Para Juan Francisco Coloane -analista internacional de profesión e hijo del emblemático escritor chileno con el que comparte su nombre-, la historia detrás del redescubrimiento de la obra de su padre tiene ribetes fantásticos.
Todo comenzó hace un par de años, cuando un joven estudiante de historia de la Universidad Católica se acercó a conversar con él en el marco de la investigación de su tesis de grado. “Yo recibo una llamada de un estudiante de apellido Sosa, tengo entendido que se llama Benjamín Sosa, que está sacando su tesis en la Católica. Me contacta y yo le digo que sí. La entrevista tenía como objetivo hablar de un libro de Francisco Coloane que se llama ‘Papeles recortados‘, que es sobre China”, recordó el académico en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile.
Sin embargo, no se trata de cualquier texto de la bibliografía de Coloane, pues es, precisamente, la publicación que recopila la experiencia del escritor y su familia en China durante la época previa la revolución cultural, entre 1962 y 1964. “Y Sosa estaba estudiando el tema de las divergencias chino-soviéticas“, recapituló Juan Francisco.
“En ese contexto, él entra al que era el estudio de mi padre en Santiago y en los escaparates del estante ve una serie de papeles. Me pregunta qué era, y yo le digo ‘son manuscritos de Coloane'”, sumó el analista.
Con el paso de los días, el estudiante no pudo olvidar esa imagen de decenas de cuadernos escritos a mano por uno de los grandes próceres de la literatura chilena. Convencido del tesoro descubierto, compartió el hallazgo con el Centro de Estudios de Literatura Chilena de la Universidad Católica (CELICH), dando curso a una colaboración inédita entre la casa de estudios y la familia del literato que hoy tiene como principal objetivo sacar a Coloane del olvido.
Desempolvar a “El último grumete”
Bitácoras de literatura, ciencia, antropología y también borradores de cuentos y novelas son parte de los archivos que el académico donó al CELICH en noviembre del 2023. Un gesto que, por estas semanas, dio luz verde al primer proyecto de la Editorial UC en torno a la obra de Coloane, y que permitió traer “El último grumete de la Baquedano” de vuelta a las librerías del país.
Esto, a casi una década de su última edición. “Aquí hay una intuición no solamente de los profesores del CELICH de la Universidad Católica, sino también del rector. Tengo que destacar especialmente el interés de Ignacio Sánchez por desenterrar a Coloane de este semi olvido. La última edición la hizo Origo el año 2016, y previamente fue la de Zig-Zag, muchos años antes”, precisó el académico.
A ese insólito panorama, Coloane hijo suma el retiro de los libros del autor de la lista de lecturas escolares. “El antecedente específico que yo tengo es que ninguna editorial que trabajó a Coloane, incluyendo Zig-Zag y Alfaguara cuando estaba con Santillana, tuvo un pedido de compras de libros del Estado. De ningún libro de Coloane hace más de 20 años”.
Realidad que, además, lleva a una conclusión paradójica: “Se leyó y dio más importancia a Coloane con Pinochet que en los gobiernos de la Concertación. Hubo un interés con Aylwin y de Frei, pero algo pasa con los gobiernos de izquierda, en particular con Ricardo Lagos y la presidenta Bachelet”, expresó el también escritor.
De hecho, y a pesar de la sensibilidad de izquierda que tenía Coloane en su vida personal, la mayor parte de la preocupación en torno a su obra ha venido de administraciones de derecha y también de las fuerzas armadas. “Incluso el gobierno de Piñera tuvo interés. Me acuerdo de que Magdalena Piñera, la hermana del expresidente que falleció recientemente, tenía interés en re impulsar a Coloane con un proyecto en Punta Arenas, en Magallanes, y que después no prosperó”, recordó.
“Pero en cuanto a difusión de los libros, lecturas de Coloane, de ‘Cabo de Hornos, ‘Tierra del Fuego‘, ‘Golfo de penas‘, ‘El último grumete de la Baquedano’, en ese periodo no hubo interés del Estado en reintroducir lo que el gobierno militar tenía muy claro. Porque Coloane hace patria, en términos territoriales y culturales, y hace protección del nativo en términos de su adhesión al fueguino y al alacalufe”, explicó el analista.
Panorama que describe como “inaudito”. “Aquí quiero hacer una observación crítica, un llamado de atención: cómo es posible que un gobierno que tiene que preocuparse del Estado como una unidad patriótica, particularmente en cierto sector de la izquierda, se despreocupe de este escritor respecto a la naturaleza patriótica que tenía. No sé si la palabra ‘patriótica’ sea la adecuada, pero me refiero al carácter nacional ligado a la formación del Estado chileno que destaca el crítico Grínor Rojo en su análisis que va incluido en el libro”, señaló sobre el artículo bautizado como “El último grumete y algo más” que fue incorporado a la edición de la UC.
“Nunca había dicho esto en un medio, pero tampoco puedo evitarlo porque es una realidad. La Armada hizo un contrato conmigo para cuatro libros de Coloane. Ellos son muy cautos porque me preguntaron si me interesaba que se dijera en la prensa. Son muy discretos con no hacer alaraca de que están editando a Coloane para la tropa y para el personal interno de la Armada, y eso me parece extraordinario. Lo firmé hace siete años atrás y con mucho orgullo. Pero me pregunto cómo es posible que esto sea iniciativa de la Armada, de la Universidad Católica, y no del Estado en su conjunto”, añadió.
Un pensador visionario
Al revisitar la bibliografía de Coloane, “El último grumete de la Baquedano” asoma como una de las obras que caló más profundamente en la memoria colectiva de nuestro país, siendo incluso inspiración de una adaptación cinematográfica llevada a la pantalla grande con un soundtrack marcado por “Navegante“, de Eduardo Gatti.
Aunque la maestría de Coloane no se queda ahí. “Yo no soy escritor de ese tipo de narrativa. Escribo sobre sociología política y tengo varios libros en esa área. Sin embargo, yo me estremezco cuando viene este proyecto de la Universidad Católica y me obliga a leer a Coloane“, aseguró el analista.
En Francia -recordó Juan Francisco, “la encontraron una literatura fresca, nueva, universal, moderna, anclada en el sur, en la naturaleza del extremo austral chileno y, sin embargo, con mucha modernidad y actualidad respecto a esta relación ser humano-naturaleza que hoy está muy perjudicada. Está terriblemente intervenida por ambas partes. Es decir, la naturaleza no entiende al ser humano y el ser humano no entiende a plenitud a la naturaleza”.
“Creo que fue un escritor muy precoz que fue entendido por Mariano Latorre, por El Mercurio, particularmente por Alone, gran crítico literario de la época. Sin embargo, hay una escritora inglesa que se llama Elizabeth Chant, que dice que académicamente, y también en los lectores chilenos, con el tiempo, Coloane se transformó en un ‘outsider’, una persona con una narrativa fuera del sistema. Y eso, por el exceso de precocidad que tuvo en tratar el tema de los fueguinos, de los alacalufes, la importancia de lo austral en Chile y, sobre todo, la importancia de comprender la sensibilidad no humana de los animales”, reflexionó.
Además, valoró la dimensión humana de su padre y su madre, Elena Rojas Sánchez: “Fue un gran padre, un gran educador. Yo habría sido un pendenciero si no hubiera tenido ese padre. Era un hombre tremendamente generoso, sentimental, muy puro y honesto, muy honrado. Cuando yo quería ir al estadio me decía ‘saca dinero de mi billetera’. No me decía cuánto, sino que me lo dejaba a mí. Me enseñó a lustrar zapatos. Me dijo ‘cuando tú no tengas profesión y no seas nadie, vas a ser alguien lustrando zapatos’, por lo tanto, le tenía respeto a todas las profesiones. Y con mi madre hacían una pareja inmensamente enriquecedora, no solamente como padres, sino que como personas que transmiten conocimientos, bondad y todo eso”.