Desde hace mucho tiempo Cormac McCarthy estaba instalado en el exclusivo lugar de los eternos candidatos al Premio Nobel de Literatura. El célebre crítico Harold Bloom, autor entre otros textos rectores de El canon occidental, decía que los mayores novelistas estadounidenses de su tiempo eran Thomas Pynchon, Don DeLillo, Philip Roth y Cormac McCarthy. En esa órbita estaba el autor que falleció este martes a los 89 años.
El novelista fue una de las figuras más importantes de la literatura de Estados Unidos, al explorar el lado oscuro de la naturaleza humana en novelas como ‘La Carretera’, ‘No es país para viejos’ o ‘El pasajero’.
El hijo del autor, John McCarthy, señaló que su padre murió por causas naturales en su domicilio de Santa Fe (Nuevo México), en unas declaraciones publicadas por la periodista Alexandra Alter del New York Times.
Las reacciones al fallecimiento de un escritor admirado por sus lectores y colegas en todo el mundo proliferaron. Su editorial, Random House, informó: “Lamentamos comunicar el fallecimiento de Cormac McCarthy. Autor de títulos ampliamente aplaudidos como ‘Meridiano de sangre’, ‘La carretera’ o ‘El pasajero/ Stella Maris’, McCarthy ha sido considerado uno de los más grandes novelistas de su generación”.
La mayoría de sus novelas se basan en historias de adolescentes y hombres errantes, casi vagabundos, que simbolizan un mundo crepuscular (el de los vaqueros y el Oeste) que está a punto de desaparecer, y en todas se habla de la violencia y de una masculinidad instintiva, que se forma al contacto con el ambiente y con las personas con las que se cruzan, que la irán moldeando. Autor también de La oscuridad exterior, Hijo de Dios y Suttree, ambientadas en un Sur gótico y violento y que han sido comparadas con la obra de William Faulkner y Flannery O’Connor.
Tres de sus obras han sido adaptadas al cine: ‘Todos los hermosos caballos’, ‘La Carretera’ y ‘Sin lugar para los débiles’. Esta última película recibió cuatro premios de la Academia, incluido el premio a la Mejor Película, que fue llevada a la pantalla por los hermanos Coen con la que Javier Bardem ganó el Oscar a mejor actor de reparto.
Una de sus novelas, Meridiano de sangre, es considerada por los críticos como una de las novelas estadounidenses más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. En una encuesta para críticos y escritores realizada por The New York Times en 2006, la novela fue elegida entre las cinco más importantes de los 25 años anteriores. El propio Harold Bloom la mencionó como una de las mejores novelas del siglo XX. La revista Time la incluyó en su lista de las 100 mejores novelas en inglés desde 1923 hasta 2005.