El 3 y 4 de agosto, se realizará “Racó del Artesans. La Fira de les Fibres Vegetals” en Mas de Barberans (Cataluña). En esta 21º versión, se reunirán artesanos y artesanas de todo Europa, y por primera vez, latinoamericanas.
Un grupo de chilenas viajará a España: Marta Godoy, artesana en totora de la Región de Coquimbo; Juana Muñoz, artesana en teatina, y Zaida Muñoz, artesana en trigo, ambas de la Región de O’Higgins; Rocío Schatzke, creadora y gestora cultural en artesanía, y Cecilia Chamorro, artesana en manila, de la Región de Los Lagos.
Este “punto de encuentro” en el Museo de La Pauma busca destacar las nuevas maneras de entender la artesanía desde una óptica contemporánea e innovadora. En esta convocatoria, las artesanas chilenas fueron presentadas como una “importante novedad” de este 2024.
Rocío Schatzke comenta que la actividad se realiza “en un centro de desarrollo rural y que es interesante porque no es solo un museo, se concibe como un espacio en Cataluña donde trabajan muchas artesanas locales con la palma”.
“Estamos contentas de poder participar porque es un espacio de exposición y venta” relata en entrevista con Radio y Diario Universidad de Chile. “Vamos unidas como mujeres cesteras” de diversas edades y “hablamos de distintas historias” –explica-en una feria donde las personas se conectan con las fibras y sus territorios.
Cecilia Chamorro recuerda que llevarán sus piezas que cuentan con el Sello de Excelencia. La cita es de “un tremendo nivel y nuestras obras son reconocidas a nivel nacional y acá las presentaremos en un formato internacional”. “Estamos emocionadas, veremos que otras fibras y técnicas nos encontramos allá” destaca.
Otros países que estarán representados en El Rincón de los Artesanos, la Feria Monográfica de las Fibras Vegetales son: Bélgica con Lieve Lieckens, que también trabaja el mimbre; y Portugal, entre otros, con Manuel Ferreira (junco). Desde Francia, participarán Marguerite Herlant (mimbre tradicional) y Thomas Louineau (mimbre contemporáneo).
Trenzados de Cutemu: “Nuestro desafío ha sido innovar”
Trenzados de Cutemu nace en 2016 e integra el trabajo de un grupo de artesanas de la localidad ubicada en la comuna de Paredones (región de O’Higgins) y una diseñadora. ¿Cuál fue el objetivo? La revitalización del tradicional oficio del trenzado en paja de trigo ligún.
Zaida Muñoz, artesana, y Rocío Schatzke, diseñadora, son parte de la agrupación junto a Andrea Reyes y Débora Vidal. Han obtenido dos sellos de excelencia, en 2018 y 2022; participaron de la Bienal de Diseño de Madrid en 2020, y realizan un trabajo de creación, difusión, promoción e investigación de este oficio, tanto en el territorio como a nivel nacional e internacional.
“Es tradicional de Chile, se supone que arriba de Europa porque el trigo no es una especie que se encontrara en América, y este oficio solo se desarrolla en la región de O’Higgins y en el Valle del Itata en Ñuble” recuerda Rocío Schatzke.
La trenza surge para la elaboración de sombreros como la chupalla, “pero con el decaimiento de esta industria nuestro desafío ha sido innovar en base a esta materialidad” agrega.
Respetando los procesos tradicionales de trenzado y teñido de la paja de trigo, presenta un diseño innovador que evoca los surcos en la tierra para la siembra, lo que aporta un valor poético y estético a la pieza, que a la vez respeta su función básica de protección solar. Así describen a “Sombrero Surcos” que recibió el Sello de Excelencia a la Artesanía en 2021.
Mientras se destaca como “una línea de accesorios sofisticada e innovadora”, otra de las creaciones que les entregó un reconocimiento: la Línea de cinturones trenzados de Cutemu. Para el sombrero y los cinturones “trabajamos con tintes y colores naturales, de uva y quintral” cuenta Schatzke.
Una serie de “excelencia”
Las tradiciones cesteras de Puerto Montt se combinan con la formación académica. Eso se puede identificar del trabajo de Cecilia Chamorro González, Licenciada en Arte de la Universidad Católica de Valparaíso, Pasante de Historia del Arte en la Universidad Marne-la-Vallé de París, Licenciada en Educación de la Universidad de Chile, y Máster en Arte y Educación de la Universidad de Granada.
A partir de materialidades y técnicas de la Región de Los Lagos, la artesana crea piezas de cestería contemporánea, buscando “entrelazar el hacer ancestral con el hacer personal”. Cecilia Chamorro explica que “las canastas de manila tienen un origen con el trabajo, son con las que se va a mariscar, se sacan papas de la tierra, se guardan cosas de la casa…”.
“Con esas técnicas, los puntos y la manila. Es tomar todo eso y transformarlo en piezas ornamentales y decorativas. Ahí se cruza con mi profesión, un cruce de mirada súper interesante” reflexiona.
“Antihual, serie de tamborcitos de manila” recibió el Sello de Excelencia a la Artesanía en 2022. Las piezas inician su proceso de elaboración con la recolección de la manila en diversas zonas de la provincia de Llanquihue, entre Nueva Braunau, Puerto Montt y Pichiquillaipe. ¿Cuál es el paso siguiente? Se traslada al taller para la confección de las piezas, donde se separa la nervadura de la hoja del resto del material (la hoja verde); todo esto se ovilla y se deja secar.
Para comenzar el proceso de tejido se remojan las fibras secas y se comienza el tejido en técnica “aduja”. “Lo que hice fue achicar esta pieza, hacerla más fina y la innovación es que la hoja de manila tiene un centro más oscuro, tomé todos esos centros, y fui amarrando la pieza entonces quedan con un color café brillante”-destaca Chamorro- y es “algo distinto a lo que se ha hecho tradicionalmente, nadie usa la nervadura para hacer cestería, como parte principal”.
La artesanía, “un valor en sí mismo”
“Poner en el mapa este oficio, es bien desconocido, en todas las instancias la gente se impresiona” destaca Rocío Schatzke. Luego de varias experiencias locales e internacionales, el objetivo sigue intacto. “Es difícil mantenerlos en el tiempo, son desafíos porque tienen otro tiempo y otra lógica” afirma.
Sin embargo, se han nutrido de otros ejemplos. “En general, hemos tenido el apoyo de los fondos de cultura, visitamos España y Italia, en este último, por ejemplo, existió una industria artesanal del trenzado” recuerda.
Al ser “una apasionada” del oficio del trenzado, como reconoce Schatzke, ha indagado esta historia en Cutemu y la región de Ñuble. Esto, siguiendo el origen y las particularidades del proceso.
“Hace poco hicimos una investigación sobre el ciclo agrario del trenzado en paja de trigo… Habla del paisaje cultural, no es solo un oficio y un material sino un modo de vida en el campo hace muchos años” concluye.
Cecilia Chamorro reconoce que hay una distinción ente quienes llevan décadas trabajando y las nuevas generaciones de artesanos que están ingresando a la comunidad. “Ha sido positivo, enriquecedor en cada una de mis instancias…de desarrollo, de crecimiento, de vinculación a nivel regional, nacional y ahora internacional” agrega la artesana.
Sobre la cantidad de espacios y reconocimientos para estos oficios, destaca que las “piezas artesanales de nivel ingresen a la discusión de la creación en Chile y en el extranjero”.
Pero, según su punto de vista, “el trabajo no debiese ser que la artesanía sea parecida al arte, sino que la artesanía tenga un valor en sí mismo que tiene que ver con el patrimonio, la identidad del país y las comunidades…”.