En todo el mundo el fenómeno de los liderazgos populistas ha permeado los sistemas democráticos, llevando al gobierno a sectores de ultraderecha como en Italia, Suecia, Hungría y también en América Latina con el caso más patente en Brasil con Jair Bolsonaro que fue derrotado por un estrecho margen por Lula en la última elección presidencial.
Por eso a juicio del director del Instituto de Estudios para la Sociedad, Claudio Alvarado, es necesario observarlos con atención, especialmente para entender por qué estos sectores encuentran tanto respaldo entre el electorado.
En conversación con el director de Radio Universidad de Chile, Patricio López, Alvarado comentó que “hay que tomarse en serio el crecimiento de las fuerzas llamadas populistas. Lo que no tiene que hacer la centroderecha fue lo que hizo en su momento Hillary Clinton que si bien no era de centroderecha, representaba al stablishment en la elección contra Trump. Hillary Clinton cuando despreció a los votantes de Trump, lo que hizo fue decidirse ignorar los motivos que explicaban el auge de esos liderazgos”.
Por eso estimó que “la centroderecha tiene que distinguirse, tiene que levantar un proyecto distinto al Partido Republicano, tiene que distinguirse en la forma y también en el fondo, pero al mismo tiempo preguntándose de modo serio por qué Bolsonaro saca lo que saca en Brasil, por qué Trump sacó lo que sacó en su minuto en EE.UU., por qué están estos fenómenos en Europa del Este”.
Alvarado agregó al respecto que “hay que hacer un esfuerzo de comprensión que vaya más allá de simplemente denostar a los electores. Lo mismo aplica en Chile con el votante del Partido de la Gente”, cuestionando sus liderazgos y el intento por cambiar la democracia representativa por una “democracia digital”, aunque sin desconocer el fenómeno que está detrás ya que cada día suma nuevos adherentes.
“La centroderecha ha tenido una actitud bastante amigable con el Gobierno”
Uno de los temas que marcó la agenda política de las últimas semanas fue el acuerdo al que llegaron todos los sectores de la oposición junto a parte de la Democracia Cristiana que estuvo a sólo un par de votos de imponerse a la candidatura de Vlado Mirosevic para encabezar la Cámara de Diputados y Diputadas.
Y aunque esa idea no prosperó, este lunes las bancadas desde Chile Vamos a Republicanos acordaron censurar 13 presidencias de comisiones de esa rama del Congreso.
Sin embargo, Alvarado considera que “la centroderecha ha tenido una actitud bastante amigable con el Gobierno”.
“Hay una crítica política legítima, eso es parte de ser oposición. Son muy pocas las interpelaciones, no se han presentado acusaciones constitucionales, se aceptan invitaciones al diálogo. Creo que en contraste con el periodo anterior, deja bien parada a la oposición actual y en particular a Chile Vamos”, indicó el abogado.
Además, sostuvo que “no hay que negar la sal y el agua y en ese espíritu es que yo veo a Javier Macaya (presidente de la UDI), a la directiva de RN, a la directiva de Evópoli, buscando articular el equilibrio que es difícil: cómo ser una oposición firme y que no pierda total contacto con sus bases y al mismo tiempo ser políticamente responsables y constructivos”.
Por otro lado, destacó el nuevo rumbo que tomó el Ejecutivo a partir de los cambios en el gabinete y en particular con la llegada de Carolina Tohá al Ministerio del Interior y la jefatura del gabinete, lo que a su juicio ha permitido articular más el trabajo de La Moneda.
“Aquí hay autoridades de Gobierno que están buscando hacer un contrapunto con lo que ha sido el inicio del Gobierno: la ministra Tohá, el mismo ministro Marcel que no obstante estaba desde un comienzo, hoy día tiene más compañeros del Socialismo Democrático”, subrayó.
Para el director del IES esto se traduce además en la evaluación que han tenido estos integrantes del gabinete de Gobierno. “No es casual para mí que ese perfil sea el tipo de ministros que están mejor evaluados porque lo que hoy día ve la ciudadanía calza más o menos con ese tipo de liderazgos que buscan dar seguridades, que buscan transmitir certezas, que se caracterizan por su responsabilidad”, puntualizó.
Proceso constituyente: “O se incorporan distintas variables de legitimidad o no va a haber acuerdo”
Esas seguridades que busca la gente en las autoridades de Gobierno se traduce también según Alvarado a lo que ocurre con el proceso constituyente donde si bien en el plebiscito de entrada la gente apoyó ampliamente la idea de impulsar cambios, en el de salida dejó claro que no puede por cualquier transformación, si no que con certezas.
No obstante, existen al menos tres aspectos según el académico que deben ser tomados en cuenta y es que la actual constitución de 1980 no concita un acuerdo en ningún sector de la sociedad, salvo algunas excepciones, además de que el país se ha vuelto ingobernable para cualquier alianza política lo que ratifica la necesidad de llegar a un cambio de la carta fundamental.
Como tercer elemento está el que “la ciudadanía si algo ha transmitido es que está bastante aburrida, cansada respecto de un sistema político que se vuelve incapaz de alcanzar acuerdos”.
Por eso consideró que más allá de haber avanzado en elementos como el marco en el que se deberá redactar la nueva constitución y el establecimiento de un grupo de especialistas que vigilará que no se traspase esos límites, debe incorporarse necesariamente la diversidad de miradas que hoy conviven en el país.
“O se le habla a distintos públicos y se incorporan distintas variables de legitimidad o no va a haber acuerdo. Y mi impresión por todo lo que se ha avanzado ahora y más allá de las dificultades y la retórica que a veces se utiliza para dejar tranquila a las bases, yo diría que desde la UDI hasta una parte del Frente Amplio, una gran parte del espectro político, entienden que tienen que llegar a un acuerdo y que no pueden volver a fracasar”, explicó.