Por 331 votos a favor y por encima de la mayoría absoluta de 288, la Asamblea Nacional puso fin a los menos de 100 días de gobierno del primer ministro francés, Michel Barnier.
El conservador se convierte así en el líder de gobierno más efímero en dicho cargo. Tras la votación, Barnier publicó en su cuenta de X que había sido “un honor servir a Francia y a los franceses”.
La moción de censura también se traduce en el rechazo de los presupuestos para 2025, aunque cabe resaltar que no implica la caída del presidente Emmanuel Macron, cuyo mandato termina en 2027. Sin embargo, el centroderechista tiene ahora la difícil tarea de nombrar a un primer ministro sin poder recurrir a nuevas elecciones legislativas.
Macron escogió en septiembre a Michel Barnier como primer ministro en nombre de la “estabilidad”, dos meses después de las legislativas que adelantó a raíz de la victoria en Francia de la ultraderecha en los comicios al Parlamento Europeo.
El inesperado adelanto electoral dejó una Asamblea Nacional (Cámara Baja) sin mayorías claras y dividida en tres bloques irreconciliables: izquierda, centro derecha y extrema derecha. Macron no puede convocar nuevas elecciones hasta julio.
¿Qué sigue ahora?
Nada impide a Macron designar de nuevo a Barnier. En 1962, el entonces presidente Charles de Gaulle nombró de nuevo al primer ministro censurado Georges Pompidou, pero tras nuevas elecciones.
Sin embargo, el martes, Barnier, de 73 años, descartó esta posibilidad. “Quiero servir. Les he dicho que es un gran honor. Pero, ¿qué sentido tiene (un nuevo nombramiento como primer ministro)?”, indicó en una entrevista televisada.
Entre los nombres que circulan para suceder al exnegociador europeo del Brexit figura el actual ministro de Defensa francés, Sébastien Lecornu y el aliado centrista de Macron y exministro, François Bayrou.
Panorama de alianzas
La designación en septiembre de Barnier fue posible porque su partido conservador, Los Republicanos (LR) decidieron dejar la oposición y gobernar junto a la alianza centrista en el poder desde 2017.
Pero el líder de LR, Laurent Wauquiez, aseguró el martes ante sus diputados que su “compromiso en septiembre sólo valía para Barnier”, dejando entrever nuevas discusiones para entrar en un gobierno.
A dos años y medio de la próxima elección presidencial, a la que no puede optar Macron, los partidos buscan desvincularse del legado de un presidente impopular, pero intentando no aparecer como responsables de la crisis actual.
El predecesor de Barnier, el macronista Gabriel Attal, abogó por “un acuerdo de no censura” con LR, pero también con el Partido Socialista, que forma parte de la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP).
El gobierno surgido de este pacto contaría con ministros de la alianza de Macron, según el centroderechista Attal y podría evitar que su superviviencia dependa del grupo de la ultraderechista Marine Le Pen.
Algunos miembros más a la derecha de la coalición gobernante abogarían en cambio por un pacto secreto entre el jefe de Estado y Le Pen, para que esta permitiera la supervivencia de un nuevo gobierno.
El NFP -formado por socialistas, ecologistas, comunistas y el partido de izquierda radical La Francia Insumisa (LFI)- ganó las legislativas sin mayoría, pero Macron rechazó nombrar como primera ministra a su candidata, la economista Lucie Castets.
Aunque Castets dijo el martes que está “preparada para gobernar”, los socialistas abogarían por proponer un pacto de “no censura” con acuerdos puntuales al resto de partidos, salvo la extrema derecha, pero con un gobierno de izquierdas.
Esta apertura, a la que también son favorables los ecologistas, choca con la posición de LFI, que aboga por “aplicar el programa y sólo el programa” del Nuevo Frente Popular, pese a que este escenario implicaría una censura rápida.
En tanto, el líder de los socialistas, Olivier Faure, rechazó también un gobierno dirigido por el exprimer ministro socialista Bernard Cazeneuve, quien abandonó el partido y rechaza cualquier acuerdo con LFI.
¿Gobierno tecnócrata?
Otra de las posibilidades sería el nombramiento de un gobierno tecnócrata hasta las próximas elecciones legislativas, un recurso utilizado en Italia en varias ocasiones para superar crisis políticas.
Este gobierno se dedicaría a la gestión diaria y a cobrar los impuestos, pero se enfrentaría al escollo en el Parlamento de los presupuestos para 2025, que ya provocaron la caída de Barnier.
¿Dimisión de Macron?
Cada vez más voces, desde la izquierda pero también de LR, consideran que la única salida a la crisis es la dimisión de Macron y un adelanto de la elección presidencial. Eso es “política ficción”, respondió el martes el mandatario.