Una mujer o niña muere cada 10 minutos a nivel mundial, según el informe Femicidios 2023 de ONU Mujeres. Así, el documento también consigna que en 2023 fueron asesinadas 85 mil mujeres, homicidios que en un 60% de los casos han sido cometidos por su pareja o alguien más de la familia.
En América Latina y el Caribe en el mismo año al menos 2 mil 897 mujeres y niñas fueron víctimas de femicidio, lo que significa que al día en nuestra región ocurren 11 asesinatos intencionales contra mujeres, de acuerdo al Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
México es uno de los países donde más sucede este tipo de violencia contra las mujeres, así lo explica a etnóloga y educadora feminista de la Marcha Mundial de las Mujeres México, Norma Cacho, quien agrega que “tenemos cifras muy alarmantes, 7 mujeres al día son asesinadas. Una de las grandes tendencias es que son asesinadas por parejas o exparejas, pero también en México estamos viviendo violencia estructural, que tiene que ver con el crimen organizado y con la militarización, estamos en una situación en todo el país de violencia muy cruenta que también pone a las mujeres en un riesgo exacerbado”.
“Tiene un escenario de violencia mucho más generalizada en todo los territorios que colocan a las mujeres en múltiples riesgos: en tu casa, en la calle, en el trabajo, en los movimientos, etc. es una situación muy exacerbada y tiene que ver con que hay una falta de voluntad política y de políticas institucionales que no sólo atiendan la violencia, sino que la prevengan, porque las mujeres que sufren violencia reiterada, donde el punto máximo de la violencia son los femicidios, han tenido una historia de violencia a lo largo de su vida”, subraya.
Asimismo, según datos de la Fiscalía General del Estado Plurinacional de Bolivia durante este año han ocurrido 44 mil 378 casos de violencia intrafamiliar, la que en la mayoría de los casos son ejecutados por hombres. Además, en el mismo periodo en nuestro el país vecino se han contabilizado 78 femicidios.
La coordinadora de Red de Mujeres Transformando la Economía (Remte) Bolivia y de la Marcha Mundial, Graciela López, en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile afirma que frente a esta situación, los movimientos de mujeres han logrado modificar la Constitución y establecer la Ley 348, que busca garantizar una vida libre de violencia.
“Sin embargo, toda normativa debería tener una bajada en las políticas públicas, en educación y prevención, que tengan por objetivo cambiar la mentalidad de la gente, pero no tenemos políticas preventivas integrales. Se ha lanzado la idea, pero no se ha hecho efectiva, en ningún nivel, porque la normativa está y no es mala, no obstante, tenemos problemas de presupuestos”, explica.
Acerca de esta ley que busca erradicar la violencia contra las mujeres en Bolivia, la coordinadora de Remte relata que en la actulaidad como movimiento de mujeres están en lucha para garantizar que no la modifiquen ni eliminen.
“Hay peligro en este momento, desde que el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, que es del Movimiento al Socialismo, ha dicho que la 348 es una normativa anti hombres, bastó sólo eso para poner en tela de juicio a las mujeres. Es un momento de riesgo que podemos perder la ley, entonces, las mujeres y las organizaciones aquí en el país estamos cuidando que no se toque la 348 y sí, se hace, que sea para bien, no para retroceder en este proceso”, cuenta.
En 2023 ocurrieron 23 femicidios en Paraguay, según las cifras que presenta el Ministerio de la Mujeres. La Coordinadora de Mujeres Rurales e Indígenas de Paraguay (Conamuri), Cony Oviedo, además señala que en su país hay muchos casos de niñas madres: “Niñas de entre 10 y 14 años que están dando a luz, embarazos que en la mayoría de las situaciones fueron producto del abuso, al menos 400 niñas al año, y eso es lo que está en los datos oficiales, pero no sabemos cuántas más podrían ser”.
En ese sentido, frente a estas cifras la Coordinadora de Conamuri Paraguay asevera que “tenemos que comenzar hablando de que vivimos en un sistema patriarcal y machista donde se coloca a las niñas y mujeres como objetos, no como personas con derechos y con poder de decisión, entonces, hay toda una cultura en donde desde que naces te imponen roles siendo niña o mujer, como ser siempre obediente y estar al servicio de. A partir de ahí, generalmente, las niñas y las mujeres crecemos con esos mandatos de género de que tenemos que cuidar, estar en silencio, de que si nos violentan ya sea fisica o psicologicamente o verbalmente es porque seguramente algo hicimos mal, entonces, el miedo y la culpa está instalada en nosotras, sobre nuestros cuerpos”.
“¿Qué cambió? Que hoy hay más niñas, adolescentes y mujeres que conocen sus derechos y que están peleando por ellos. Pero la cultura sigue siendo patriarcal y mientras siga siendo así, donde nos han impuesto que la mujer tiene que ser sumisa, callada y estar a cargo de las labores de cuidados. Y si nosotras no cumplimos con esas cosas que se supone que tenemos que hacer porque somos mujeres, ahí la violencia es cada vez más fuerte contra nosotras porque es una forma de disciplinar nuestros cuerpos. Mientras más avancemos, más van a violentarnos ¿Por qué? porque los privilegios patriarcales no van a permitir que nuestros derechos avancen”, enfatiza.
Mecanismos de resistencia
Para la etnóloga y educadora feminista, Norma Cacho, en conversación con el programa Semáforo hay tres cosas fundamentales para resistir ante la violencia y la desidia de las instituciones frente a esta situación: la denuncia, los procesos de formación politica para mujeres y la articulación regional.
“Hay que seguir enfatizando que hay una responsabilidad estatal en la violencia contra las mujeres, pero sobre todo la denuncia movilizadora y pública. También lo que hacemos desde la Marcha Mundial de las Mujeres a través de los procesos de formación política es importante, no solamente para la información y el ejercicio de los derechos, sino que también para la denuncia, para que se deje de naturalizar que la violencia contra las mujeres es parte del cotidiano y de la cultura, porque en Mexico es cultural, es decir, violentar a una mujer no se cuestiona, si las mujeres son tuteladas en sus cuerpos y en sus vidas tampoco se cuestiona”, enfatiza.
Así, etnóloga mexicana hincapié en que “a pesar de que hemos tenido avances que parten desde los movimientos feministas, todavía tenemos un montón de trabajo que hacer, incluso nosotras mismas como activistas somos señaladas, criminalizadas, violentadas, no solamente por ser mujeres si no por hacer lo que hacemos, por hacer un trabajo político de visibilización, de movilización, de articulación con organizaciones, con mujeres que están también denunciando y viviendo esto”.
En la misma línea, Graciela López de Remte Bolivia sostiene que “en todas partes acá vas a ver carteles de lucha contra la violencia, pero eso hay que hacerlo visible, bajarlo a la práctica y eso tiene que ver con cambiar la mentalidad de la gente, pero eso también está relacionado con el sistema capitalista y el individualismo“.
“Nosotras sufrimos porque no solo somos mujeres, somos indígenas, somos pobres, y hay mucha interseccionalidad que nos hace ver estas cosas, y creo que las mujeres a diferencia de nuestras autoridades, y hablo de la región en este caso, lo que sí hemos hecho es organizarnos. Para los 8 de marzo o los 25 de noviembre, somos las mujeres organizadas las que estamos en las calles, es decir, esa forma de lucha es la que las mujeres han logrado posicionar en todas partes del mundo visibilizando el tema, denunciando, haciendo incidencia política donde podemos y parece que aramos en el desierto, aunque son muchas más mujeres las que se van sumando a estos movimientos”, apunta.
Encuentro de la Marcha Mundial de las Mujeres
Más de 23 mujeres provenientes de todas las regiones de la Latinoamerica y el Caribe se reunieron en nuestro país desde el 21 al 24 de noviembre en el “Encuentro Regional de la Marcha Mundial de las Mujeres de las Américas Nalú Farias”.
Para la etnóloga mexicana, Norma Cacho, sin duda parte de la resistencia a las violencias es la articulación regional en estos espacios, “no hay olvidar que no es solo el 25 N, sino que es una lucha constante y continua, que la movilización popular y de las mujeres sigue siendo vital para hacer denuncias y visibilizar la violencia”.
“Hay mujeres que están en situaciones de opresión y de vulnerabilidad mucho más estructurales y más potentes que las que algunas de nosotras hemos comenzado a difundir y a visibilizar. Eso también nos coloca en situaciones distintas y, sin duda, parte de la resistencia es la articulación regional. Pues no olvidar que es un día, que es una lucha constante y que la movilización popular y de mujeres sigue siendo vital”, recalca.
Así, la coordinadora de Remte Bolivia y de la Marcha Mundial de Mujeres, Graciela López, afirma que “para enfrentar estas violencias nosotras consideramos que hay cambiar el imaginario de la gente , las actitudes, las posiciones de los gobiernos, de los Estados, no hay otra que pensar en un nuevo paradigma, tenemos que transformar nuestra sociedades, porque lo que hacemos es ir poniendo parches, por eso la lucha en la Marcha Mundial de las Mujeres es anticapitalista, anticolonialista y antipatriarcal, recuperamos la memoria histórica de lo que hemos venido haciendo hasta aquí y, precisamente, nuestros planteamientos es hacernos escuchar en el mundo y en diferentes espacios”.
“El año que viene tenemos la sexta acción que será una muestra de lucha contra las diferentes violencias que sufren las mujeres con una propuesta de transformación y de cambios de nuevos paradigma que significa el Buen Vivir, modelos que tengan la centralidad de la vida como es el caso en la economía feminista de ruptura, lo subrayo porque también la cooperación internacional está proponiendo la economía feminista, pero a su estilo, como ellos consideran que en el capitalismo hay solución para esto, creo que las mujeres debemos luchar por nuevo paradigmas donde esté la centralidad de la vida, entendida como de los seres humanos y de la naturaleza paralelamente”, señala.
Por su parte, Cony Oviedo de Conamuri Paraguay comenta que uno de los puntos de preocupación y de reflexión de la Marcha Mundial de Mujeres en el encuentro fue la avanzada de la ultraderecha en América Latina y el Caribe, los que están aliados a grupos fundamentalistas y religiosos.
“Entendemos también que hay un avance del crimen organizado en nuestros territorios, entonces, nos enfrentamos a la desinformación, a las noticias falsas, que construyen discursos de odio sobre nuestros cuerpos otra vez, sobre las mujeres feministas, las defensoras de derechos humanos, la comunidad LGTBIQA+ y en esa construcción vienen a reforzar esa cultura machista, esas prácticas patriarcales para seguir seguir sosteniendo esos privilegios”, destaca.
Bajo ese escenario, Oviedo asevera que “tenemos muchos desafíos porque una cosa es lo que hemos logrado gracias a la organización y a que seguimos luchando, pero nos enfrentamos a que estos grupos conservadores y ultra fascistas tienen muchos medios de comunicación a su alcance, están en espacios de poder dentro del Gobierno, por ende, son quienes deciden finalmente qué políticas, con qué recursos, cantidad de recursos y cuáles de ellas desaparecen”.
Cabe señalar que durante su estadía en Chile las líderes latinoamericanas y del Caribe realizaron el 22 noviembre un seminario que reunió a una decena de expositoras en el marco del Día Internacional de la Eliminación contra la Violencia hacia las Mujeres. En la instancia se desarrollaron dos conversatorios en los que se abordaron las luchas, desafíos y propuestas desde la perspectiva de la justicia y los cuidados.