“Mi última petición. Todo lo que dejo atrás en forma de cuadernos, manuscritos, cartas, borradores, etcétera, deberá incinerarse sin leerse y hasta la última página“. Con esas palabras, Franz Kafka, uno de los autores emblemáticos de la literatura universal del siglo XX, dejaba por escrito su última voluntad antes de morir.
La misión cayó en manos de Max Brod, también escritor y uno de sus amigos más íntimos. Sin embargo, Brod no llevó a cabo la tarea. Por el contrario, se transformó en el responsable de que una buena parte de los textos escritos por Kafka vieran la luz. Y con ello, que su figura se instalara definitivamente entre los autores imprescindibles de la historia.
Hoy, y tras el cumplimiento del primer centenario de su muerte, el nombre de Franz Kafka sigue estando provisto de una contingencia avasalladora. Nacido el 3 de julio de 1883 en el seno de una familia de origen checo-judía, terminó estudiando leyes movilizado por la sombra de un padre autoritario. Sin embargo, la escritura siempre ocupó un espacio predilecto entre sus intereses.
Así lo dejaba ver en una de las entradas de su diario de vida, fechada en un 21 de julio: “Odio todo lo que no tiene que ver con la literatura, me aburre sostener conversaciones (aunque sea sobre literatura), me aburre ir de visita; las penas y alegrías de mis parientes me llenan el alma de aburrimiento. Las conversaciones quitan la importancia, la seriedad, la verdad a todo lo que pienso”.
De todas formas, su pluma terminó definiendo una buena parte de la literatura universal. Así lo considera el psiquiatra y dramaturgo chileno, Marco Antonio de la Parra.
“¿Se puede prescindir realmente de la obra de Franz Kafka?”, se pregunta el también académico e inmediatamente responde: “Toda la literatura contemporánea, todo el siglo XX, quedó marcado por Kafka. Más que Joyce, quizás incluso más que Proust. Incluso, a estas alturas, más que Borges. La obra de Franz Kafka sigue gravitando con su retrato de la injusticia, del absurdo, de los trámites, de la crueldad en que los hombres someten a los hombres. De las relaciones eróticas tortuosas, de la vigencia, del castigo permanente en cada cosa que se hace. Es el escritor imprescindible del siglo XX. Y lamentablemente del siglo XXI. Sigue hablándose de lo kafkiano como lo absurdo, como lo tremendo, como aquello que apenas podemos entender y de lo cual no podemos arrancarnos”.
La escritora y Premio Nacional de Literatura, Diamela Eltit, comparte esa relevancia. Además, agrega que parte de su vigencia se puede comprender gracias a la mirada de futuro que contienen sus escritos.
“Es decir, él pudo entender con claridad ciertas problemáticas fundamentales que afectan tanto a la familia como a la vida. La vida como burocracia monótona. Todo eso sigue completamente vigente y sin dudas seguirá vigente por los próximos 100 años”, afirmó Eltit.
En ese último punto, lo grafica haciendo la similitud a otros escritos de igual trascendencia: “De la misma manera que parte de la obra griega es completamente vigente más allá de los siglos de los siglos, o Shakespeare en su relación con el poder. Son temáticas universales y que no han sido modificadas. Que siguen la tecla exacta que apretó Kafka, más allá de los tiempos transcurridos”.
Diarios y cartas, una extensión literaria
Por la brevedad de su vida, pero también por el halo de misterio que arroja una figura tan sobrecogedora como la suya, los registros epistolares y los diarios de Kafka se han transformado en un producto literario tan importante como sus propios textos de ficción.
Así lo reafirma De la Parra: “El diario de Franz Kafka para muchos lectores, y me incluyo, es quizás la obra maestra de su pluma. Descarnado, se desnuda línea a línea sobre sus turbulencias, sus visiones, su mirada sobre la literatura, con una aguzada inteligencia que a ratos es sorprendente y temible. La mirada sobre su cuerpo, la mirada sobre el deseo, sobre su época, retratando un mundo particular y social de manera tremenda”.
“La suerte que uno tiene de encontrar estos diarios, esta literatura epistolar, es escasa. Muy pocos son los autores que dejan tan profundo y tremendo testimonio. Entre nosotros, José Donoso y sus famosos diarios, que está coleccionando y organizando Cecilia García Huidobro. Pero como los diarios, que son tomos ya y se han ido editando poco a poco de Franz Kafka, hay pocos. Muy pocos. Y por eso se considera parte importante de su obra. No solo ‘El proceso’, ‘El castillo’, los cuentos, ‘La metamorfosis’. También los diarios”, agregó el psiquiatra y dramaturgo chileno.
Además de dichas entradas personales, el registro de sus cartas igualmente se ha transformado en un recurso de interés para los lectores de Kafka. Sin embargo, y especialmente tratándose de un escritor, Eltit asegura que igualmente pueden entenderse como algo extensivo a sus ficciones.
“Recordemos que las cartas son modelos. No son algo espontáneo, sino que tenían un modelo comunicativo con cierto funcionamiento propio, como preguntar por la salud, saludar, mandar saludos a los parientes. Tenían un formato. En ese sentido, también tenemos que pensar las cartas como una verdad dotada de elementos subjetivos y en el caso de un escritor, de elementos ficcionales. En el buen sentido del término. No como una mentira, sino como un agregar saberes propios a esa escritura”, comenta la Premio Nacional de Literatura.
Y suma que “eso es lo que tienen de interesante las cartas. Pensarlas desde el escritor que es y ponerlas en relación, precisamente, con su obra. Recordemos que en el caso de Kafka la mayor parte de la obra fue publicada post mortem. Cuando son cartas de un escritor hay que adosarlas a la obra. Es un género, pero en el caso de los escritores tenemos que pensarlas también como un hilo, tal vez tenue, en relación a su obra”.
Continuando con la conmemoración de los 100 años del fallecimiento del escritor checo, tanto De la Parra como Eltit estarán participando en un ciclo especial de la Universidad Finis Terrae. El 20 de junio, el teatro de la institución -dirigido por el dramaturgo- estrenará un montaje inspirado en “La metamorfosis”, el clásico indiscutible de Kafka.
Además, se llevarán a cabo una serie de conversatorios dedicados a analizar diversos aspectos de su trabajo, liderados por Marco Antonio de la Parra (“El lector de Kafka”, 25 de junio), Diamela Eltit (“Kafka: familia y ficción”, 27 de junio), Gregory Cohen (“El artista del castigo”, 2 de julio), y León Cohen (“El despertar de un siglo”, 4 de julio). Todas, a través de Zoom, abiertas a la comunidad y gratuitas.