Humberto Maturana nos recordaba que el futuro no son las niñas y los niños; el futuro de la humanidad decía, somos los adultos trabajando con los niños, niñas y jóvenes. Gabriela Mistral coincide al recordarnos que las niñeces son el presente, no el mañana.
Hoy la escuela está en proceso de transformación como institución formadora. Su función social fundamental es cada vez más evidente y necesaria: aprendemos a convivir en la escuela como base para una sociedad democrática. Es también allí donde podemos desplegar las capacidades de aprendizaje y el potencial de todos y todas.
Es en este marco —asumiendo con humildad y convicción el desafío de Mistral y Maturana—, como Dirección de Educación estamos celebrando nuestro Congreso Pedagógico del 3 al 7 de junio.
Se trata de un espacio en que las y los docentes y otros profesionales de las escuelas y liceos públicos de Santiago se encuentran, intercambian experiencias, elaboran y dialogan respecto a la labor educativa que desarrollan en el actual contexto de la comuna y el país.
Este Congreso es la etapa culmine del proceso de acompañamiento a establecimientos iniciado en 2022 y profundizado en 2023, poniendo al centro la discusión pedagógica y curricular… no desde ‘especialistas’ ajenos al contexto escolar o desde entidades externas de asesoría y/o venta de material; sino que desde nuestras y nuestros propios docentes y equipos, quienes han dado forma a un Modelo Educativo Comunal con foco en una educación para la vida y la democracia.
Si, tal como se declara en conferencias o documentos, realmente queremos que el foco esté puesto en los estudiantes, en potenciar sus capacidades de aprendizaje y favorecer su inclusión y desarrollo integral desde las múltiples perspectivas que constituyen el ser, el saber, el hacer y el devenir humanos; entonces, tenemos que darle la palabra y el protagonismo a quienes están a cargo de dicha tarea.
El acompañamiento a cada equipo directivo y comunidad que estamos desarrollando pone al centro la discusión pedagógica y curricular —incluyendo en ello a la convivencia como dimensión educativa esencial—, elemento fundamental para un desarrollo profesional situado y capaz de promover aprendizajes integrales a partir de desafíos educativos reales y contextualizados.
No mirar el sistema escolar como sistema y no entender que su viga maestra es la profesionalidad docente, solo puede empobrecer nuestra educación e impedirnos construir respuestas efectivas —y no solo declarativas— a los desafíos de calidad, equidad e inclusión que tiene la educación chilena en pleno siglo XXI y ante las fuertes y diversas desigualdades que la escuela debe ayudar a superar.
En Santiago seguiremos fortaleciendo el servicio público educativo, bregando por un sistema cada vez más profesionalizado; basado en la experiencia, reflexión y colaboración de las y los profesores y de todos quienes participan de los procesos formativos; y potenciado y articulado por el liderazgo de los equipos directivos junto a toda la estructura de soporte y acompañamiento que trabaja con ellos para sostener y mejorar su labor.
Para eso este Congreso Pedagógico, como un momento más en el largo camino de asumir el desafío de humanidad y sentido de la educación que nos legaron Maturana y Mistral.
* El autor es director de Educación Municipal de Santiago