“Para los ucranianos el conflicto no parte el 24 de febrero de 2022 con la incursión armada de Rusia, sino que en 2014 con el Euromaidán (protestas de índole europeísta) y, posteriormente, con la anexión de Crimea”, con esas palabras la doctora en Ciencias Políticas y docente de la Universidad de Concepción, Paulina Astroza, abordó el segundo aniversario de la guerra entre Rusia y Ucrania, que hasta ahora ha dejado un saldo de 10 mil 300 civiles muertos y más de 6,3 millones de refugiados procedentes de este último país en el mundo.
Desde Bélgica, Astroza planteó que “para ellos ha sido un continuo que obviamente sufre un punto de inflexión importante con la ocupación militar contraria al derecho internacional, contraria a la soberanía de los estados, a las normas que establece la prohibición del uso de la fuerza en las relaciones internacionales por parte de Rusia hace casi dos años”.
– Considerando estos antecedentes ¿Qué efectos tendía la extensión del conflicto y sus implicancias para la Unión Europea?
Las consecuencias para la Unión Europea son varias. En primer lugar, es una nueva guerra que se vive en territorio europeo, en una frontera que es muy sensible, puesto que los países son parte de la OTAN, e incluso países que tradicionalmente habían mantenido un estatuto de neutralidad frente a la OTAN, deciden poner su adhesión al Tratado del Atlántico Norte, como es el caso de Suecia y Finlandia.
Se ha producido un rearme de los estados miembros, aumento de los presupuestos en defensa ante la percepción de una amenaza clara de un ataque de Rusia y también por la situación de la inestabilidad en la relación trasatlántica con Estados Unidos, después de las declaraciones de Donald Trump y el hecho de plantear que no defendería estados que no han llegado al 2% del Producto Interno Bruto en productos militares, como es el compromiso de la OTAN.
Por otro lado, la guerra ha significado una crisis energética, dependían mucho del petróleo y del gas de Rusia, mientras más cerca de la frontera, mayor dependencia, como es el caso de Italia, de Austria, de Alemania y eso los hace muy vulnerables.
Se han establecido sanciones por parte de la Unión Europea tanto a Putin, sus cercanos y al Estado. Lo más probable que ahora, tras la muerte de Navalni, haya un nuevo paquete de sanciones y nuevas muestras de la Unión Europea de su oposición a Putin. Esto implica también que la UE tenga que reforzar su provisión de energía de otros lugares que no sea Rusia, ya sea con energías renovables como ir a buscar en otros lugares del mundo aquellas materias críticas, como son el litio, el hidrógeno verde y las tierras raras. Ahí cobra importancia nuestro país, de hecho.
La Unión Europea se ha dado cuenta de que requiere una dimensión de autonomía estratégica frente a las vulnerabilidades de su entorno. Ha gastado mucho dinero en Ucrania, porque lo ven también como no solo una guerra en la cual van a defender a un tercero, que es más débil que Rusia, sino que también lo toman como una guerra de Rusia contra occidente y contra la Unión Europea.
– ¿En qué pie queda el liderazgo del presidente Volodímir Zelensky, luego que el propio mandatario replanteara reorganizar los altos mandos de las fuerzas armadas ante un supuesto fracaso de la contraofensiva ucraniana? Lo que finalmente se concretó el pasado 9 de febrero con la salida del general Valeri Zaluzhni.
Su liderazgo desde el inicio ha sido muy claro y sorprendente al mismo tiempo, que aparece como un outsider de la política, ganándole a los partidos tradicionales en Ucrania. Pero poco a poco Zelensky va teniendo problemas con el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, quien es opositor político a él.
De todas maneras, Zelensky sigue teniendo un apoyo popular muy grande, esta reestructuración que ha hecho se ha leído, por una parte, como respuesta al fracaso de la contraofensiva, que no obtuvo los resultados que se esperaban y, por otro, también se ha leído en términos políticos internos como una forma de ir descartando a adversarios políticos.
Las elecciones se debieron haberse celebrado ahora, pero, debido al estado de excepción a la ley marcial que se aplica en Ucrania, han sido postergadas. Por eso Zelensky sigue en el poder, pero sigue teniendo el apoyo popular. En ese sentido, se sigue valorando lo que ha significado su rol, no obstante que este se ha desgastado y también el no avance de las tropas ucranianas, las muertes que se suman día a día de soldados van teniendo su costo político.
– ¿Cómo afecta la toma de la ciudad Avdiivka, en la región de Donetsk, por parte de las fuerzas rusas en esta etapa del conflicto?
El reconocimiento de parte de Ucrania de la superioridad de las tropas rusas en Donetsk, que está en el Donbass, abandonando la ciudad de Avdiivka, obviamente produce una baja en la moral de las tropas y del país.
Por supuesto que este es un triunfo para Rusia y así como ha tenido triunfos en tierra, Ucrania ha ido teniendo triunfos en el mar, derribando barcos que simbólicamente representan mucho para Rusia.
Es un golpe y por lo mismo es que hace un par de días Zelensky viaja tanto a Alemania como a Francia y celebra un acuerdo de cooperación y seguridad con Olaf Scholz y Emmanuel Macron, donde también la Unión Europea ha manifestado su mayor apoyo y que tiene que seguir aportando a Ucrania, porque insisto en que se ve como una guerra de Rusia contra occidente y, además, en territorio.
El problema está en los Estados Unidos, donde Biden no ha logrado que el Congreso le apruebe una partida de dinero para apoyar a Ucrania con municiones, armamentos para poder seguir resistiendo a Rusia. Esto, además, está muy vinculado con el ataque de Hamás a Israel y lo que está pasando en Gaza, lo que lleva gran parte de la atención, de recursos de EE.UU para Israel y esto Zelensky y los ucranianos lo tenían claro desde el 7 de octubre cuando fueron los ataques.
– ¿Hasta qué punto ve que la guerra ruso-ucraniana pueda escalar en una amenaza para países bálticos, como Finlandia, y miembros de la OTAN?
Lo único que uno puede advertir son ciertos elementos, pero ha habido tantos cambios a nivel internacional, tantas sorpresas el último tiempo en la actitud de los países, donde han roto tabúes históricos, que es difícil saberlo.
Lo que sí está claro es que el hecho de que Finlandia, los países bálticos, Polonia sean parte de la OTAN y que dentro de los países de la OTAN existen estados que tienen armas nucleares, produce el efecto de disuasión para que Rusia y Putin no los ataque, porque es distinto atacar a Ucrania, que no forma parte de la OTAN y en especial del artículo quinto, que establece el principio de la defensa colectiva, a atacar un país que sí está dentro del Tratado.
Es como una línea roja muy peligrosa si es que Putin quisiera traspasarla. Creo, en ese sentido, que Putin es muy inteligente, estratega, y sabe que hay lugares que no puede atacar. Otra cosa es que, como efecto colateral, por accidente, por alguna mala maniobra pudiera algún misil ruso caer en alguno de estos países. Se había dado la alerta de que un misil había caído en Polonia, pero después se supo que era un misil ucraniano.
Finlandia está cerrando todas sus fronteras con Rusia, los países bálticos son de los más firmemente opositores a Putin y de los mayores apoyos que tiene en estos momentos Ucrania y creo que eso se va a seguir manteniendo por razones de seguridad nacional para los propios estados y por este efecto de disuasión que no es llegar y atacar un país miembro de la OTAN.