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A propósito del libro “Un Cine Re-Público” El talante de Sergio Salinas Roco

Columna de opinión por Faride Zerán
Viernes 19 de agosto 2022 19:44 hrs.


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Mientras leo los textos que nos proponen en estas páginas los investigadores   Claudio Salinas, Hans Stange y David Vera Meiggs reflexiono acerca de la pasión y el compromiso que profesa este trío de cinéfilos tanto hacia el cine como objeto de análisis y devoción como a la memoria cultural en torno a este arte que en nuestro país configura un sólido legado de la mano de creadores, críticos y gestores culturales.

Porque antes de este libro que recoge un conjunto de críticas y textos de Sergio Salinas, estuvo el rescate de la revista de cine Primer Plano, icónico medio que en los setenta acogió la pluma de Sergio Salinas, al igual que las páginas de cultura de El Mercurio y La Estrella, de Valparaíso, o más tarde, la revista Rocinante donde publicó varios de sus textos, algunos recogidos en este libro.

Y si hablamos de rescate y de memoria, no podemos obviar la investigación de Sergio Salinas junto a Hans Stange y Claudio Salinas en el libro  “Historia Analítica del Cine Experimental (1957-1973)” publicada por Uqbar , en 2008,un año después de la muerte por  infarto fulminante  a los 65 años de este  hombre más bien  escueto y fumador cuyo legado hoy nos convoca.

“Un Cine Re-Público “, antología de críticas y textos de cine de Sergio Salinas Roco, editado por Cuarto Propio e Icei ediciones, a cargo de Stange, Claudio Salinas y Vera Meiggs recorre no solo las principales críticas de cine publicadas en diversos medios por esta figura central del mundo del cine chileno,  sino algunos textos en torno a la cultura, los circuitos  de cine arte , el estado de la cultura en la posdictadura entre otros temas que marcaron la vida de este abogado ,  institutano  y hombre de bajo perfil , cuya pasión cultivada con intensa paciencia lo llevó a múltiples aventuras culturales.

Por ejemplo,  dar  vida al emblemático cine arte Normandie, en una curatoría pedagógica que abarcaba desde la definición del contenido de la  pantalla hasta el material impreso al que accedían los espectadores.

Con un prólogo a cargo del crítico e investigador peruano Isaac León Frías, quien hace un recorrido desde el célebre Festival Internacional de Cine de Viña del Mar, en 1967, donde se consagra el concepto de nuevo cine latinoamericano, a la aparición de la revista Primer Plano y luego del cine arte Normandie, el libro arranca con un estudio preliminar de Stange, Claudio Salinas y Vera Meiggs centrado en la crítica cinematográfica de Sergio Salinas.

Luego se da paso a una antología crítica de textos referidos a films clásicos  como Tiempos Modernos, Rebelde sin causa o El Gatopardo, ente otros, para después  centrarse  en otros escritos más contemporáneos donde destacan Gato negro, gato blanco, de Kusturica; Belleza americana, de Sam Mendes, en medio de Kurosawa, Trueba, o Peckinpah .

Sin duda esta antología que es un festín para los cinéfilos e investigadores incluye textos en torno a cine chileno : Justiniano, Wood, Caiozzi, Sergio Bravo, entre otros, y un capítulo que refleja el estado del arte no solo del cine sino del ámbito cultural del Chile de la transición    , y que bajo el título de “Debates”, cierran este libros sino  con un dejo de amargura, al menos de frustración.

No me detendré a comentar los textos seleccionados de las críticas de cine escritos por Sergio Salinas, y que ilustran su prestigio de hombre culto, lúcido y escueto. Sí, comparto una definición que hiciera sobre él el periodista Ascanio Cavallo, contenida en estas páginas junto a otras descripciones y homenajes de diferentes actores culturales, porque esta mirada de Ascanio sobre su colega y amigo describe por sobre todo una impronta, una nítida impronta que  reconozco cuando a veces lo veía llegar a las oficinas de la revista Rocinante :

“Ese silencio, esa baja visibilidad, ese  anonimato, eran parte de su estilo personal , pero sobre todo lo eran de una actitud moral ante el cine. Sergio Salinas no escribía de cine para ser influyente, ni para ganar premios, ni para recibir homenajes, ni siquiera para hacerse conocido. Escribía simplemente porque amaba el cine, y ese amor suponía el rechazo al exhibicionismo, a la pirotecnia verbal y de la obra, al lucimiento del crítico por encima de su objeto de estudio”.

Vuelvo entonces a la parte final de este libro. A los debates , que los antologadores presentan advirtiéndonos a los  lectores que la principal vocación de Sergio Salinas no era precisamente la de un polemista, pese a su formación de abogado y  a su pluma ágil y directa.

Y me detengo en esta arista poco difundida de Sergio Salinas porque mientras leo el tenor de sus debates y molestias, reparo en la siguiente observación de sus antologadores :

“ los problemas empezaron a sumarse con el regreso de la democracia” ….. Van desde 1990 y se extienden al 2005, es decir cubren 15 años de posdictadura en los que se pueden apreciar ciertamente ese análisis preciso y un desencanto en aumento”

Ese desencanto en aumento se sustentaba en las expectativas que el mundo cultural se había hecho del retorno a la democracia y el lugar que el arte, la creación, los patrimonios, el debate crítico y plural ocuparían en el nuevo escenario que se abría con  la transición.

 Así por ejemplo,  en un breve ensayo titulado “Cultura cinematográfica en Chile: un fotograma oscuro” señalaba:

“ Diversos síntomas , como la tendencia a un activismo irreflexivo, a protagonismos institucionales de diverso signo o la incapacidad de superar un espíritu de competencia , en último término pueril, explican el estado de estancamiento de la cultura cinematográfica. Pero sobre todo lo explica la ausencia de un ámbito de diálogo, participativo y realmente democrático”.

Esta mirada sobre la escena cultural cinematográfica también se expresaba en una ponencia en el marco del III Festival Internacional de Cine de Viña del Mar, en octubre de 1990 cuando fustigaba a la crítica, señalando :

“En los momentos en que en Chile se desarrollan importantes cambios políticos , sociales y culturales , y en que para su cine se abren perspectivas de superación del marasmo en que lo sumió la dictadura, es grave que la crítica se encuentre dominada por estas tendencias regresivas y decadentes. Es grave que el rol de intermediación entre la obra y el público, que la información y orientación de los espectadores estén manipuladas por personas a las que es aplicable con propiedad la definición que enunciara ayer Roque Zambrano: “Gacetilleros de la basura audiovisual”.

Sergio Salinas Roco fue una figura cultural lúcida y solvente que no eludió el debate, y que sin estridencias señaló con honestidad intelectual lo que todos veíamos durante la primera década de la transición: que en materia cultural, en el ámbito de las comunicaciones y de la libertad de expresión, el  rey estaba desnudo.

Así, en 1992 mientras el  gobierno se hacía presente en  la conmemoración de los 500 años del “Descubrimiento de América” , presentando en el pabellón de Chile en la Expo Sevilla una gran mole de hielo que se suponía proyectaba  nuestro  ethos , un ethos blanco, frío, sin raíces  que escondía nuestro mestizaje, nuestros pueblos originarios, nuestros muertos, nuestros  dolores, Sergio Salinas denunciaba la censura de dos obras que integraban una retrospectiva de cine español que se exhibía en el Normandie y en el Cine Arte de Viña del Mar.

 En su columna “La censura de Bilbao y la cultura cinematográfica” de agosto de 1992, escribía:

“ Si ya el problema de la censura, tal como se practica en Chile, ameritaba desde hace tiempo un debate en profundidad-que hasta hoy no se ha realizado-el caso específico del rechazo de Bilbao presenta connotaciones de gravedad particular. …..”

El capítulo de debates cierra con el cierre del Cine arte Normandie, en 1991, y un texto de Sergio Salinas contenido, escrito sin rabia pero que no esconde su decepción:

Cito uno de los párrafos :

“El cierre del Cine Arte Normandie, más allá de la comprensible consternación que puede suscitar, debe ser entendido como un síntoma de la situación en que se encuentra la cultura cinematográfica del país. Lo que hoy sucede con esta sala puede repetirse en el futuro con cualquiera otra iniciativa similar incluyendo los programas de cine arte que realizan algunas universidades cuya subsistencia se encuentra condicionadas por exigencias de autofinanciamiento y por la dependencia de los mecanismos de mercado.

Importa tomar conciencia del estado de desprotección que afecta a la actividad cultural cinematográfica, la que debe desenvolverse dentro de criterios economicistas elevados a la categoría de dogma.”

Dice la contratapa de este libro que describir al crítico es también criticarlo. Creo que es una buena frase, pero en este caso destacaría que a Sergio Salinas por sobre todo hay que leerlo, contextualizarlo, rescatarlo, difundirlo, confrontarlo con su tiempo… Y todo esto lo hace este trío de académicos e investigadores de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile , Hans Stange, Claudio Salinas y Davis Vera Meiggs que aportan no solo a la memoria cultural del país rescatando el talento  y talante de Sergio Salinas Roco, sino por sobre todo recuperando  una forma ética y republicana de entender y de habitar el espacio cultural , en este caso cinematográfico,   de nuestra sociedad.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.