Un sistema judicial corrupto desde la época de Carlos Menem, fiscales en busca de fama y una situación política y económica compleja es la que observa la doctora en ciencias sociales y docente de la Universidad de Santiago Bet Gerber, cuando analiza el momento en que se anuncia la petición de penas contra la vicepresidenta argentina Cristina Fernández.

El escenario se conjuga además con medios de comunicación que encuentran en esta una historia que vende. “Y vende bien”, puntualiza la especialista en conversación con los periodistas Juanita Rojas y Claudio Medrano en la primera edición de Radioanálisis de Radio Universidad de Chile.

Gerber señala eso sí que “hay un pecado de origen en Cristina Fernández diría yo y es el aumento inexplicable de la fortuna familiar a principios del siglo XXI, entre el 2000 y el 2010, aproximadamente. Pero que esto que todavía debe ser explicado y que los Kirchner nunca pudieron explicar bien, se presta más a operaciones políticas que yo sí creo que las hay, para cualquier manejo mediático y político de las causas judiciales como esta que lleva adelante el fiscal Luciani”.

La analista señala que todo se torna mucho más confuso cuando se trata de la ex mandataria porque los medios lo usan para aumentar sus audiencias gracias a un personaje que ha sido clave en la historia de Argentina en los últimos 25 años. “Al farandulizar el caso y además utilizarlo políticamente, casi se anula la posibilidad de hacer algún tipo de juicio serio y ecuánime también”, precisa.

Gerber comentó que todo pasa por mezclar casos sin que se aclare que las acusaciones actuales contra Fernández no tienen que ver con las anteriores donde no se encontraron pruebas para condenarla.

“Hay tres causas que se presentan hiladas y donde Cristina Fernández fue sobreseída. Pero se toman como parte de esta y en realidad no lo son. Me parece que una cuestión central en Argentina es la figura de la asociación ilícita que aplica ahora el fiscal”, señaló.

En ese sentido apuntó que “la asociación ilícita debería aplicar para grupos que de manera permanente o regular funcionan y operan para cometer delitos, casos de cartel o mafia. En general, en la justicia argentina suelen aplicarse cuando no hay pruebas suficientes contra alguien para lograr encarcelarla o lograr procesarla sin las causas suficientes”.

Gerber puntualizó que “hay una cuestión de la justicia argentina, lamentablemente, que precede al kirchnerismo y al macrismo y atraviesa a los dos y es que hay una cuestión de corrupción que inició en los ’90 con Menem y que todos los gobiernos, el kirchnerismo y el macrismo usufructuaron”.

Por otro lado sostuvo que “el yugo está puesto solo en Cristina, que evidentemente se presta porque hay elementos, siempre hay elementos para que se tome el caso y se explote también desde la justicia y desde el timing político, hay elecciones, esto no es casual, y hay un momento de debilidad del gobierno”.

Respecto de la figura del fiscal que ahora acusa a Fernández, Gerber comentó que “Luciani, como muchos fiscales que se involucran en este tipo de causas, es básicamente farandulero. Le importa demasiado, le interesa porque tiene réditos políticos, tiene réditos desde varios puntos de vista exponerse mucho en los medios. Y otra cosa que comete y que es un error técnico y que le quita fuerza al proceso, a la forma en que lo plantea, es la exageración de la pena que es de alto impacto”.

A lo anterior agregó que “algunos medios por supuesto que aprovechan esto, porque el caso vende y vende bien, se presta mucho para la espectacularización”.

“Es un momento de debilidad política. Estas causas, con fiscales muy mediáticos y muy parciales, suelen presentarse en estos momentos. Es un momento de gran debilidad política de Alberto Fernández, donde los problemas económicos son los que llevan la agenda y los que marcan gran parte de esta impopularidad”, agregó.

Eso sí, sostuvo que toda esta situación “lo que se ha logrado es unir al peronismo detrás de Cristina y más allá del peronismo en este frente de defensa. Porque el peronismo estaba dividido, discusiones casi públicas entre el presidente y la vicepresidenta, dificultades, la CGT enemistada con el kirchnerismo. Todos estos sectores ahora están juntos detrás de Cristina, excede al kirchnerismo y engloba al peronismo que estaba fraccionado”.

La académica recordó además que luego de la acusación del fiscal Luciani contra Cristina Fernández, “500 intendentes también salieron en defensa de Cristina, además de movimientos sociales. Entonces también me parece que este es un efecto boomerang de la causa, de unir a todos frente a un adversario común que es el mal manejo de la justicia, que, lamento mucho, es estructural en la Argentina y que excede esta causa”.