“El 20 de enero, en una de mis muchas primeras órdenes ejecutivas, firmaré todos los documentos necesarios para imponer aranceles del 25% a México y Canadá sobre TODOS los productos que entren en Estados Unidos”, escribió el presidente electo en un post en su red social Truth. “¡Este impuesto permanecerá en vigor hasta que las drogas, especialmente el fentanilo, y todos los inmigrantes ilegales detengan esta invasión de nuestro país!”, añadió.
En otro post, anunció un aumento del 10% de los impuestos aduaneros, además de los ya vigentes y los adicionales que decida, sobre “todos los muchos productos que llegan a Estados Unidos procedentes de China”.
El mandatario electo explicó que a menudo ha planteado el problema de la afluencia de drogas, en particular el fentanilo, una de las principales causas de la crisis de los opiáceos en Estados Unidos, a los responsables chinos, que habían prometido castigar severamente a los “traficantes”, “hasta la pena de muerte”.
“Pero nunca lo llevaron a cabo”, lamentó Trump.
Un elemento clave de su futura política económica
El aumento de los aranceles, que a menudo describió como su “expresión favorita” durante su campaña, es una de las claves de la futura política económica del presidente electo, que no teme relanzar las guerras comerciales, en particular con China, iniciadas durante su primer mandato.
Con respecto a China, prometió aranceles de hasta el 60% sobre determinados productos, e incluso del 200% sobre las importaciones de vehículos procedentes de México. Las leyes estadounidenses dan al presidente las herramientas necesarias para introducir aranceles por decreto, como Donald Trump pudo hacer en varias ocasiones durante su primer mandato, sobre el acero y el aluminio chinos y europeos.
El 26 de noviembre, China afirmó que seguía abierta al “diálogo” tras la amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. “Sobre su pregunta, actualmente no tengo información que proporcionar. Pero en principio, estamos abiertos a mantener el diálogo y la comunicación”, dijo Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, cuando se le preguntó si Pekín estaba en contacto con el equipo del multimillonario republicano.