Tras el ingreso de las mil 69 enmiendas de parte de los consejeros constitucionales al anteproyecto de la nueva constitución, no han sido pocas las reacciones que han provocado especialmente las propuestas por parte de representantes del Partido Republicano, tanto en el oficialismo como, incluso, en Chile Vamos.
Y es que algunas de las enmiendas van en dirección opuesta a lo zanjado por la Comisión Experta relativo, por ejemplo, a la declaración de Chile como Estado social y democrático de derecho, tratados internacionales sobre derechos humanos, derecho a la huelga, el derecho a la vida, entre otras materias, que han despertado la preocupación de distintos actores políticos respecto de un eventual nuevo fracaso del proceso constitucional.
En conversación con Radio Universidad de Chile, el comisionado del Partido Socialista, Flavio Quezada, fue enfático en señalar en que “se han propuesto enmiendas que constituyen retrocesos graves y serios en cuestiones esenciales para un Estado de derecho y un régimen democrático, especialmente en derechos humanos”. Razón por la que dijo esperar no se siga avanzando en esa dirección, en la medida en que se desarrolle el debate en torno a los contenidos finales del texto.
“Sin derechos humanos no hay democracia y sin derechos humanos tampoco hay Estado de derecho, porque precisamente lo que caracteriza el Estado de derecho es que somos titulares de derechos subjetivos que podemos hacer efectivos, incluso, contra el Estado. Por tanto, lo que está aquí en juego son cuestiones fundamentales”, dijo.
En esa línea, el abogado remarcó que “el derecho internacional de los derechos humanos no es invento que se le haya ocurrido a alguien en Naciones Unidas, es algo a lo que los estados adhieren, entre ellos Chile, y que, por otro lado, constituyen un acuerdo transversal de toda la humanidad”.
Por lo mismo, planteó que “el retroceso es tan grave que significaría desconocer uno de los pactos que abrió el proceso de la transición, es decir, nos retrotraen al texto original de la dictadura”.
Desde esa perspectiva, el comisionado sostuvo que el hecho de que republicanos modifique el tenor de la frase “Chile es un Estado social” a “Chile se organiza en un Estado social”, posicionándolo en el quinto artículo de la propuesta, “es un retroceso tan grave en nuestra discusión que significaría desfigurar completamente el Estado social, sería una mera declaración en un artículo y luego su completa negación en los artículos que vienen”.
“Es cierto que en la derecha conforman una mayoría importante, es cierto que los textos ya se conocen, ya sabemos cómo piensa republicanos, cuál es su doctrina constitucional, ahora espero que sea la ciudadanía la que en definitiva tome consciencia de la gravedad ante la que estamos, porque independientemente de lo que defina el Consejo, al final del día quien zanja esto es la ciudadanía en el plebiscito de salida”, expresó.
De hecho, Quezada explicó que “uno de los temas que se estudia en profundidad actualmente en el derecho constitucional comparado, son las llamadas ‘derivas autoritarias’ en las democracias constitucionales. Fue el caso de Trump en Estados Unidos, el caso de Bolsonaro en Brasil, en lo que ocurre en Turquía, Polonia, Hungría, en esos modelos la extrema derecha ha generado una degradación democrática tal que ha puesto en jaque el propio Estado de derecho”.
Es por ello que dijo ver con mucha preocupación que en el Consejo “se ocupen técnicas políticas similares aquí y que, si esto no se encauza adecuadamente, si el mundo político no adquiere la consciencia de la gravedad de la situación en la que nos encontramos, que Chile pueda iniciar un proceso de degradación de nuestra democracia, a propósito de las coordenadas del debate constitucional que se plantean y que, incluso, podrían derivar en una especie de populismo constitucional para lograr aprobar un ideario retrógrado, regresivo en materia de derechos humanos y que dañe nuestra democracia que tanto nos ha costado construir luego de 50 años desde el Golpe”.
Con todo, el comisionado PS dijo estar “siempre abierto al diálogo democrático, que tiene por finalidad fortalecer la democracia, robustecer la protección de los derechos humanos y fortalecer nuestro Estado de derecho. Para defender lo que le menciono, no hace falta ser de izquierda, de centroizquierda ni de centro”.
“Evidentemente, también, y así lo creo, hay personas que tienen legítimamente ideas distintas a las mías y que son de derecha, pero que también defienden y valoran nuestra democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos y, en ese sentido, no perderé la esperanza de que haya alguna reacción a la altura para defender estos valores que son compartidos más allá de nuestra posición política, simplemente por aquellos que somos demócratas”, puntualizó.