Para Alejandra Márquez, destacada directora y guionista mexicana, encontrarse con ‘Calibán y la bruja‘ de Silvia Federici fue decisivo. “Todo comenzó cuando lo leí. Es un libro que habla sobre cómo se implementó el patriarcado como lo conocemos, en el medievo, por el siglo XIII, en la transición hacia el capitalismo. Y fue un texto que me enojó mucho, por obvias razones, pero también me pareció un cuento, una historia complicada de transmitir”, explicó la realizadora.
Sin embargo, fue esa misma abstracción la que la llevó a pensar en una fórmula para, en palabras sencillas, transmitir el meollo de una historia que, a su juicio, era muy necesaria de contar. “La misión que yo tenía era cómo ‘popifico’ esto, cómo lo llevo al pop, a la televisión. Cómo lo podemos contar de manera que se transmita pero que no sea híper solemne y súper pesado. Creo que esa fue la voluntad inicial. Estábamos pasando por en medio del ‘me too‘ en todo el mundo, en Estados Unidos estaban pasando cosas, en México y en el resto del mundo también”, sumó Márquez.
Así fue como surgió el puntapié inicial de “La liberación“, serie dirigida por la mexicana, distribuida por Prime Video y protagonizada -y producida- por las actrices Ilse Salas, Johanna Murillo y Cassandra Ciangherotti y que, en clave de sátira, plantea una serie de asuntos relacionados al feminismo, el machismo y el mismo movimiento “me too”.
“La liberación”, serie de Prime Video
Un tono que, además, no fue antojadizo: “Me parecía que era muy importante hablar de esto sin poner el énfasis solamente en que las mujeres somos víctimas, que lo somos en millones de casos. Eso, pensarlo en cómo el ‘me too’, el feminismo y la conversación que hemos tenido entre nosotras desde entonces nos ha dotado de una serie de herramientas que podemos usar a nuestro favor y con las que también nos podemos empoderar de maneras macabras. Y la posibilidad y la libertad de ser una villana, ser malvada, ser fallida, me parece que justamente habla de igualdad“, agregó la directora.
“En los últimos años, la conversación feminista, el ‘me too’ y la cancelación, sobre qué está bien y que está mal, cómo debemos denunciar, cómo debemos señalar y cómo no, pues ha estado muy álgida. Y hemos sido sobre criticadas a veces con estos temas. Yo pensaba ‘¿Cuál es la puerta de entrada más incómoda para mí a esta discusión?’. Siempre creo en la incomodidad y en mis películas y proyectos siempre se puede ver eso, que soy fan de los personajes deleznables, que hacen cosas con las que no estoy de acuerdo, porque hay un morbo en mí de querer entender el por qué la gente mala o la gente con la que no estoy de acuerdo en cómo hace las cosas”, reflexionó Márquez.
“Por eso, me parecía que había que explicar por qué alguien defendería a un perpetrador, a un abusador, a un acosador. Por qué alguien se vería en esa situación, y pude imaginar varias. Hemos pasado por observaciones de gente que ha tenido que hacer este tipo de cosas. Eso nos dio mucho juego para hablar de estas situaciones que normalmente se retratan con mucho ‘deber ser’, cómo debería ser el mundo, qué es lo que debería pasar, cómo deberíamos ser las mujeres. Y creo que eso nos quita mucha autocrítica. Nos santifica y nos envuelve de nuevo en un ejercicio de perfección que me parece súper patriarcal, y nos aleja también de la conversación que yo insisto que tiene que ser el feminismo, que no es un dogma estático”, sumó la directora sobre la serie.
Abogar por el ‘female gaze’
Dentro de la ficción, el trabajo del reconocido actor Diego Boneta igualmente juega un rol fundamental. “Diego interpreta, básicamente, a un concepto. Interpreta al patriarcado, al machismo. Y yo pensaba ‘quién mejor que este hombre blanco cis heterosexual, el canon. Diego es un actor muy arriesgado. Se prepara muchísimo, platicábamos un montón de Tom Cruise en ‘Magnolia’, y él decía ‘sí, yo quiero hacer eso, cuídame, yo me pongo en tus manos'”. compartió Márquez.
En cuanto al recibimiento que ha tenido la propuesta, la realizadora comentó que “se ha atomizado un poco el efecto. Hay gente que está con la cabeza volada, hay gente que no le entró y no le entendió nada, o no quiso entenderle también, porque no le conviene. Y hay gente que se molestó, mucho señor enojado. Yo además tengo la teoría de que no es el discurso feminista o no feminista, sino que lo que enoja algunos hombres de ‘La liberación’ es que tiene una voluntad muy ‘female gaze‘”, precisó la mexicana.
“Es un cuento que ahora empezamos a ver cada vez más. Incluso ‘La sustancia’ u otras películas que siento que hablan en primera persona de cosas de las que se han burlado los hombres y no han visto desde la perspectiva de la primera persona. Y les molesta, me han dicho cosas como ‘¿por qué la tengo que ver ir al ginecólogo?’. Bueno, pues no la veas. Conocemos muy bien el cuerpo masculino, sus voluntades, sus pensamientos y su estar en el mundo en general, que creo que eso es lo que los saca de onda de pronto. Pero también hemos recibido muchísimo amor y sorpresa, a modo de agradecimiento. Sí es otra manera de ver las cosas y otro tipo de representación menos victimista y más con agencia. Creo que las cosas son buenas cuando pasa de todo, cuando tiene varios acercamientos”, concluyó.