En los momentos de ser electo como el próximo presidente de la República, Gabriel Boric, junto a sus colaboradores de Apruebo Dignidad, exploraron una fórmula que les permitiese ampliar su base de respaldo en el Congreso Nacional, dado que la cantidad de parlamentarios elegidos del bloque no se acercaba a las mayorías requeridas para materializar el programa de transformaciones. Dicha deliberación devino en la incorporación de una segunda coalición de gobierno que hoy se conoce como Socialismo Democrático, que tras la derrota del Apruebo en el plebiscito del 4 de septiembre, pasó al núcleo del palacio de La Moneda, de modo que el eje de poder del Ejecutivo ha girado a los partidos de la ex Concertación, asestando un revés al proyecto que originalmente promovió al Presidente.
Aún así, la prueba apenas comienza. Si bien la Reforma Tributaria pasó su primera prueba al aprobarse en general en la Comisión de Hacienda en la Cámara, ello se hizo con una advertencia patente de la oposición, que votó en contra de legislar – pese a las modificaciones que ingresó el ministro Mario Marcel- por críticas que apuntan a la falta de incentivos a la inversión.
Correspondientemente, el Ejecutivo ha dado señales de ambivalencia sobre sus propias agendas, lo que preocupa a la izquierda del oficialismo. Tal es el caso de la Reforma Previsional, cuya presentación se ha visto dilatada, o la situación en torno al proyecto que tratifica el TPP11, iniciativa que el Gobierno no se ha allanado a retirar del Congreso pese a que así se lo han solicitado desde Apruebo Dignidad, que se opone férreamente al Tratado.
Al respecto, el analista político y director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, dijo ver difícil la viabilidad del programa de Gobierno si es que el Ejecutivo no se plantea una estrategía a corto y mediano plazo que permita subsanar su falta de gobernabilidad. “Porque el Gobierno no cuenta con los votos en el Congreso, porque la oposición se ha fortalecido, porque tiene dos coaliciones que no logran fraguar un trabajo articulado, la gobernabilidad está tensionada”, afirmó.
Marco Moreno.
“Estas dos coaliciones que hoy día tiene, no están actuando de manera sinérgica, coherente, hay dificultades y mientras el Gobierno no resuelva un diseño que le permita articularlas, va a tener problemas, porque el Presidente está cediendo para un lado, después cambia y cede para el otro para no disgustar a Apruebo Dignidad. Lo que ocurre con el TPP11 es un ejemplo de eso”, añadió.
A ello sumó la necesidad de mejorar la capacidad política para materializar el programa. “Cuando uno ve lo que está pasando en temas de política exterior, cuando uno ve las dificultades que hay respecto del diseño de la propuesta de reforma de pensiones, en fin, te das cuenta que no solo es un problema de viabilidad política, de gobernabilidad, sino que también es de capacidad de gobierno”, sostuvo.
Al respecto, la politóloga y académica de la facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, Claudia Heiss, reconoció que el programa será menos ambicioso del que podría haber sido con el cambio constitucional. “En el fondo se va a ver constreñido por las instituciones como le pasó al programa de Bachelet dos, que era un programa también bien reformista, pero además con un escenario mucho más adverso por la mayoría parlamentaria, con un Congreso con mayoría de derecha en el Senado y empatados en la Cámara de Diputados, entonces creo que el nivel de cambio estructural que va a poder hacer el Gobierno es moderado”, afirmó.
Pero ello no necesariamente puede traducirse en la inviabilidad del programa, advirtió. “Creo que es posible que haya algunos avances en temas, por ejemplo, de reforma tributaria, de reforma de pensiones, porque a pesar de este equilibrio de las fuerzas políticas, creo que hay una comprensión del sistema político que viene del estallido. O sea, el mensaje de que es necesario hacer reformas sociales de carácter redistributivo es un mensaje bien fuerte y yo creo que eso debiese llevar, si tenemos un sistema político mínimamente responsable, a allanarse a hacer algunas reformas que democraticen un poco más el sistema, que permitan cambiar la carga tributaria, que mejoren el acceso a derechos sociales por la presión social que se ha producido los últimos años”, sostuvo.
Claudia Heiss.
En tanto, el secretario académico de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma, Tomás Duval, consideró que el problema fundamental del Ejecutivo es que su proyecto se vio anclado a la aprobación de la propuesta constitucional de la Convención. “Muchos personeros de Gobierno ataron el futuro del programa a la aprobación del texto constitucional y eso sin duda es un error político manifiesto. Ya sabemos el resultado”.
Para efectos de concitar viabilidad, el analista político consideró que el Ejecutivo debe definir sus agendas prioritarias y analizar si ellas son prioridad para la ciudadanía. “Por ejemplo, en materia de seguridad tiene un vacío que va a tener que llenarlo de alguna manera, tiene que tomar una posición y en segundo lugar acordar con otras fuerzas, va a tener que buscar espacios de diálogo para llegar a entendimientos con las otras fuerzas políticas”, añadió.
¿Tiene identidad política el Presidente?
En entrevista con Ex-Ante, el profesor de la Universidad de los Andes e investigador asociado del Instituto de Estudios de la Sociedad, Daniel Mansuy, criticó la administración del Mandatario, viéndola inevitablemente marcada por el resultado del 4 de septiembre. “Mi impresión es que el Presidente Boric todavía anda en busca de su propia identidad política”, afirmó en el marco de su análisis, añadiendo que “esto puede ser normal cuando eres un joven diputado, pero es imperdonable si eres Presidente”.
Una premisa sobre la que Heiss se manifestó en desacuerdo, aseverando que el Presidente “tiene una identidad política muy clara que está en la izquierda, en un programa socialdemócrata, en una izquierda democrática”.
Asimismo sostuvo que la identidad del Mandatario se ha construído en base a la crítica “a la falta de reformas que ha habido en los últimos años y una cierta crítica, por cierto a la derecha, pero también a la ex Concertación”.
“Yo creo que la identidad política que diferencia al Presidente con los gobiernos de la Concertación tiene que ver con las maneras en que han funcionado los partidos de la ex Concertación que internamente se elitizaron mucho. Yo creo que el Frente Amplio y también el Presidente Boric, que vienen del movimiento social, han tenido una mirada mucho más participativa de la política, han tratado de construir una política menos cupular y más participativa, no sé si con éxito pero al menos al principio, y por otro lado con un impulso reformista quizás más decidido en términos de la provisión de derechos sociales y la inclusión en política de grupos como pueblos originarios e incluyendo temas de paridad de género”, consideró.
Tomás Duval.
A su vez, Duval vio la crítica como un cuestionamiento a la dirección política del Gobierno, encauzada en el mandatario. “Sin duda el presidente de la República como jefe de Estado tiene que tomar una definición y la crítica apunta a que no tiene una definición en ciertas materias. Yo creo que sí, el problema del Presidente es que tenía un programa en la primera vuelta y otro en la segunda vuelta, con matices, entonces tiene que tomar un camino, pero quedar en este terreno intermedio no solo perjudica al país sino que a él mismo”, señaló.
En tanto, Moreno descartó una falta de identidad de parte del Presidente y del Ejecutivo en su conjunto, “porque este gobierno si por algo se ha caracterizado es por el discurso de las causas, el discurso de las identidades”.
“Más que identidades, yo echo en falta un diseño estratégico para poder enfrentar el desafío de avanzar en el programa de Gobierno. El Ejecutivo tiene una identidad de izquierda, progresista, de transformación, tiene definido lo que quiere, el problema es cómo. No es el qué sino el cómo y el cómo tiene que ver con diseño estratégico, en las herramientas que utilizo para poder alcanzar esos objetivos”, indicó.