Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 19 de abril de 2024


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Juan Pablo Orrego (Comunes): “El Estado social y democrático de derechos es donde mejor se sintetiza la apuesta ideológica y programática del Frente Amplio”

El cientista político consideró como "una excusa elegante" el argumento que apunta a una carencia ideológica del FA como obstáculo para aliarse con el PS y advirtió que la falta de definiciones programáticas es atribuible a todos los partidos.

Maria Luisa Cisternas

  Domingo 19 de febrero 2023 9:13 hrs. 
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Reticencia a una alianza política con el Frente Amplio -que trascienda a la estrategia electoral que se pactó para los comicios de mayo- es lo que han manifestado algunos personeros del Partido Socialista post inscripción de la lista “Unidad para Chile”. Cortapisas tanto desde las huestes del partido como de observadores críticos de la coalición emergente, a la hora de pensar un nuevo bloque de izquierda bajo la triada PS-FA-PC, y uno de los principales argumentos que se vierten en contra del rebaraje es que la ausencia de definiciones ideológicas del Frente Amplio hacen imposible o al menos complejo para los socialistas llegar a converger.

“Una cosa es hacer un acuerdo electoral por interés. Otra distinta es declarar que entre AD y PS hay consensos sustanciales. No los hay. El PS ha hecho, con Lagos y Bachelet, políticas socialdemócratas universales. El FA es proyecto vago. No somos lo mismo: diferencias profundas”, sentenció el sociólogo Alfredo Joignant. Mientras que la politóloga Javiera Arce ha marcado distancia aduciendo que el FA es “una coalición reformista que carece de un proyecto político ideológico claro y que fue conformado como una alianza de estas tendencias de atrapar todo”.

Críticas que a juicio del cientista político, magister en Sociología, estudiante de Doctorado en Política en la Universidad de Edimburgo y militante de Comunes, Juan Pablo Orrego, bloquean un debate necesario respecto a las fórmulas que sirvan para ampliar la base de respaldo de los cambios estructurales acuciantes. Por lo demás, en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el intelectual frenteamplista afirmó que es el Estado social y democrático de derechos lo que cristaliza la apuesta ideológica del Frente Amplio y de ahí entonces que identificó un piso mínimo para desarrollar diálogos más sustantivos entre las fuerzas progresistas.

Con el debate de las dos listas se puso sobre la mesa un proyecto de un nuevo bloque de izquierda conformado por el PS, el FA y el PC. El escollo que algunos ven en eso es que el Frente Amplio sería una fuerza vacua con falta de programa o proyecto estratégico, mientras que el PS sería un partido socialdemócrata de fuste y por tanto, la falta de afinidades ideológicas entre ambas harían imposible que puedan converger ¿Qué análisis desprendes de esa crítica?

A mí por lo menos personalmente me parece que no es un diagnóstico del todo correcto primero porque la falta de definiciones ideológicas y programáticas puede achacarse a todo el espectro político y de hecho es una de las principales razones de la crisis por la cual atraviesa el sistema de partidos chileno. Segundo, porque bajo la bandera de la socialdemocracia se han impulsado políticas de todo tipo en las últimas décadas, algunas de las cuales incluso atentan contra del mismo ideario tradicional de la socialdemocracia, entonces ahí la pregunta es ¿De cuál socialdemocracia estamos hablando? ¿De la que construyó Estado de bienestar durante el siglo XX o de la socialdemocracia que impulsó políticas pro mercado o debilitó lo público? Y tercero, porque buena parte de las izquierdas que han emergido en el último tiempo se han consolidado precisamente a través de la defensa de la seguridad social y de los derechos universales, bandera que también defendía la socialdemocracia clásica, entonces personalmente creo que ese diagnóstico es más bien una excusa elegante para bloquear una discusión que yo también creo que es necesaria.

Al Frente Amplio se le ha criticado por bregar por reivindicaciones identitarias más que por demandas estructurales como el trabajo ¿Crees que es una crítica que tiene asidero?

Yo de partida creo que no es sano para la izquierda plantear una división entre “demandas particulares” y “demandas más estructurales y universales”. Creo que en general, las izquierdas más contemporáneas han logrado, por lo menos las más exitosas, una síntesis entre ambas dimensiones precisamente con el fin de poder aglutinar y construir audiencias mucho más amplias que la socialdemocracia más tradicional, porque la socialdemocracia también se sustentaba en sectores sociales que han cambiado mucho en los últimos años. Particularmente, en el caso del Frente Amplio, efectivamente ha sido una fuerza que ha bregado por los derechos de distintas minorías étnicas, también derechos de distintas disidencias sexuales y eso no es secreto para nadie. El Frente Amplio se define como feminista o al menos intenta impulsar ese tipo de políticas, pero en ningún caso eso ha implicado que el Frente Amplio ha dejado de lado “reformas más estructurales” tanto sea en lo que refiere como derechos laborales pero también en la construcción de un Estado social y democrático de derechos. Por tanto yo de partida tengo que plantear que esa visión no es muy sano para la izquierda, pero tampoco creo que tenga asidero en la práctica y creo que eso sustenta más bien ciertos prejuicios que yo creo que dificultan poder construir un diálogo honesto entre ambas fuerzas.

¿Por qué se hace necesario abrir o profundizar en el debate sobre una nueva coalición del PS, el FA y el PC?

Yo creo que el Partido Socialista es un Partido con mucha historia y no es secreto para nadie que varias de sus principales figuras han sido referentes para el Frente Amplio. No obstante y en esto coincido con algunos sectores críticos del PS, una decisión así no debería tomarse por razones electorales y que se pueda decretar por la prensa, tiene que ser fruto de un debate amplio donde participen también los militantes de base y por sobre todo donde también podamos procesar y enfrentar transparentemente los distintos diagnósticos que se tienen con respecto a lo que fue la transición, a cuáles fueron las causas del estallido social, en función de eso ir construyendo una síntesis que sirva de base para construir confianzas y en ese sentido creo que el primer paso es que tanto el Frente Amplio como el PS se abran a mirar críticamente lo que han sido sus propias trayectorias como punto de arranque de cualquier diálogo honesto y en estos momentos creo que las recriminaciones cruzadas sirven de poco entre sectores que pertenecen a la misma alianza de Gobierno y que al menos en esta pasada, pertenecen a una misma alianza electoral. Entonces, yo al menos sería bastante critico de las voces que intentan bloquear ese debate porque finalmente lo que necesita este gobierno y lo que necesitan todos los sectores que buscan cambios estructurales es una base de apoyo mucho más amplia que la que se tiene actualmente y creo que hay ciertos espacios para dar esa discusión con el Partido Socialista o por lo menos con sectores del Partido Socialista, pero para eso se necesita una discusión más sustantiva de la que se ha tenido hasta ahora.

¿Por qué esta política de alianza no alcanza al PPD y al PR?

De partida nosotros en un principio como fuerza política, el Frente Amplio, estábamos abiertos a una alianza electoral en primera instancia con el PPD, así como también con todos los sectores que conforman el oficialismo y fue el mismo Partido por la Democracia de manera legítima el que decidió concurrir a una lista separa y yo más bien creo que el problema no reside tanto en el Frente Amplio. Nosotros creemos que es necesario construir una base social y política amplia para sostener los ánimos de cambio, las reformas estructurales que hemos venido impulsando los últimos años, pero al mismo tiempo veo muchas indefiniciones con respecto a cuál es el rol que se quiere jugar por parte de sectores que son parte de la alianza y en ese sentido creo que el principal obstáculo que tenemos ha sido la incapacidad de poder construir diagnósticos comunes con sectores que hace poco estábamos compitiendo. Nosotros como Frente Amplio estamos dispuestos a ese diálogo más sustantivo, nuevamente, no a través de la prensa, sino que también a través de espacios de base, de militancia y creo que también es una pregunta válida si otros sectores del oficialismo, en este caso el PPD están dispuestos a dar esa discusión sin caer en reproches mutuos pero sí a través de un debate transparente y donde también contrastemos tesis porque finalmente hay diferentes lecturas de lo que han sido los últimos 30 años y sobre el rol que tiene este Gobierno.

Carlos Ruíz sostuvo en entrevista con nuestro medio que precisamente la falta de unidad programática ha sido el gran pendiente del Gobierno ¿Por qué crees que no se ha podido arribar a esa discusión? ¿El foco ha estado puesto en la administración?

Primero que nada, creo que es importante recordar que la actual alianza de Gobierno se fraguó a raíz de una necesidad bien concreta que probablemente en Chile no se había dado en casos anteriores y es la necesidad de poder construir un Gobierno que tuviera la espalda suficiente para poder impulsar su programa y de ahí que se configuró una alianza yo diría más bien en base a la necesidad, más que a partir de consensos políticos. Eso obviamente tuvo sentido en un minuto pero creo que de aquí en más lo que se necesita es una alianza de Gobierno que se sustente en consensos comunes y en diagnósticos comunes y con esto creo que se abre un diálogo bien interesante para el Frente Amplio en el cual sería sano que la coalición pudiera revisar lo que ha sido su trayectoria en los últimos años, en función de eso proponer ciertos elementos comunes para poder iniciar este diálogo, pero creo que, claro, la historia pesa mucho, venimos de un ciclo en el cual nosotros competíamos con los sectores de Socialismo Democrático pero hoy nos vemos en la necesidad de poder dialogar, de poder llegar a acuerdos respetando nuestras diferencias, pero sobre todo entendiendo que hoy en día avanzar de manera solitaria a través de caminos individuales no tiene mucho sentido y no vamos a llegar muy lejos bajo esa guía. Entonces, yo diría que hay harta reticencia en varios sectores, no solamente en el Socialismo Democrático, a poder dar esta discusión, pero creo que hoy en día nos vemos forzados a tenerla si es que queremos de alguna manera sacar adelante un Gobierno exitoso, que cumpla con las reformas estructurales que se han venido comprometiendo, que pueda construir un Estado social y democrático de derechos y que de alguna manera frene lo que yo al menos veo como distintas formas de populismo autoritario que han sido la tónica en el último tiempo tanto en Latinoamérica como en el mundo.

¿Y el Frente Amplio está en la posición de exigir ciertas credenciales al resto de los partidos?

Yo acá creo que no debería ponerse ningún veto para dar esta discusión, yo diría que estamos en un momento donde necesitamos construir mayores niveles de amplitud política pero también social y por eso creo que una discusión de este estilo no solamente debería incluir a Socialismo Democrático sino que también debería poder incluir a los sectores que hoy día no se sienten representados ni por el Frente Amplio ni por el Gobierno, particularmente distintas organizaciones y movimientos sociales y yo diría que hay ciertos elementos comunes para dar esa discusión, estos se sintetizan de mejor manera en lo que es el Estado social y democrático de derechos, en la construcción de mayores niveles de seguridad social, de fortalecimiento de lo público y por cierto también en la profundización y perfeccionamiento de nuestra democracia. Yo diría que ahí hay ciertos elementos definitorios, programáticos, políticos e ideológicos a partir de los cuales se puede generar un diálogo honesto con distintos sectores de la actual alianza de Gobierno, incluyendo al PPD, al PS, pero siempre con el fin de ir dando mayor sustento a las reformas por las cuales la gente eligió a este Gobierno. Yo diría que esas serían las únicas condiciones para poder iniciar un debate honesto y ahora eso no necesariamente traducirse en la conformación de una sola alianza de Gobierno o una alianza electoral, pero sí deberíamos poder avanzar hacia mayores grados de unidad que nos permitan avanzar en conjunto.

Tendría que ser necesario que se supere la teoría del reemplazo ¿no? Esta tesis de que el Frente Amplio viene a arrogarse la representatividad absoluta de la izquierda ¿Cómo se supera esa disputa por la hegemonía?

Yo creo que el Frente Amplio nunca tuvo como propósito reemplazar a un grupo de personas para poner a otra sino que más bien poder ir moviendo los límites de lo que era la discusión política hace unos 10, 20 años atrás y poner sobre la mesa la necesidad de avanzar con mayor determinación en derechos sociales universales y nuevamente en una profundización de la democracia. De hecho esa era una de las principales críticas que se hacía no solamente por el Frente Amplio sino también por muchos actores durante el año 2000, incluso los 90 hasta el 2010, como la capacidad de nuestro sistema político para poder representar a más intereses sociales y por lo mismo yo que estamos en un minuto en que el objetivo, no es por cierto desplazar a un sector y otro, sino que también ir cimentando las bases de lo que sería una nueva forma de hacer política y creo que es algo que el Frente Amplio tiene muy claro es que nosotros solos no bastamos para poder impulsar todos esos cambios, se necesitan diversos actores que efectivamente tienen sus propias tradiciones, sus propias historias, que han participado quizás en otros esfuerzos por impulsar esta reforma como puede que no, con el fin de poder ir dandole más espalda política al ciclo de cambios que hoy día ciertos sectores de la derecha intentan cerrar.

Noam Titelman en “la nueva izquierda chilena” afirmaba que en el terreno programático había más preguntas que respuestas en lo relativo al Frente Amplio. Hoy en el 2023 y con el Gobierno instalado ¿Consideras que eso ha cambiado?

Primero que nada, la emergencia del Frente Amplio es inexplicable sin tomar en cuenta su crítica profunda hacia el Estado subsidiario y la falta de derechos sociales en Chile y por lo mismo yo diría que el Estado social y democrático de derechos en donde mejor se sintetiza la apuesta ideológica, política y programática del Frente Amplio. Esto no significa que el Frente Amplio sea la única fuerza que impulsa este objetivo, ni que con eso se respondan todos los problemas que debe abordar el Gobierno. Ahora, no obstante, yo diría que en estos meses en el Gobierno, yo al menos he visto un crecimiento importante por parte del Frente Amplio en términos de hacerse cargo responsablemente de problemas largamente arrastrados por el país para las cuales quizás no teníamos suficiente elaboración antes de iniciar esta administración  y aquí estoy pensando en temas relacionados con la seguridad pública, incluso también el conflicto en La Araucanía. Esto no implica desconocer todos los errores que pudo haber cometido el Frente Amplio, muchos de los cuales eran perfectamente evitables, pero sí creo que sería injusto no reconocer procesos de maduración dentro del conglomerado que ha ocurrido durante estos meses de Gobierno. Entonces yo diría que el Frente Amplio que vemos hoy día es muy diferente al Frente Amplio que existía hace algunos años atrás, cuando por ejemplo este artículo salió publicado. Insisto, queda un largo camino, hay muchos elementos que implica afinar, pero hoy día yo veo disposición a dar esos debates.

De cara a este proceso eleccionario ¿Cuánto crees que puede crecer el Frente Amplio en estas elecciones? ¿De qué dependerá su amplitud?

Yo diría que el Frente Amplio tiene dos tareas muy importantes en estas elecciones: primero consolidarse territorialmente fuera de sus bastiones en el centro del país -Región Metropolitana y Valparaíso-, en segundo lugar, buscar ampliarse socialmente más allá de los grupos que hoy día ya se sienten representados por el Frente Amplio, y estos dos puntos son aún más importantes en el marco de voto obligatorio y por tanto con la inclusión de un electorado numeroso que quizás lleva años o décadas, o quizás nunca ha elegido a representantes o a una representante y creo que a pesar de que se ha hablado mucho de los riesgos e incertidumbres, se ha hablado poco de las oportunidades que ofrece el voto obligatorio para poder hablarle a un nuevo público, precisamente, por eso creo que es importante cuestionar una de las narrativas que se han buscado instalar en el debate público, particularmente aquella que plantea que la victoria del Rechazo el pasado 4 de septiembre puede leerse como una vuelta al centro en clave noventera o como si estuviéramos en los 2000, más que apelar a un centro cuyo posicionamiento es poco claro y que simplemente no se puede agrupar en solamente un sector, el Frente Amplio así como el resto de las fuerzas políticas deberían estar pensando en cómo hablarle a un electorado desafecto y que no se identifica necesariamente con el eje izquierda-centro-derecha, que tiene una alta desconfianza hacia las instituciones y que puede estar igualmente preocupado por la seguridad pública como de la ausencia de derechos sociales o derechos labores y yo diría que sería pertinente que los partidos puedan sacarse cualquier molde preconcebido de lo que quieren o lo que son los electores, más en un contexto de voto obligatorio. Yo diría que ahí hay unas claves para pensar esta elección.

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