El temporal DANA ha dejado a Valencia, en el este de España, con lamentables consecuencias. Cientos de fallecidos, decenas de personas desaparecidas y destrucción por doquier lo transforman en uno de los desastres naturales de mayor impacto en la localidad hispana.

¿Pero qué es una DANA? Sus siglas se traducen en Depresión Aislada en Niveles Altos, más conocido en nuestro país como “bajas segregadas”, explicó en diálogo con Radio y Diario Universidad de Chile el director del Departamento de Geografía de la Casa de Estudios, Pablo Sarricolea.

“En rigor es un centro de baja presión en altura que genera inestabilidad de temperatura. Y si hay ascenso de aire cálido, en este caso en el Mar Mediterráneo, se produce condensación, se generan nubes y fuertes precipitaciones”, detalló el también investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2).

Dichas precipitaciones en Valencia no son novedad. No obstante, esta vez se registraron más de 700 milímetros de agua en menos de 14 horas, lo generó el desastre en la ciudad. Pero, según advierte el especialista, también hubo un punto de descuido humano en la preparación para este tipo de catástrofes.

“Hay un tema de gestión del territorio”, comienza explicando al respecto Pablo Sarricolea. “Habían eliminado algunas infraestructuras ligadas a acumular agua como embalses, eso también puede haber contribuido a que el agua haya llegado más rápido a la ciudad”, agregó el experto.

Junto con lo anterior, según expuso la BBC Mundo en un reportaje, también se han realizado construcciones en zonas que han sido declaradas “inundables”.

Un desastre natural que, afirma Sarrcolea, sí se pudo prever. “De hecho la Agencia Estatal de Meteorología de España sí había dado todas las alertas. Estaban en alerta roja. No es un evento micro meteorológico, sino que es un evento de escala sinóptica, entonces se puede ver a través de los modelos mundiales de predicción del tiempo”, señaló, reiterando que Valencia era “una comunidad que no estaba preparada”.

De esta manera, se mezclan cuatro principales factores para el desastre de DANA: altas precipitaciones en un corto período de tiempo, falta de previsión de las autoridades, construcciones en zonas peligrosas y, por último, el factor del cambio climático.

Este último, indicó Pablo Sarricolea, es un factor imposible de sacar de la ecuación en ninguno de los catástrofes naturales que se producen en el mundo. “Con el cambio climático, estos eventos van a ser cada vez más frecuentes”, aseveró.

“Una de las observaciones de la variabilidad climática que estamos viendo es que los eventos meteorológicos extremos están incrementándose. Ese incremento, en una parte se puede deber a cambio climático, pero implica hacer ejercicios de atribución”, puntualizó Sarricolea.

Sobre el punto anterior, aclaró el académico que los ejercicios de atribución depende también del evento en sí. “Por ejemplo, la mega sequía no es absolutamente culpa del cambio climático. Sino que en un porcentaje cercano al 30%. En las olas de calor, su atribución es un poco mayor. Entonces hay que estar pendientes de cuánto de ellos es variabilidad climática y cuanto es cambio climático de origen humano”, remarcó.

En ese sentido, un informe publicado por Climameter, plataforma europea, atribuyó las causas de DANA “principalmente al cambio climático antropogénico”. Dicho informe postula que las condiciones son “hasta 4° C más calidad en el presente en comparación con el pasado lo que favorece la formación de tormentas sobre la cuenca mediterránea durante los eventos de la DANA”.

En Chile ocurre, pero en menor medida

Nuestro país no está ajeno a este tipo de eventos climatológicos. Algo similar a lo ocurrido en España se registró en 2015 en Atacama, pero no de tal magnitud como en Valencia.

Este fenómeno que se dio en nuestro país, Sarricolea lo describió como uno que: “tuvo vapor de agua que venía desde la zona intertropical”. “A veces estas entradas de aire húmedo tropical, pueden aportar, pero la cantidad de vapor de agua que vimos en Valencia es muy difícil que se repita acá”, enfatizó tajante.

“Hemos tenido eventos de baja segregada con precipitación muy intensa, a veces con nieve, pero el llamado es a estar preparados. El planeta se está calentando con el cambio climático, estos eventos podrían ser cada vez más extremos”, declaró Sarricolea para el caso chileno.

El investigador abordó en el caso local respecto de cómo prevenir que este tipo de eventos deriven en un desastre de mayor escala. “La infraestructura verde y azul es clave para evitar grandes anegamientos e inundaciones. Hay soluciones basadas en la tecnología, es decir, elementos que ayuden a que el agua no se desborde”, comentó.

“La idea es sumar distintos tipos de infraestructura, los colectores de agua lluvia o planes maestros de agua lluvia pasan también a ser fundamentales. El Ministerio de Vivienda está haciendo un plan nacional de adaptación y mitigación del cambio climático y eso se está transformando en acciones”, valoró Sarricolea, mostrándose optimista de cara a la inversión en las ciudades chilenas para adaptar y mitigar el cambio climático y los eventos meteorológicos extremos.