“Vamos a eliminar la figura del femicidio del Código Penal Argentino (…) Ninguna vida vale más que otra”, dijo el presidente de Argentina, Javier Milei, en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza). Declaraciones que contaron con el apoyo de su ministro de Justicia, Mariano Cúneo, quien señaló que dicha tipificación es “una distorsión del concepto de igualdad que únicamente busca privilegios, poniendo a una mitad de población en contra de la otra”.
Durante su discurso en el Foro de Davos, el mandatario también tuvo palabras contra la “agenda siniestra del ‘wokismo’“, al que catalogó como un “cáncer que hay que extirpar“, además de renegar la supuesta “ideología de género” y del “feminismo radical“.
En conversación Radio y Diario Universidad de Chile, la socióloga, doctora en Historia, investigadora y feminista argentina, Dora Barrancos, manifestó su preocupación respecto al discurso en contra los derechos humanos del del gobierno de Milei.
– Con más de 250 feminicidios en el año 2024 en Argentina, ¿cómo afectaría la eliminación de esta figura a la protección de las mujeres?
Por supuesto que hay mucho más riesgo, pero no solo por la eliminación del término, de la concepción y de la característica delictiva del feminicidio, sino que hay riesgos porque se están eliminando absolutamente todas las políticas de protección de las mujeres y de las disidencias, respecto a las violencias de todo orden.
Se han limitado absolutamente la participación de la línea 144 de denuncia, se han arrasado completamente todos los programas de protección frente a las violencias y se han eliminado los recursos, quieren eliminar el significado obtenido por nuestras luchas, en orden a una violencia específica contra las mujeres. Para estas fuerzas neofascistas, la violencia la sufre todo el mundo, no hay nada que atribuir de específico a la violencia que sufren mujeres y niñas.
Tanto es así que están habiendo proyectos de ley en el sentido de anular la especificidad de las violencias contra las mujeres y también, por supuesto, de sobre penalizar lo que llaman la falsa denuncia, se supone que las mujeres hacen falsas denuncias, sobre todo con relación a la niñez, en riesgo de ser sometidas sexualmente, inclusive en el seno familiar. Esto da cuenta de la magnitud de la conformación absolutamente regresiva de tantos siglos de lucha por nuestros derechos.
– ¿A qué atribuye que Milei aparezca en este momento con la idea de eliminar el feminicidio del Código Penal argentino?
Era previsible que la escalada del fascista Milei llegara a estos atropellos tan redundantes en regresión de los derechos fundamentales conquistados por las mujeres, las disidencias y en general. La regresión de derechos en Argentina es integral, son los derechos humanos los que están retrocediendo y desde luego el plexo de nuestros derechos los que conciernen a las mujeres y a todas las identidades de sexo genéricas disidentes están obviamente en riesgo, pero ya sabíamos que de ganar Milei las circunstancias serían graves. No obstante, no deja de sorprender la contundencia de esta maniobra que es efectivamente antiliberal, absolutamente antiliberal, el cuento de que son liberales debe ser extirpado. Son fascistas, estas huestes son fascistas.
– Milei afirmó que el feminismo “es una distorsión”. ¿Cómo respondería a la instalación gubernamental de esta visión del feminismo, después de que el movimiento ya ha logrado importantes avances en Argentina?
La base del pensamiento de Milei no es precisamente el liberalismo. Acá lo que está también en riesgo es el propio liberalismo, esta quiescencia, la fórmula más degradante de la condición humana constituyen lo fundamental de los renacimientos neofascistas que se están dando en el mundo. Por lo tanto, que piense que los feminismos -él lo llama feminismo, por supuesto que su designación siempre es en singular, lo cual es un error, siempre habrá feminismos- son una distorsión.
Lo anterior, forma parte de la arcadia ideológica que lo constituye como un ser que está enfrentado a los verdaderos cauces liberales transhistóricos. Porque el feminismo, nacido en 1848, tiene el inicio un encuadramiento liberal, con muchos tonos de radicalidad, pero finalmente en Estados Unidos fue la cuenca liberal, la que produce los primeros sintagmas feministas.
Dora Barrancos.
– ¿Qué efectos tiene en el movimiento feminista que el propio presidente tenga una agenda que minimice la violencia de género?
Toda esta diatriba, todo este empeño, hostilidad y esta cruzada contra la ideología de género, que además es muy violenta, no es solamente violenta por las palabras también está significando violencia física, en algunas circunstancias, todo esto va a redundar en una manifestación de mayor duplicación. Todos los esfuerzos para impedir para la ascensión de estas políticas tan brutales. En fin, yo sigo apostando a las organizaciones feministas, a las organizaciones sociales de base y demás que aún sin cartelización feminista saben perfectamente que esto es un atropello intolerable a los derechos humanos fundamentales.
– ¿A qué cree que se deba este aumento en los discursos de odio en la política y sociedad actual?
El crecimiento del odio tiene que ver con una fractura muy particular de las subjetividades contemporáneas. Hubo un cambio enorme de las sensibilidades políticas, a propósito de situaciones sobre todo de frustración, pero sobre todo del crecimiento de la inseguridad. No solamente inseguridad material, hay una inseguridad existencial. Esas sustancias, eso también en formas de miedo. Ambas se fusionan y dan una articulación rápida, quién tiene la culpa, el chivo emisario está rápido. En Europa ya se sabe, los inmigrantes. En Estados Unidos Trump pretenden hacer a lo mismo.
Se reúnen las experiencias trastocadas de la subjetividad lo que hace un odio, lo que se genera según la cuenca nacional en también diferentes motivos. En la Argentina, está la expresión de peronismo y anti-peronismo que es una fractura muy dolorosa y que le da también contenidos particulares a la experiencia que estamos viviendo.
– ¿Por qué este tipo de líderes, como el caso de Javier Milei, obtienen o mantienen tanta popularidad?
Son situaciones muy complejas. El mundo cambió muchísimo. La circunstancia económica mundial cambió mucho. La experiencia social cambió mucho. Las subjetividades políticas cambiaron muchísimo. Nada tiene que ver la sensibilidad política de mi generación. Entonces, aparecen las bizarrías proféticas, un estado de intolerancia frente a la manifestación política que se cree que es dañina, que los políticos son todos corruptos, que la política no resolvió nada y hay entonces un encandilamiento con estas figuras que parecen de gran insubordinación.
En cualquier caso, son configuraciones de la esclavitud. La promesa de (Donald) Trump, (Jair) Bolsonaro y Milei son promesas que finalmente en vez de la libertad llevan a la servidumbre. Hasta que no haya una frustración muy grande, todavía pueden quedar algunos créditos para figuras tan grotescas, tan patéticas. Son verdaderos esperpentos.
– ¿Pueden las organizaciones feministas y de derechos humanos seguir luchando frente a discursos de odio y negacionismo, como los expresados por Milei?
La única forma que tenemos es la configuración de estructuras cada vez más unidas, solidarias, sororas y estructuradas, aunque pensemos un poco diferente. Los diferentes núcleos de feministas tenemos en este momento una obligación fundamental, que es la unidad para enfrentar a esta gobernanza siniestra. Por supuesto la resistencia a través de muy diferentes formas, tenemos que estar con mucha perspicacia creativa, tenemos que entonar la capacidad estratégica de resistencia.
No hay otra cuestión, acción colectiva para una resistencia estratégica y ahora en esa contraposición obviamente están incluidas todas las comunidades LGBTIQ+ y obviamente yo creo que la amenaza es tan grave que no dudo gran parte de la población argentina de buena fe, que sabe ínsitamente, qué derechos están siendo arrollados. Nos va a acompañar y lo veremos en estas próximas manifestaciones que vamos a tener en nuestro país.
La investigadora argentina comentó que la eliminación del feminicidio y la minimización de la violencia de género ponen en riesgo los derechos de las mujeres. Además, que están dispuestas a luchar frente a estos discursos de odio.