La muerte de la joven Mahsa Amini de 22 años por no usar velo a manos de la policía religiosa islámica iraní, llamada Gasht-e Ershad, Patrullas de Orientación, ha generado una ola de protestas en Irán y según medios internacionales, ya son cinco las personas fallecidas en el marco de protestas callejeras.
La joven de etnia kurda, de la ciudad occidental de Saqez, en la provincia del Kurdistán, fue detenida el martes de la semana pasada a la salida de una estación de metro de Teherán por la policía religiosa islámica iraní y acusada de violar la ley que obliga a las mujeres a cubrirse el pelo con un pañuelo y los brazos y las piernas con ropa holgada, según denunció la familia de Amini.
Tras permanecer detenida, la joven falleció tres días después de ser “golpeada en la cabeza con una porra y contra el vehículo por la llamada policía de la moral”, según informes de organismos de DD.HH. aunque el gobierno afirmó que se trató de un paro cardiorespiratorio inesperado mientras esperaba ser “educada” por la policía. Incluso autoridades aseguraron que la muerte de Amini ha sido instrumentalizada por grupos kurdos para promover protestas contra el régimen.
“La trágica muerte de Mahsa Amini y las denuncias de tortura y malos tratos deben ser investigadas con prontitud, imparcialidad y eficacia por una autoridad competente e independiente”, declaró Nada al-Nashif, la alta comisionada interina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Agregó que la ONU ha recibido “numerosos y verificados videos de trato violento” de las patrullas de la policía de la moral a mujeres que supuestamente no llevaban puesto adecuadamente el velo en la calle.
El presidente de Irán, Ebrahim Raissi, llamó al padre de la joven para asegurarle su apoyo y prometerle una investigación que esclareciera las condiciones de su muerte.
Pero los medios de comunicación oficiales empezaron a denunciar la acción de grupos contrarrevolucionarios entre los manifestantes, difundiendo imágenes de personas quemando la bandera iraní o atacando ambulancias o mujeres con velo. Según el gobernador de Teherán, Mohsen Mansouri, también se detuvo a tres ciudadanos extranjeros entre los manifestantes.
En la quinta noche de manifestaciones callejeras, destaca RFI, la policía usó gas lacrimógeno y realizó arrestos para dispersar a las multitudes de hasta mil personas.
Behzad Rahimi, diputado kurdo por la región de Saghez y Baneh, dijo en su intervención en el Parlamento que la policía de la moral siempre ha sido una fuente de preocupación y estrés para las mujeres iraníes. Añadió que hay que revisar los métodos de este cuerpo policial y escuchar la voz del pueblo y de la sociedad.
El presidente del Parlamento iraní, Mohammad Bagher Ghalibaf, aseguró que se modificarán las leyes para regular la actuación de la policía de la moral y cambiar los métodos utilizados para evitar estos dramas en el futuro.
Violencia extrema contra las mujeres
Para la profesora, Magíster en Estudios Internacionales, Tatiana Rein Venegas, del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, lo que ocurre en Irán es una situación gravísima y “demuestra en extremo las violaciones a los DD.HH que sufren las mujeres en todos los países del mundo, y en algunos casos mucho más, por el solo hecho de andar vestida de determinada manera, por el simple hecho de ser mujeres definitivamente”.
Agregó que en Irán la situación es mucho más extrema. “Ahí se les exige ciertos códigos de vestimenta muy específicos y si no los cumplen hay una policía que está velando por el cumplimiento de estas normas y pueden hacer lo que quieran, sin respeto por normas de derechos humanos. Entonces estamos viendo una situación de extrema violencia contra mujeres por parte del propio Estado, ni siquiera de actores particulares donde el Estado protegiera, sino que son agentes del Estado los que lo están haciendo, por eso es mucho más grave y hay mucha más desprotección para las mujeres”, indicó.
Rein indicó que si bien el gobierno ha dado otra versión sobre los hechos que terminaron con la vida de Amini, organismos internacionales están exigiendo una investigación rápida para determinar qué fue lo que pasó, establecer responsabilidades y hacer correcciones para que no vuelva a ocurrir, que sería lo mínimo. “Para nosotros es inconcebible que haya una policía que está velando por el respeto de ciertos cánones de vestimentas para las mujeres. Entonces si las mujeres no se comportan de determinada manera, si no aparecen frente a los demás de una determinada manera pueden llegar a ser asesinadas. Ni siquiera es que puedan haber un llamado de atención o alguna pauta, que no debiera, pero en este caso puede llegar al extremo de atentar contra su integridad física que es lo más habitual y hasta el extremo de la muerte”, indicó la analista internacional.
Respecto de las versiones oficiales, Rein afirmó que más que una utilización política de grupos opositores al régimen, “lo que pasa en estos casos es que cuando vemos una situación tan extrema, de alguna manera eso gatilla una reacción y cuando la gente se ha sentido oprimida por años o por un periodo prolongado de tiempo, eso hace que reaccione”.
Agregó que esa reacción puede producir que “muchas personas salgan a la calle y que de alguna manera, se rebelen contra el régimen, que es el que lo está oprimiendo. Muchas personas pueden estar protestando directamente por el hecho que han asesinado a una mujer por no vestir de determinada manera y otras personas pueden estar reclamando porque se sienten oprimidos porque el régimen está estableciendo reglas que consideran que son extremas. Cuando hablamos de movimientos sociales, la gente en algún momento por alguna razón sale de la comodidad de sus casas a la calle a protestar por una situación que considera que no puede mantenerse y que debe haber un cambio. Y eso en cualquier lugar y en este caso consideran que es suficientemente extremo el haber asesinado a una persona entonces eso hace que se movilicen a lo mejor más allá del caso particular”.
La gota que desbordó el vaso
Por su parte, el sociólogo, periodista y analista internacional, Raúl Sohr, afirmó que la opresión que viven las mujeres con la obligación de portar la vestimenta islámica y la muerte de esta joven kurda que iba a visitar a su hermano en Teherán, en la capital, fue “la gota que desbordó el vaso”.
Para Sohr el hecho de que exista “una policía islámica que vigila que las mujeres cumplan rigurosamente con las tenidas y los preceptos religiosos, es una forma de opresión sobre las mujeres que ya lleva décadas y que ha sido producto de muchas fricciones y en definitiva esta policía religiosa no es otra cosa que un aparato represivo dirigido especialmente hacia las mujeres.
El analista explicó que si bien “a los hombres se le exige o se puede condenar por ciertos cortes de pelo o alguna vestimenta, esto está dirigido en un 90% contra las mujeres”.
Añadió que “Irán solía ser una sociedad bastante liberal donde no había un dominio religioso, ni menos una exigencia de ciertos códigos de vestimenta. Por lo tanto, esto es realmente una gota que rebalsa el vaso, la muerte de esta joven mujer por no haber portado el hiyab exactamente como lo exigen los preceptos religiosos y la explicación que ha dado la policía que ha dicho que el joven murió de un infarto, pero además de decir eso, ha prometido que no va a volver a ocurrir. Cómo puede la policía prometer que no van a ocurrir nuevos infartos de personas detenidas, lo que es casi una admisión explícita de responsabilidad de parte de la policía que asesinó a esta joven”.
Frente a las versiones oficiales de usar el caso políticamente por la oposición kurda, Sohr señaló que “acusar de la muerte de una persona a manos de la policía y decir que es una maniobra o una operación de los kurdos, es una insensatez total. Es decir, la joven murió a manos de la policía y el malestar mayoritario de las mujeres por preceptos religiosos es algo que es conocido y simplemente una excusa como lo suelen hacer las autoridades iraníes de culpar en el exterior influencias externas de cualquier incidente que ocurre, pero actos de brutalidad, crímenes cometidos por las autoridades están muy bien documentados por diversas organizaciones de derechos humanos internacionales”.
Algunas autoridades también acusaron que las manifestaciones que se desataron, son actos contra la revolución islámica y que se regulará la actuación de la “policía moral” para modificar los métodos utilizados contra la mujeres. Para Raúl Sohr, “todas las policías pueden ser disciplinadas para una mayor vigilancia, pero esta misma propuesta habla de la admisión de culpa sobre el actuar de la policía y cuando las policías en general son masculinas y se les da la tarea de hacer cumplir ciertas normas que son rechazadas por la mayoría de las mujeres, inevitablemente surgen otros elementos de machismo, de abuso sexual, de sadismo que claramente fue el caso de esta joven que, según las denuncias, fue brutalmente golpeada en el vehículo que la transportaba a la estación de policía”.
Respecto de la posibilidad que estas protestas escalen a un plano político contra el sistema político y religioso que impera en Irán, el analista afirmó que “este es un incidente grave, pero no va a ser el incidente decisivo. Normalmente la mayoría de las sociedades son circunstancias económicas las que tienden a provocar, como el alza de la tarifa del transporte público, el alza el petróleo o la carestía la que provocan un desborde más generalizado en la sociedad. Este es un elemento que contribuye, pero no va a ser el decisivo”.
En tanto, la presidenta de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara de Diputadas y Diputados, Carmen Hertz, afirmó que “lo ocurrido con la trágica muerte de Masha Amini es lisa y llanamente una brutalidad y el mundo debe exigir el cese de la represión a los derechos fundamentales de las personas que hoy está sucediendo con los manifestantes que repudian el asesinato de la joven iraní. Así lo ha señalado en forma tajante la portavoz de la alta comisionada de Naciones Unidas para los derechos humanos”.