Una intensa polémica ha causado la decisión del municipio de Santiago de invertir poco más de 8 mil millones de pesos para adquirir el terreno, las instalaciones y equipos, además de otros activos intangibles, de lo que fuera la ex clínica Sierra Bella, emplazada en el área sur-oriente de la comuna. Sea por desconocimiento o por deliberada intencionalidad, se presenta la compra de este establecimiento de salud como un gasto “excesivo”, incluso por sobre su valor de mercado, aduciendo un supuesto “sobreprecio”.
Independiente de la polémica que se ha generado y que hoy tiene a esta iniciativa sanitaria en suspenso por parte de la Contraloría General de la República, resulta interesante revisar cuánto cuesta construir en el sector salud y, por lo tanto, qué magnitudes se requieren para invertir en obras de uso similar al que tendrá la ex clínica Sierra Bella para atender las acuciantes necesidades de salud de la población. Se debe considerar que la lista de espera actual del Hospital San Borja Arriarán, el más cercano, representa más de 13.262 personas de las cuales 4.210 corresponden a cirugías que esperan por su atención médica.
Veamos algunos ejemplos.
En la comuna de Providencia, actualmente se encuentra en licitación la reposición (que consiste generalmente en la demolición y luego la construcción) de un Cesfam que hasta ahora ha recibido dos ofertas, una por $8.370 millones y otra por $8.923 millones (IVA incluido). Cabe destacar que estos valores sólo consideran la construcción y no el valor del terreno, ni los largos y costosos procesos de obtención de certificaciones sanitarias.
En la comuna de Renca se está licitando por segunda vez la construcción de un Cesfam por $7.557 millones, como precio referencial. Cabe señalar que el primer proceso licitatorio fue declarado desierto porque el valor que proponía el oferente era de $8.856 lo que superaba el presupuesto disponible de $7.109. Nuevamente sin considerar el terreno que, en este caso, es de propiedad del Municipio.
En la comuna de Maipú, el IX Cesfam, actualmente en ejecución, suma un costo de $ 7.261 millones por la construcción, considerando el monto pagado a la primera empresa más el monto del contrato con la empresa vigente.
Los montos involucrados en las obras de construcción de un Cesfam en distintos puntos de la región metropolitana se ubican entre los 7.000 y los 9.000 millones, rango muy cercano al valor comercial que se está cuestionando en la compra de la ex clínica Sierra Bella. Al menos desde este punto de vista, el monto no parece alejado de lo que otros municipios están invirtiendo en salud, más aún si consideramos que a estos valores habría que agregarles el valor del terreno y otros gastos necesarios.
Llama la atención que la polémica se centre en comparaciones respecto al avalúo fiscal del terreno y las construcciones, que como sabemos, rara vez reflejan el valor comercial de “empresas en marcha”. Respecto del valor de otra transacción realizada anteriormente y cercana al valor de avalúo fiscal, lo que llama la atención es que los críticos no se interroguen por la validez de dicho monto como expresión del valor comercial.
Dado lo anterior, ¿es “excesivo” el valor de compra de la ex clínica Sierra Bella? Los datos nos indican que no. Los recintos de salud de este tipo tienen un valor en el rango de lo que el concejo de Santiago ha aprobado en la compra de dicho inmueble. Además, se debe considerar que construir nueva infraestructura en salud siempre ha sido un proceso lento y que tarda años. En la misma comuna se Santiago, uno de los Cesfam que están en construcción, bajo la gestión de la inversión por parte de Servicio de Salud, lleva prácticamente una década sin terminar. El poder ganar tiempo invirtiendo en un prestador de salud que está prácticamente listo para comenzar a funcionar, también tiene un valor monetario que debe ser considerado.
Si comparamos con otros proyectos de salud financiados por el Estado, la compra de la ex clínica no solo es conveniente para los intereses municipales a propósito del valor, sino que, además, por la urgencia que tiene de disminuir la brecha en infraestructura y, por tanto, que este mismo año se puedan dar soluciones concretas a los vecinos y no en 5 o 10 años más.
Desde otra perspectiva, dejar que la ex clínica Sierra Bella cierre definitivamente y se transforme probablemente en un paño de terreno para construir edificios de departamento o estacionamientos, es un despropósito para un país que está al debe en relación a la infraestructura sanitaria.
La comuna capital, sus vecinos y vecinas, no pueden seguir esperando para solucionar sus problemas de salud. Agregar a la red de salud municipal esta infraestructura no solo facilitará comenzar las obras de reposición del Cesfam Padre Orellana, trasladando su población beneficiaria y su personal a unas instalaciones dignas y adecuadas; sino que permitirá fortalecer la capacidad resolutiva en alianza con la red pública del Servicio de Salud Metropolitano Central. Es esta la perspectiva que debe tenerse presente al evaluar el costo de la iniciativa que se ha propuesto.