Colectivo ARDE: “Los archivos laten en las comunidades y nos mantienen con memoria”
Ad portas del Día Internacional de los Archivos, las integrantes de este colectivo abordaron su más reciente proyecto: Los Archivos Laten. “Todas las personas, agrupaciones y organizaciones somos productoras de archivos, no solo usuarias”, afirmaron.
Jueves 6 de junio 2024 18:20 hrs.
ARDE es un colectivo de mujeres que se dedica a gestionar, activar y difundir archivos en el ámbito artístico-cultural, labor en la cual llevan siete años de trabajo.
Conformado por las investigadoras y creadoras escénicas Constanza Alvarado Orellana, Javiera Brignardello Cornejo, Katha Eitner Montgomery, Pía Gutiérrez Díaz y Fabiola Neira Rodríguez -quienes viven en distintos puntos del país y en ciudades como Berlín y Passau- el colectivo desarrolló una plataforma web, que alberga un archivo sobre procesos creativos y de prácticas culturales con fines de investigación, educación y disfrute.
“A través de esta plataforma, proporcionamos acceso a documentos digitalizados -fotos, videos, material gráfico, bocetos, bitácoras, audios, entre otros- en un marco abierto, libre y de dominio público que vincula a diversas audiencias con las voces y documentos de artistas y creadores”, cuentan sobre el repositorio que cuenta además con entrevistas, artículos, publicaciones, cápsulas audiovisuales y otros experimentos, que invitan a la reflexión sobre los archivos y la construcción de memorias.
Hoy, como parte de la conmemoración del Día Internacional de los Archivos, las integrantes de ARDE convocan a conocer su más reciente proyecto: “Los Archivos Laten”, instancia informativa sobre nuevas formas de entender y practicar la archivística.
-La consigna de ARDE y el actual proyecto que están cursando es “Los Archivos Laten”, ¿a qué se refieren?
La frase surge el 2020, cuando estábamos desarrollando el proyecto Huellas de creación con el que creamos colecciones de los procesos creativos de seis compañías teatrales chilenas. Trabajando con los materiales y leyendo sobre archivos, apareció la palabra “latencia”, esta idea de que los documentos están en estado de latencia hasta que alguien los encuentra y los pone a circular nuevamente, los conecta con la memoria y con otras personas. Entonces es un juego de palabras entre esta idea de “latencia” con el “latir” de un corazón, que es una imagen, la figura del corazón, con la que también venimos trabajando desde nuestros inicios. Por otra parte, el latir es también de quienes rodeamos a los documentos y las cuestiones de archivo, los archivos laten en las comunidades, nos mantienen con memoria, vivas. Hicimos un primer fanzine el 2018 que tiene un corazón en la portada para transmitir estas ideas que siempre nos dan vuelta: activar los archivos, no verlos como un lugar oscuro, muerto y polvoriento, sino que entenderlos como una práctica importante para la ciudadanía. De todo esto surge la frase “Los archivos laten” que como dices es una de nuestras consignas al igual que “Activa y Archiva”.
-¿En qué consisten los contenidos de Los Archivos Laten?
El proyecto “Los Archivos Laten” surge de nuestra inquietud por potenciar nuestra práctica editorial, esto de crear y publicar contenidos. Desarrollamos una serie de entrevistas, artículos, vídeos, material gráfico, cuadernillos, fanzines, colaboraciones especiales y otros experimentos, para reflexionar sobre los archivos y su rol en la construcción de memorias y en la disputa de narrativas históricas. Esta serie de contenidos la dividimos en cinco ejes temáticos que funcionan como números de una revista: 1. Archivo Postcustodial; 2. Tecnopolíticas de archivo; 3. Archivos, género y afectos; 4. Poéticas de archivo; y 5. Archivos y naturaleza. Cada primer viernes del mes se podrá explorar un nuevo número en la sección Latidos de www.proyectoarde.org
Uno de los principales aciertos del proyecto fue generar colaboraciones especiales o invitaciones a trabajar un contenido a personas diferentes y externas al colectivo. En resumen, lo que finalmente buscamos es crear un espacio digital que contribuya, con contenidos especializados, a comprender los usos de los archivos y todas las problemáticas que abren en torno a cómo construimos memorias. El proyecto fue una instancia para sistematizar conocimientos que venimos acumulando desde hace seis años y una posibilidad de conectar con otros artistas, archiveros y pensadores que también trabajan desde los archivos y contra-archivos. Nos interesa mucho seguir conociendo y fomentando este trabajo en red.
-Los archivos en el caso de las creaciones artísticas, en distintas disciplinas, nos hablan de los procesos, de las inquietudes, de lo que iba a ser y no fue, por ejemplo. ¿Por qué es importante tener la posibilidad de conocer ese momento?
Hay mucho del proceso creativo que no queda en la obra, o en la producción final de la índole que sea. El error, el desvío, es también conocimiento, pero este pocas veces se comparte. Tener acceso a los documentos de lo que no llegó a puerto en una producción es un espacio de divulgación del conocimiento que se abre. Hablamos, en el caso de Los Archivos Laten, con un científico sobre la importancia de compartir el error en los cuadernos de laboratorio, práctica poco habitual, para que otras personas puedan saber qué no funcionó y por qué, aprender desde ahí, partir desde estos antecedentes permite buscar otras estrategias, retomar la idea del saber como un asunto universal. En artes no es tan distinto.
Por otra parte, al compartir los documentos sobre procesos podemos observar todo el trabajo en la construcción de cualquier obra. No se trata solo de un asunto de genialidad, hay recursos involucrados, acceso a dispositivos técnicos, planificaciones, colaboraciones. Desde que partimos en Arde supimos que una de las razones para promover la apertura de procesos creativos tenía que ver con la visibilización de todos los oficios y etapas que están presentes en cualquier proceso, pues esto alejaba la idea del arte de la mera genialidad y lo vinculaba a un saber transferible. Si soy una docente y quiero explicarles a mis estudiantes cómo hacer una película puedo mirar con ellos archivos, mostrarles que hubo etapas, muchas personas involucradas, que se construyó con dificultad y así enseñarles que todos tenemos la capacidad de crear, en diferentes contextos y quizás eso no asegure un resultado exitoso, pero sí nos transfiere el poder de saber que somos sujetos creativos.
-La memoria es un tema en cuestión y disputa, más desde el 2023, año de conmemoración de los 50 años del golpe de estado. ¿Desde qué lugar se posiciona el colectivo ARDE en este contexto?
Bonaventure Soh Bejeng Ndikung, nuestro primer entrevistado en Los Archivos Laten dice una frase muy inspiradora: “La batalla de nuestros tiempos, es la disputa por la memoria”. Nos parece que es totalmente cierto, incluso si lo pensamos no solo en torno a los 50 años, sino por ejemplo, en torno al estallido social en Chile. Cómo se instalan ciertas narrativas e imaginarios que es necesario complejizar y disputar desde la ciudadanía.
La memoria es conflictiva y al mismo tiempo es clave para la democracia. Decir, señalar, mostrar desde los archivos sigue siendo urgente porque la memoria nos habita y nos dispone a encontrar un lugar común en el que nos sintamos convocados. En ese sentido, creemos que los archivos no se tratan solo del pasado, sino que se relacionan más con el presente y el futuro. Se invocan documentos del pasado pero para imaginar presentes y futuros posibles. Como colectivo de archiveras e investigadoras nos posicionamos desde una perspectiva que entiende el archivo no solo como un lugar de custodia de documentos, sino más bien como una plataforma para dar acceso, que necesita vincularse con el exterior, con el presente e invitar a otros a conversar, problematizar y proponer lecturas. Una cosa son los documentos y la otra son los diálogos que se pueden entablar a partir de los documentos. Ahí creemos que hay una clave en el trabajo de archivo.
-¿Cómo se aplica la mirada postcustodial de los archivos a un proyecto como ARDE?, ¿qué especificidades tiene?
Tiene que ver con lo que decíamos antes. Es poner el foco en el uso de los documentos, no solo en su resguardo. Es una perspectiva que no desestima la técnica archivística dedicada al resguardo y la conservación, sino que intenta buscar formas de hacer perdurar los documentos sin clausurarlos. Como somos un archivo digital que difunde acervos digitales de diversos grupos, comunidades y artistas, hemos intentado explorar esta perspectiva postcustodial en aspectos técnicos, por ejemplo toda la metadata de ARDE es abierta y puede exportarse en diversos formatos. También hemos incitado a que los documentos de las colecciones, con el acuerdo de las y los autores, se puedan reproducir bajo licencia Creative Commons. Además promovemos proyectos como Los Archivos Laten, que divulgan conocimiento sobre archivos y archivística e invitan a otras personas a colaborar en la activación de los documentos para generar otras redes de circulación y diseminación, es decir una experiencia que busca volver a dotar de cuerpo a los documentos.
-La propuesta de ARDE se posiciona desde la investigación, educación y disfrute. Los dos primeros conceptos son más entendibles pero, ¿cómo es que un archivo puede ser “un disfrute”?
Es abrir el cajón de la mamá y el papá cuando éramos chicas, mirar el making off de la película que nos gusta, recolectar imágenes de casas en ruinas, leer cartas ajenas, ver un álbum de fotos familiares. Todo eso que nos da el goce de la belleza, de las historias ajenas que se cuentan en comunidad, es verse en los papeles de alguien más, reconocer la propia historia, imaginarse otra vida posible. Es abrir la curiosidad y el placer porque sí y luego hacer con eso lo que nos parezca: otra obra, un pasatiempo, un bordado, una investigación, una clase, una conversación, un ratito con el café en la mano mirando en el compu algo que nos gusta. Los archivos se relacionan con los afectos, de todas maneras, de hecho en uno de los números de Los Archivos Laten abordamos esta relación. Siempre citamos a Ann Cvetovich, autora del libro “Un archivo de sentimientos” que dice “un archivo es útil cuando es capaz de preservar y producir no sólo conocimiento sino sentimientos”. Nacemos y renacemos en la dimensión sensible que nos permite el recuerdo.
-¿Cuál es el llamado a la comunidad en torno a la construcción de archivos, específicamente a conocer el proyecto?
Algo que nos moviliza desde nuestros inicios es poder compartir herramientas, prácticas y estrategias para que personas y distintas comunidades interesadas puedan crear sus proyectos de archivo. Todas las personas, agrupaciones y organizaciones somos productoras de archivos, no solo usuarias. Y estamos en un tiempo en el que la ciudadanía y personas no-expertas están reclamando con justa razón aparecer en los archivos y valorar sus propios acervos documentales, no esperar a que una institución se haga cargo. Han aumentado las iniciativas de archivos comunitarios como un ejercicio político que busca inscribir en la historia a las comunidades subrepresentadas. Valentina Rojas, archivera y una de nuestras invitadas en Los Archivos Laten plantea una idea super interesante en el libro “Archivos en Chile”, sobre la importancia de sumar actores, de dispersar los conocimientos de archivo para que aparezcan “activistas archivistas” y “archivistas activistas”, solo así se podrán enriquecer los archivos para que puedan reflejar la diversidad y complejidad de nuestra sociedad.
Ante esto, en Los Archivos Laten pueden encontrar un cuadernillo con consejos y preguntas necesarias de hacerse al iniciar un proyecto de archivo, una planilla para describir documentos, un fanzine creado con otras dos colectivas, Luisas y Hambre Hambre Hambre, que también da claves para que cualquier persona pueda empezar a archivar, entre otros materiales. Todo esto está disponible para ser compartido, descargado, impreso y usado gratuitamente. Lo único que pedimos es siempre citar correctamente las fuentes y autoras.
ARDE es un colectivo de mujeres que se dedica a gestionar, activar y difundir archivos en el ámbito artístico-cultural, labor en la cual llevan siete años de trabajo.
Conformado por las investigadoras y creadoras escénicas Constanza Alvarado Orellana, Javiera Brignardello Cornejo, Katha Eitner Montgomery, Pía Gutiérrez Díaz y Fabiola Neira Rodríguez -quienes viven en distintos puntos del país y en ciudades como Berlín y Passau- el colectivo desarrolló una plataforma web, que alberga un archivo sobre procesos creativos y de prácticas culturales con fines de investigación, educación y disfrute.
“A través de esta plataforma, proporcionamos acceso a documentos digitalizados -fotos, videos, material gráfico, bocetos, bitácoras, audios, entre otros- en un marco abierto, libre y de dominio público que vincula a diversas audiencias con las voces y documentos de artistas y creadores”, cuentan sobre el repositorio que cuenta además con entrevistas, artículos, publicaciones, cápsulas audiovisuales y otros experimentos, que invitan a la reflexión sobre los archivos y la construcción de memorias.
Hoy, como parte de la conmemoración del Día Internacional de los Archivos, las integrantes de ARDE convocan a conocer su más reciente proyecto: “Los Archivos Laten”, instancia informativa sobre nuevas formas de entender y practicar la archivística.
-La consigna de ARDE y el actual proyecto que están cursando es “Los Archivos Laten”, ¿a qué se refieren?
La frase surge el 2020, cuando estábamos desarrollando el proyecto Huellas de creación con el que creamos colecciones de los procesos creativos de seis compañías teatrales chilenas. Trabajando con los materiales y leyendo sobre archivos, apareció la palabra “latencia”, esta idea de que los documentos están en estado de latencia hasta que alguien los encuentra y los pone a circular nuevamente, los conecta con la memoria y con otras personas. Entonces es un juego de palabras entre esta idea de “latencia” con el “latir” de un corazón, que es una imagen, la figura del corazón, con la que también venimos trabajando desde nuestros inicios. Por otra parte, el latir es también de quienes rodeamos a los documentos y las cuestiones de archivo, los archivos laten en las comunidades, nos mantienen con memoria, vivas. Hicimos un primer fanzine el 2018 que tiene un corazón en la portada para transmitir estas ideas que siempre nos dan vuelta: activar los archivos, no verlos como un lugar oscuro, muerto y polvoriento, sino que entenderlos como una práctica importante para la ciudadanía. De todo esto surge la frase “Los archivos laten” que como dices es una de nuestras consignas al igual que “Activa y Archiva”.
-¿En qué consisten los contenidos de Los Archivos Laten?
El proyecto “Los Archivos Laten” surge de nuestra inquietud por potenciar nuestra práctica editorial, esto de crear y publicar contenidos. Desarrollamos una serie de entrevistas, artículos, vídeos, material gráfico, cuadernillos, fanzines, colaboraciones especiales y otros experimentos, para reflexionar sobre los archivos y su rol en la construcción de memorias y en la disputa de narrativas históricas. Esta serie de contenidos la dividimos en cinco ejes temáticos que funcionan como números de una revista: 1. Archivo Postcustodial; 2. Tecnopolíticas de archivo; 3. Archivos, género y afectos; 4. Poéticas de archivo; y 5. Archivos y naturaleza. Cada primer viernes del mes se podrá explorar un nuevo número en la sección Latidos de www.proyectoarde.org
Uno de los principales aciertos del proyecto fue generar colaboraciones especiales o invitaciones a trabajar un contenido a personas diferentes y externas al colectivo. En resumen, lo que finalmente buscamos es crear un espacio digital que contribuya, con contenidos especializados, a comprender los usos de los archivos y todas las problemáticas que abren en torno a cómo construimos memorias. El proyecto fue una instancia para sistematizar conocimientos que venimos acumulando desde hace seis años y una posibilidad de conectar con otros artistas, archiveros y pensadores que también trabajan desde los archivos y contra-archivos. Nos interesa mucho seguir conociendo y fomentando este trabajo en red.
-Los archivos en el caso de las creaciones artísticas, en distintas disciplinas, nos hablan de los procesos, de las inquietudes, de lo que iba a ser y no fue, por ejemplo. ¿Por qué es importante tener la posibilidad de conocer ese momento?
Hay mucho del proceso creativo que no queda en la obra, o en la producción final de la índole que sea. El error, el desvío, es también conocimiento, pero este pocas veces se comparte. Tener acceso a los documentos de lo que no llegó a puerto en una producción es un espacio de divulgación del conocimiento que se abre. Hablamos, en el caso de Los Archivos Laten, con un científico sobre la importancia de compartir el error en los cuadernos de laboratorio, práctica poco habitual, para que otras personas puedan saber qué no funcionó y por qué, aprender desde ahí, partir desde estos antecedentes permite buscar otras estrategias, retomar la idea del saber como un asunto universal. En artes no es tan distinto.
Por otra parte, al compartir los documentos sobre procesos podemos observar todo el trabajo en la construcción de cualquier obra. No se trata solo de un asunto de genialidad, hay recursos involucrados, acceso a dispositivos técnicos, planificaciones, colaboraciones. Desde que partimos en Arde supimos que una de las razones para promover la apertura de procesos creativos tenía que ver con la visibilización de todos los oficios y etapas que están presentes en cualquier proceso, pues esto alejaba la idea del arte de la mera genialidad y lo vinculaba a un saber transferible. Si soy una docente y quiero explicarles a mis estudiantes cómo hacer una película puedo mirar con ellos archivos, mostrarles que hubo etapas, muchas personas involucradas, que se construyó con dificultad y así enseñarles que todos tenemos la capacidad de crear, en diferentes contextos y quizás eso no asegure un resultado exitoso, pero sí nos transfiere el poder de saber que somos sujetos creativos.
-La memoria es un tema en cuestión y disputa, más desde el 2023, año de conmemoración de los 50 años del golpe de estado. ¿Desde qué lugar se posiciona el colectivo ARDE en este contexto?
Bonaventure Soh Bejeng Ndikung, nuestro primer entrevistado en Los Archivos Laten dice una frase muy inspiradora: “La batalla de nuestros tiempos, es la disputa por la memoria”. Nos parece que es totalmente cierto, incluso si lo pensamos no solo en torno a los 50 años, sino por ejemplo, en torno al estallido social en Chile. Cómo se instalan ciertas narrativas e imaginarios que es necesario complejizar y disputar desde la ciudadanía.
La memoria es conflictiva y al mismo tiempo es clave para la democracia. Decir, señalar, mostrar desde los archivos sigue siendo urgente porque la memoria nos habita y nos dispone a encontrar un lugar común en el que nos sintamos convocados. En ese sentido, creemos que los archivos no se tratan solo del pasado, sino que se relacionan más con el presente y el futuro. Se invocan documentos del pasado pero para imaginar presentes y futuros posibles. Como colectivo de archiveras e investigadoras nos posicionamos desde una perspectiva que entiende el archivo no solo como un lugar de custodia de documentos, sino más bien como una plataforma para dar acceso, que necesita vincularse con el exterior, con el presente e invitar a otros a conversar, problematizar y proponer lecturas. Una cosa son los documentos y la otra son los diálogos que se pueden entablar a partir de los documentos. Ahí creemos que hay una clave en el trabajo de archivo.
-¿Cómo se aplica la mirada postcustodial de los archivos a un proyecto como ARDE?, ¿qué especificidades tiene?
Tiene que ver con lo que decíamos antes. Es poner el foco en el uso de los documentos, no solo en su resguardo. Es una perspectiva que no desestima la técnica archivística dedicada al resguardo y la conservación, sino que intenta buscar formas de hacer perdurar los documentos sin clausurarlos. Como somos un archivo digital que difunde acervos digitales de diversos grupos, comunidades y artistas, hemos intentado explorar esta perspectiva postcustodial en aspectos técnicos, por ejemplo toda la metadata de ARDE es abierta y puede exportarse en diversos formatos. También hemos incitado a que los documentos de las colecciones, con el acuerdo de las y los autores, se puedan reproducir bajo licencia Creative Commons. Además promovemos proyectos como Los Archivos Laten, que divulgan conocimiento sobre archivos y archivística e invitan a otras personas a colaborar en la activación de los documentos para generar otras redes de circulación y diseminación, es decir una experiencia que busca volver a dotar de cuerpo a los documentos.
-La propuesta de ARDE se posiciona desde la investigación, educación y disfrute. Los dos primeros conceptos son más entendibles pero, ¿cómo es que un archivo puede ser “un disfrute”?
Es abrir el cajón de la mamá y el papá cuando éramos chicas, mirar el making off de la película que nos gusta, recolectar imágenes de casas en ruinas, leer cartas ajenas, ver un álbum de fotos familiares. Todo eso que nos da el goce de la belleza, de las historias ajenas que se cuentan en comunidad, es verse en los papeles de alguien más, reconocer la propia historia, imaginarse otra vida posible. Es abrir la curiosidad y el placer porque sí y luego hacer con eso lo que nos parezca: otra obra, un pasatiempo, un bordado, una investigación, una clase, una conversación, un ratito con el café en la mano mirando en el compu algo que nos gusta. Los archivos se relacionan con los afectos, de todas maneras, de hecho en uno de los números de Los Archivos Laten abordamos esta relación. Siempre citamos a Ann Cvetovich, autora del libro “Un archivo de sentimientos” que dice “un archivo es útil cuando es capaz de preservar y producir no sólo conocimiento sino sentimientos”. Nacemos y renacemos en la dimensión sensible que nos permite el recuerdo.
-¿Cuál es el llamado a la comunidad en torno a la construcción de archivos, específicamente a conocer el proyecto?
Algo que nos moviliza desde nuestros inicios es poder compartir herramientas, prácticas y estrategias para que personas y distintas comunidades interesadas puedan crear sus proyectos de archivo. Todas las personas, agrupaciones y organizaciones somos productoras de archivos, no solo usuarias. Y estamos en un tiempo en el que la ciudadanía y personas no-expertas están reclamando con justa razón aparecer en los archivos y valorar sus propios acervos documentales, no esperar a que una institución se haga cargo. Han aumentado las iniciativas de archivos comunitarios como un ejercicio político que busca inscribir en la historia a las comunidades subrepresentadas. Valentina Rojas, archivera y una de nuestras invitadas en Los Archivos Laten plantea una idea super interesante en el libro “Archivos en Chile”, sobre la importancia de sumar actores, de dispersar los conocimientos de archivo para que aparezcan “activistas archivistas” y “archivistas activistas”, solo así se podrán enriquecer los archivos para que puedan reflejar la diversidad y complejidad de nuestra sociedad.
Ante esto, en Los Archivos Laten pueden encontrar un cuadernillo con consejos y preguntas necesarias de hacerse al iniciar un proyecto de archivo, una planilla para describir documentos, un fanzine creado con otras dos colectivas, Luisas y Hambre Hambre Hambre, que también da claves para que cualquier persona pueda empezar a archivar, entre otros materiales. Todo esto está disponible para ser compartido, descargado, impreso y usado gratuitamente. Lo único que pedimos es siempre citar correctamente las fuentes y autoras.
ARDE es un colectivo de mujeres que se dedica a gestionar, activar y difundir archivos en el ámbito artístico-cultural, labor en la cual llevan siete años de trabajo.
Conformado por las investigadoras y creadoras escénicas Constanza Alvarado Orellana, Javiera Brignardello Cornejo, Katha Eitner Montgomery, Pía Gutiérrez Díaz y Fabiola Neira Rodríguez -quienes viven en distintos puntos del país y en ciudades como Berlín y Passau- el colectivo desarrolló una plataforma web, que alberga un archivo sobre procesos creativos y de prácticas culturales con fines de investigación, educación y disfrute.
“A través de esta plataforma, proporcionamos acceso a documentos digitalizados -fotos, videos, material gráfico, bocetos, bitácoras, audios, entre otros- en un marco abierto, libre y de dominio público que vincula a diversas audiencias con las voces y documentos de artistas y creadores”, cuentan sobre el repositorio que cuenta además con entrevistas, artículos, publicaciones, cápsulas audiovisuales y otros experimentos, que invitan a la reflexión sobre los archivos y la construcción de memorias.
Hoy, como parte de la conmemoración del Día Internacional de los Archivos, las integrantes de ARDE convocan a conocer su más reciente proyecto: “Los Archivos Laten”, instancia informativa sobre nuevas formas de entender y practicar la archivística.
-La consigna de ARDE y el actual proyecto que están cursando es “Los Archivos Laten”, ¿a qué se refieren?
La frase surge el 2020, cuando estábamos desarrollando el proyecto Huellas de creación con el que creamos colecciones de los procesos creativos de seis compañías teatrales chilenas. Trabajando con los materiales y leyendo sobre archivos, apareció la palabra “latencia”, esta idea de que los documentos están en estado de latencia hasta que alguien los encuentra y los pone a circular nuevamente, los conecta con la memoria y con otras personas. Entonces es un juego de palabras entre esta idea de “latencia” con el “latir” de un corazón, que es una imagen, la figura del corazón, con la que también venimos trabajando desde nuestros inicios. Por otra parte, el latir es también de quienes rodeamos a los documentos y las cuestiones de archivo, los archivos laten en las comunidades, nos mantienen con memoria, vivas. Hicimos un primer fanzine el 2018 que tiene un corazón en la portada para transmitir estas ideas que siempre nos dan vuelta: activar los archivos, no verlos como un lugar oscuro, muerto y polvoriento, sino que entenderlos como una práctica importante para la ciudadanía. De todo esto surge la frase “Los archivos laten” que como dices es una de nuestras consignas al igual que “Activa y Archiva”.
-¿En qué consisten los contenidos de Los Archivos Laten?
El proyecto “Los Archivos Laten” surge de nuestra inquietud por potenciar nuestra práctica editorial, esto de crear y publicar contenidos. Desarrollamos una serie de entrevistas, artículos, vídeos, material gráfico, cuadernillos, fanzines, colaboraciones especiales y otros experimentos, para reflexionar sobre los archivos y su rol en la construcción de memorias y en la disputa de narrativas históricas. Esta serie de contenidos la dividimos en cinco ejes temáticos que funcionan como números de una revista: 1. Archivo Postcustodial; 2. Tecnopolíticas de archivo; 3. Archivos, género y afectos; 4. Poéticas de archivo; y 5. Archivos y naturaleza. Cada primer viernes del mes se podrá explorar un nuevo número en la sección Latidos de www.proyectoarde.org
Uno de los principales aciertos del proyecto fue generar colaboraciones especiales o invitaciones a trabajar un contenido a personas diferentes y externas al colectivo. En resumen, lo que finalmente buscamos es crear un espacio digital que contribuya, con contenidos especializados, a comprender los usos de los archivos y todas las problemáticas que abren en torno a cómo construimos memorias. El proyecto fue una instancia para sistematizar conocimientos que venimos acumulando desde hace seis años y una posibilidad de conectar con otros artistas, archiveros y pensadores que también trabajan desde los archivos y contra-archivos. Nos interesa mucho seguir conociendo y fomentando este trabajo en red.
-Los archivos en el caso de las creaciones artísticas, en distintas disciplinas, nos hablan de los procesos, de las inquietudes, de lo que iba a ser y no fue, por ejemplo. ¿Por qué es importante tener la posibilidad de conocer ese momento?
Hay mucho del proceso creativo que no queda en la obra, o en la producción final de la índole que sea. El error, el desvío, es también conocimiento, pero este pocas veces se comparte. Tener acceso a los documentos de lo que no llegó a puerto en una producción es un espacio de divulgación del conocimiento que se abre. Hablamos, en el caso de Los Archivos Laten, con un científico sobre la importancia de compartir el error en los cuadernos de laboratorio, práctica poco habitual, para que otras personas puedan saber qué no funcionó y por qué, aprender desde ahí, partir desde estos antecedentes permite buscar otras estrategias, retomar la idea del saber como un asunto universal. En artes no es tan distinto.
Por otra parte, al compartir los documentos sobre procesos podemos observar todo el trabajo en la construcción de cualquier obra. No se trata solo de un asunto de genialidad, hay recursos involucrados, acceso a dispositivos técnicos, planificaciones, colaboraciones. Desde que partimos en Arde supimos que una de las razones para promover la apertura de procesos creativos tenía que ver con la visibilización de todos los oficios y etapas que están presentes en cualquier proceso, pues esto alejaba la idea del arte de la mera genialidad y lo vinculaba a un saber transferible. Si soy una docente y quiero explicarles a mis estudiantes cómo hacer una película puedo mirar con ellos archivos, mostrarles que hubo etapas, muchas personas involucradas, que se construyó con dificultad y así enseñarles que todos tenemos la capacidad de crear, en diferentes contextos y quizás eso no asegure un resultado exitoso, pero sí nos transfiere el poder de saber que somos sujetos creativos.
-La memoria es un tema en cuestión y disputa, más desde el 2023, año de conmemoración de los 50 años del golpe de estado. ¿Desde qué lugar se posiciona el colectivo ARDE en este contexto?
Bonaventure Soh Bejeng Ndikung, nuestro primer entrevistado en Los Archivos Laten dice una frase muy inspiradora: “La batalla de nuestros tiempos, es la disputa por la memoria”. Nos parece que es totalmente cierto, incluso si lo pensamos no solo en torno a los 50 años, sino por ejemplo, en torno al estallido social en Chile. Cómo se instalan ciertas narrativas e imaginarios que es necesario complejizar y disputar desde la ciudadanía.
La memoria es conflictiva y al mismo tiempo es clave para la democracia. Decir, señalar, mostrar desde los archivos sigue siendo urgente porque la memoria nos habita y nos dispone a encontrar un lugar común en el que nos sintamos convocados. En ese sentido, creemos que los archivos no se tratan solo del pasado, sino que se relacionan más con el presente y el futuro. Se invocan documentos del pasado pero para imaginar presentes y futuros posibles. Como colectivo de archiveras e investigadoras nos posicionamos desde una perspectiva que entiende el archivo no solo como un lugar de custodia de documentos, sino más bien como una plataforma para dar acceso, que necesita vincularse con el exterior, con el presente e invitar a otros a conversar, problematizar y proponer lecturas. Una cosa son los documentos y la otra son los diálogos que se pueden entablar a partir de los documentos. Ahí creemos que hay una clave en el trabajo de archivo.
-¿Cómo se aplica la mirada postcustodial de los archivos a un proyecto como ARDE?, ¿qué especificidades tiene?
Tiene que ver con lo que decíamos antes. Es poner el foco en el uso de los documentos, no solo en su resguardo. Es una perspectiva que no desestima la técnica archivística dedicada al resguardo y la conservación, sino que intenta buscar formas de hacer perdurar los documentos sin clausurarlos. Como somos un archivo digital que difunde acervos digitales de diversos grupos, comunidades y artistas, hemos intentado explorar esta perspectiva postcustodial en aspectos técnicos, por ejemplo toda la metadata de ARDE es abierta y puede exportarse en diversos formatos. También hemos incitado a que los documentos de las colecciones, con el acuerdo de las y los autores, se puedan reproducir bajo licencia Creative Commons. Además promovemos proyectos como Los Archivos Laten, que divulgan conocimiento sobre archivos y archivística e invitan a otras personas a colaborar en la activación de los documentos para generar otras redes de circulación y diseminación, es decir una experiencia que busca volver a dotar de cuerpo a los documentos.
-La propuesta de ARDE se posiciona desde la investigación, educación y disfrute. Los dos primeros conceptos son más entendibles pero, ¿cómo es que un archivo puede ser “un disfrute”?
Es abrir el cajón de la mamá y el papá cuando éramos chicas, mirar el making off de la película que nos gusta, recolectar imágenes de casas en ruinas, leer cartas ajenas, ver un álbum de fotos familiares. Todo eso que nos da el goce de la belleza, de las historias ajenas que se cuentan en comunidad, es verse en los papeles de alguien más, reconocer la propia historia, imaginarse otra vida posible. Es abrir la curiosidad y el placer porque sí y luego hacer con eso lo que nos parezca: otra obra, un pasatiempo, un bordado, una investigación, una clase, una conversación, un ratito con el café en la mano mirando en el compu algo que nos gusta. Los archivos se relacionan con los afectos, de todas maneras, de hecho en uno de los números de Los Archivos Laten abordamos esta relación. Siempre citamos a Ann Cvetovich, autora del libro “Un archivo de sentimientos” que dice “un archivo es útil cuando es capaz de preservar y producir no sólo conocimiento sino sentimientos”. Nacemos y renacemos en la dimensión sensible que nos permite el recuerdo.
-¿Cuál es el llamado a la comunidad en torno a la construcción de archivos, específicamente a conocer el proyecto?
Algo que nos moviliza desde nuestros inicios es poder compartir herramientas, prácticas y estrategias para que personas y distintas comunidades interesadas puedan crear sus proyectos de archivo. Todas las personas, agrupaciones y organizaciones somos productoras de archivos, no solo usuarias. Y estamos en un tiempo en el que la ciudadanía y personas no-expertas están reclamando con justa razón aparecer en los archivos y valorar sus propios acervos documentales, no esperar a que una institución se haga cargo. Han aumentado las iniciativas de archivos comunitarios como un ejercicio político que busca inscribir en la historia a las comunidades subrepresentadas. Valentina Rojas, archivera y una de nuestras invitadas en Los Archivos Laten plantea una idea super interesante en el libro “Archivos en Chile”, sobre la importancia de sumar actores, de dispersar los conocimientos de archivo para que aparezcan “activistas archivistas” y “archivistas activistas”, solo así se podrán enriquecer los archivos para que puedan reflejar la diversidad y complejidad de nuestra sociedad.
Ante esto, en Los Archivos Laten pueden encontrar un cuadernillo con consejos y preguntas necesarias de hacerse al iniciar un proyecto de archivo, una planilla para describir documentos, un fanzine creado con otras dos colectivas, Luisas y Hambre Hambre Hambre, que también da claves para que cualquier persona pueda empezar a archivar, entre otros materiales. Todo esto está disponible para ser compartido, descargado, impreso y usado gratuitamente. Lo único que pedimos es siempre citar correctamente las fuentes y autoras.
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