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Gabriel Salazar por proceso constituyente: “Es un renacer de la voluntad soberana del pueblo en cuanto a construir por sí mismo el Estado que la rige”

El Premio Nacional de Historia calificó como “excepcional” la fase política que actualmente se está desarrollando en el país y destacó el poder que ha tenido la ciudadanía para avanzar en transformaciones profundas.

Natalia Palma

  Domingo 14 de agosto 2022 9:33 hrs. 
Gabriel Salazar.

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Cuatro semanas quedan para que la ciudadanía se pronuncie sobre uno de los procesos históricos más importantes que se ha desarrollado en Chile en los últimos años, ya sea aprobando o rechazando el proyecto de nueva constitución redactado por la Convención Constitucional.

Hecho que se concretará mediante un plebiscito de carácter obligatorio, en el que estarán habilitadas más de 15 millones de personas para sufragar el 4 de septiembre y para el que las distintas fuerzas políticas ya están trabajando sobre cómo abordar el escenario nacional post evento eleccionario, teniendo como máxima la generación de acuerdos.

Esto último, tanto para avanzar en cambios al texto de ser aprobado, como de abrir un nuevo proceso constituyente de ser rechazado, tal y como plantean en el oficialismo y la oposición, respectivamente.

En entrevista con Radio Universidad de Chile, el Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar, analizó esta nueva fase política del país y señaló que “el proceso constituyente que hemos estado viviendo en este período del 2019 hasta el día de hoy es prácticamente excepcional en la historia de Chile, solo se puede comparar a lo que ocurrió entre 1822, cuando la ciudadanía derrocó la dictadura de O’Higgins, y 1830, todo ese período que los historiadores llamaron Anarquía en rigor fue un proceso constituyente, uno de los primeros en el mundo junto con Estados Unidos y otros países de América Latina”.

Lo anterior, destacó que “fue un proceso impulsado básicamente por la ciudadanía, por los pueblos de provincia más que nada y el Ejército Libertador chileno, o sea, el Ejército que ganó la Independencia. En esa oportunidad se produjo una alianza entre el Ejército patriota y los pueblos de provincia para impulsar un proceso constituyente libre, en donde la voluntad de los pueblos se expresara en una asamblea libremente electa y en un texto constitucional”.

Según Salazar “después de 1830 nunca volvimos a vivir un proceso como ese, ese fue un período único, excepcional, poco conocido y muy mal escrito por los historiadores porque lo llaman Anarquía, lo mismo dicen hoy día llamando Anarquía lo que estamos haciendo, cuando en rigor estamos tratando entre todos los ciudadanos de construir un Estado que exprese la voluntad soberana del pueblo”.

Por lo que para el profesor Salazar este proceso “es una especie de renacer de la voluntad soberana del pueblo en cuanto a construir por sí mismo el Estado que la rige, después de 200 años que no ocurrió nada parecido porque entre 1830 y 2020 nunca se convocó a una Asamblea Constituyente libremente electa, nunca los políticos acordaron convocarla”.

En ese sentido, enfatizó en que “creo que es importante dejar en claro el carácter que tiene este proceso constituyente como distinto. Lo que ocurrió el 2019 y hasta el período actual fue una enorme presión de toda la ciudadanía sin colores políticos ni partidarios ni de clase como nunca antes había ocurrido para que hubiera un cambio profundo en el Estado y en la sociedad, eso es nuevo. Por tanto, aquí hay una voluntad ciudadana que está presente, que van a tener que tomarla en cuenta de todas maneras y que se caracteriza por haber estado rechazando una y otra vez, insistentemente a la clase, a los partidos políticos desde el año 1991 hasta el día de hoy”.

Así, apuntó que “ya en 1991, primer año de la Concertación con Patricio Aylwin más de la mitad de los ciudadanos consultados plantearon claramente su rechazo a la clase política y al sistema político regido por los políticos. Esa cifra de 57% de 1991 de rechazo al 2014 y al día de hoy se mueve entre el 92% y el 98% de rechazo. Incluso, la semana pasada en la última encuesta que hizo el CEP (Centro de Estudios Públicos) de nuevo aparece que el 96% de los ciudadanos, de los ciudadanos mapuche en especial, rechazan (a los políticos)”.

“Lo que hoy día está ocurriendo es que la ciudadanía se movilizó por un cambio profundo y el problema que ha encontrado en su camino es que los políticos no quieren desaparecer del protagonismo histórico que han tenido. Por eso han logrado controlar el proceso, lo lograron a medias con la Convención Constitucional y quedaron disconformes con el resultado. Entonces, estamos viviendo este conflicto que se ha producido entre la voluntad ciudadana y la clase política con el respaldo de las élites enriquecidas en Chile”, afirmó.

Desde esa perspectiva, Salazar sostuvo este proceso responde a “200 años de acumulación de problemas históricos no resueltos, todos ellos se juntaron en la explosión del 18 de octubre. Creo que lo del texto constitucional que evacuó la Convención Constitucional, dígase lo que se diga, contiene una enumeración de derechos que hay que aplicar en un nuevo Chile que no tuvo ninguna otra constitución antes y que muy pocas constituciones en el mundo hoy pueden exponer”.

Con todo, el historiador puntualizó que “la constitución nueva, la del ’22, entrega varias herramientas, pero los derechos solos no bastan, tienen que haber herramientas de poder que le entreguen a la ciudadanía. A mi modo de ver, la única herramienta política de poder son las asambleas comunales autónomas, las asambleas regionales autónomas y la Cámara de las Regiones, por ahí puede ir la voluntad colectiva del pueblo, en el resto de las elecciones predomina el viejo sistema liberal y esa es la fuente de cultivo de la clase política”, por lo que dijo estar convencido de que la ciudadanía tiene que aprender a avanzar “sin vanguardia, sin políticos, sin representantes”.

“La ciudadanía no sabe el poder que tiene, o sea, lo está intuyendo, está avanzando, pero es un proceso lento. Lamentablemente, es más largo el proceso de aprendizaje de los ciudadanos que el tiempo que tenemos hasta el 4 de septiembre, estos son procesos históricos que tardan 50, 60 años. Entonces, hay que jugarnos en función de las tendencias de largo plazo del proceso actual y la ciudadanía intuitivamente, me consta, está pensando en ir más allá del 4 de septiembre. La capacidad de decisión depende de nosotros, el problema es que eso tiene que hacerse una voluntad colectiva y debe saber qué decidir en cada caso, saber interpretar muy bien las herramientas que da la Constitución del ’22 y en qué otros aspectos no dan herramientas para que decidir exactamente por dónde avanzar”.

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