelación de precios.

El presidente Alberto Fernández anunció que convocará a empresarios y sindicalistas para un nuevo acuerdo de precios y salarios, la tercera vez que intenta la misma receta en su actual mandato iniciado en diciembre de 2019, en el que la inflación acumulada alcanza el 201,6%.

“Es la misma receta fallida de siempre. La economía argentina necesita un drástico shock de ajuste fiscal, pero el Gobierno prefiere estirar la situación lo máximo posible hasta las elecciones de octubre de 2023. Parece muy difícil que lo extiendan tanto”, dijo Cachanosky.

Según los analistas políticos, Massa quiere aguantar hasta las elecciones de octubre del año que viene y dejar el coste político de un ajuste al próximo gobierno.

“Sergio Massa quiere controlar el partido, pero no darle la vuelta. Estamos perdiendo el juego 4-0. Massa entra en el campo para asegurar esta puntuación, para evitar una puntuación mayor. No es para ganar. El plan es perder las elecciones del próximo año con el 35% de los votos y dejar el caos para el próximo presidente. Con el 35% de los votos, consiguen suficiente presencia en el Congreso para bloquear el próximo gobierno”, explicó a RFI el analista político Jorge Giacobbe.

“Pero el abismo puede aparecer primero. Tal vez esta cercanía al abismo es lo que les lleva a tomar medidas que de otro modo no tomarían. Quizá sea la gravedad de la situación lo que motive medidas más contundentes”, reflexiona Gustavo Marangoni.

Líder en la clasificación de la inflación

Mientras tanto, la inflación mensual en Argentina es la más alta del continente americano. El 7,4% de julio superó incluso el 5,3% de Venezuela.

Chile (1,4%) y Perú (1%) alcanzan el punto de inflación, mientras que Colombia (0,81%), Uruguay (0,77%), México (0,74%), Paraguay (0,7%), Bolivia (0,39%) y Ecuador (0,16%) se sitúan por debajo. Brasil fue el único que tuvo una deflación sin precedentes (-0,68%).

Si quitamos a Venezuela (139% en 12 meses), la inflación argentina es siete veces superior a la de los demás países con mayor inflación en el último año.

Mientras que Argentina suma el 71%, los países de la región tienen el 13,1% (Chile), el 11,1% (Paraguay), el 10,21% (Colombia), el 10,07% (Brasil), el 9,56% (Uruguay), el 8,74% (Perú), el 8,15% (México), el 3,86% (Ecuador) y el 2,04% (Bolivia).

Un solo mes en Argentina equivale, o incluso supera, a un año de inflación en los países vecinos.





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