En el balneario egipcio de Sharm el-Sheij, durante el evento “Carta de la Amazonía: una agenda común para la transición climática”, realizado en conjunto con los nueve gobernadores de los estados amazónicos brasileños, el líder de izquierda que ganó su tercer mandato en las urnas el mes pasado, anunció ante un auditorio entusiasmado que buscaría convertir a Brasil en el anfitrión de la COP30 en 2025 y que apuntaría a que la sede de esta conferencia internacional esté en la selva amazónica y no en alguna región costera más poblada.
“Estoy aquí para decirles a todos ustedes que Brasil está de vuelta en el mundo”, informó Lula al arribar este miércoles a la cumbre climática de Naciones Unidas. “Es importante que la COP sea en la Amazonía”, prosiguió. “Es importante que las personas que defienden la Amazonía, las personas que defienden el clima, conozcan de cerca lo que es la región”, afirmó Lula, quien asumirá el cargo el 1° de enero próximo.
La firma de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, cuyo objetivo es prevenir el calentamiento extremo a nivel planetario, se constituyó en el núcleo de las reuniones de la COP. De hecho, fue la Cumbre de la Tierra que se efectuó en Río de Janeiro el año 1992 la que sentó las bases para los principales acuerdos ambientales internacionales.
En 2019, Brasil iba a realizar la cumbre anual sobre el clima de la ONU, seriamente preocupada por el cambio climático y decidida a incentivar la lucha global en su contra. Pero el ultraderechista mandatario Jair Bolsonaro se negó a seguir adelante con su organización. Entonces, como para tirarle un salvavidas al ultramontano de Brasilia, el entonces gobierno derechista chileno presidido por Sebastián Piñera, ofreció hacerse cargo de la misma. Sin embargo, la historia diría otra cosa pues en ese momento sobrevino el levantamiento cívico del 18 de octubre de aquel año, lo que determinó la suspensión del evento “por razones de seguridad”, según La Moneda, impidiendo así que aquella cumbre pudiera materializarse.
Ahora, el hecho de que Luis Inacio Lula Da Silva haya escogido la cumbre COP27 como foco de su primera visita internacional después de haber sido elegido presidente el mes pasado, ciertamente ha ayudado a dinamizar las conversaciones de este año en el importante centro turístico egipcio sobre las costas del Mar Rojo. “Es muy positivo que venga aquí como presidente electo porque el actual presidente brasileño nunca vino a las COP”, dijo Carlos Nobre, científico climático de la Universidad de São Paulo. El investigador, altamente prestigiado a nivel internacional en su especialidad, agregó que Lula cambiará las políticas ambientales de Brasil en “180 grados” respecto de las de ultraderechista Bolsonaro.
Lula, experimentado político como es, aprovechó la ocasión para no dejar duda ante el mundo que Brasil, el mayor custodio de la selva amazónica a nivel planetario, regresará a la senda de la lucha contra el cambio climático tras cuatro años de un “gobierno desastroso” como el de Bolsonaro, que sumió a su país en el “negacionismo climático”, subrayó. Su discurso, aunque no provenía de un delegado “oficial” sino de un invitado del gobierno egipcio, era sin duda el más esperado y de mayor peso político que se haya pronunciado hasta ahora en la reunión internacional que concluye en los próximos días. Por ello, el entusiasmo de quienes le escuchaban cuando Lula confirmó que el cambio climático tendrá el más alto perfil en la estructura de su nuevo gobierno, durante el cual “los crímenes ambientales serán combatidos sin tregua”, señaló.
En lo inmediato, este jueves el presidente electo brasileño se encontrará con miembros de la sociedad civil brasileña y participará en el Foro Internacional de los Pueblos Indígenas-Foro de los Pueblos sobre Cambio Climático, reiterando allí lo prometido durante su campaña electoral: frenar la deforestación de la Amazonía, que se disparó en los últimos cuatro años durante la gestión de Bolsonaro. Y después de su participación en la CO27, Lula viajará el viernes a Portugal, donde mantendrá encuentros con las máximas autoridades de ese país para regresar el sábado a Brasil.