Los mensajes que promueven la violencia o acciones en contra de migrantes, mujeres, personas de la comunidad LGTBIQ+ serían el chivo expiatorio de los líderes de ultraderecha para atraer la atención de los hombres jóvenes chilenos. Discursos que podrían verse reflejados en las campañas políticas de las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias que se llevarán a cabo en noviembre del presente año en nuestro país.
La irrupción de los discursos de odio promovidos por estos partidos extremistas ha captado la atención mundial, lo que se puede ver reflejado en el triunfo de figuras como la que Donald Trump en Estados Unidos y de Javier Milei en Argentina, así como en el posicionamiento de partidos políticos ultraderechistas como el AfD en Alemania.
En Chile, este fenómeno encuentra un terreno fértil entre hombres jóvenes, especialmente aquellos enfrentados a un mercado laboral precarizado y expectativas sociales incumplidas. Así, una de las últimas encuestas Plaza Pública de Cadem arrojó que el diputado de extrema derecha, Johannes Kaiser, tiene el segundo lugar con un 10% de las preferencias de cara a la carrera presidencial, superando al líder del Partido Republicano, José Antonio Kast.
El 21 de enero de este año la Fundación Sol publicó el estudio “Trabajadores Jóvenes ante la Amenaza de un Futuro Incierto“, que analizó el deterioro de las condiciones de trabajo de los jóvenes chilenos. Un factor que es parte de las causas del auge de las narrativas de resentimiento y discursos de odio, según señala la investigación.
El líder republicano, José Antonio Kast, en compañía de Johannes Kaiser. Foto: Agencia Aton.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile la magíster en Sociología, investigadora de la Fundación Sol y co-autora del estudio, Andrea Sato, expuso que los hombres jóvenes encuentran en los discursos de la extrema derecha una “respuesta a su frustración y descontento“.
“Estos discursos ofrecen una ilusión de seguridad y progreso en un contexto de incertidumbre laboral y condiciones de vida cada vez más precarias”, explicó. En Chile, el empleo juvenil tiene un promedio de ingreso de $450 mil, cifra que no garantiza la autonomía económica.
De acuerdo a la socióloga, el discurso de la ultraderecha no solo se basa en promesas de orden y estabilidad, sino también en la construcción de enemigos. La migración, por ejemplo, es presentada como causa de desempleo y violencia. “Estos chivos expiatorios permiten canalizar la frustración de los jóvenes hacia grupos específicos, desviando la atención de los verdaderos responsables de las desigualdades estructurales”, señaló Sato.
“Los jóvenes finalmente no sólo están desalentados, sino que se ven sumamente frustrados, ya que no pueden alcanzar condiciones de vida que ellos anhelaban hace 10 años atrás. Aquí hay una suerte de promesa incumplida de la propia sociedad, una que produce es frustración, en donde aparecen estos enemigos, estos chivos expiatorios y que finalmente son a quienes señalan como culpables de que no haya las mejoras estructurales que ellos necesitan para la autonomía económica”, añadió.
Según la coautora de “Trabajadores Jóvenes ante la Amenaza de un Futuro Incierto“, la preferencia de los hombres por proyectos conservadores no es un fenómeno reciente. Históricamente, los varones tienden a apoyar propuestas de derecha, mientras que las mujeres, impulsadas por la defensa de derechos adquiridos, se inclinan hacia opciones progresistas. Tendencia planteada por la socióloga y a la que le atribuye el triunfo del Presidente Gabriel Boric en la última elección presidencial, en donde las mujeres apoyaron de forma mayoritaria por quien era el candidato de Apruebo Dignidad.
Presidente de la Republica, Gabriel Boric. Javier Salvo/Aton Chile.
“Esto tiene mucho que ver también con las formas en las que se ha estructurado la sociedad, principalmente en Chile, en donde las mujeres, no solo al tener acceso al voto y derecho al voto, han ido izquierdizando cada vez más su intención de voto, sino que también tiene que ver con los propios derechos vinculados a luchas sociales de las mujeres”, complementó.
En paralelo, las plataformas digitales desempeñan un papel crucial en la difusión y radicalización de los discursos de odio. “Los algoritmos potencian mensajes extremos, amplificando su alcance y normalizándolos dentro de ciertos segmentos de la población”, advirtió la investigadora, quien sumó que internet se transformó en un espacio donde estos discursos encuentran eco y refuerzan sus bases.
“No es casualidad que haya muchísima inversión en medios de comunicación masiva, en redes sociales, por parte de sectores conservadores y reaccionarios, y que también están alineados con los discursos de la ultraderecha (…) Los jóvenes, para este estudio, hablaban mucho de las redes sociales y de cómo ellos se vinculaban con las redes sociales como una herramienta para la información”, agregó.
Para contrarrestar este fenómeno, Andrea Sato subrayó la importancia de implementar políticas que mejoren las condiciones materiales de vida. Estas incluyen el fortalecimiento del empleo formal, el aumento del salario mínimo y una redistribución más equitativa de la riqueza. Asimismo, resulta vital fomentar un debate público que promueva la democracia y la cohesión social, en lugar de alimentar divisiones.
Jovenes usando sus teléfonos celulares. Foto: Aton.
“Pensar desde una estructura democrática, una mirada de sociedad, cómo se puede avanzar en garantizar condiciones de reproducción de la vida digna, es fundamental para que hablemos de qué tipo de democracia queremos y que finalmente los votos no solo sean una respuesta emocional a una debacle que uno está viviendo de manera individual en su vida”, mencionó la socióloga.
Para la investigadora de Fundación Sol, el avance de la ultraderecha no solo amenaza los derechos fundamentales, sino también la estabilidad democrática. “Aquí hay un peligro inminente, no solo de volver a modelos autoritarios, que para el Cono Sur ya los conocemos, sino que también hay todo un peligro de reabrir traumas y también instalar un modelo mucho más vinculado al individuo, a las formas mercantilistas de la sociedad, que poner al ser humano, a la sociedad en el centro. Y eso también es un peligro, lo más evidente, y lo que se ha discutido también a la luz de las elecciones, es la persecución a estos chivos expiatorios”, enfatizó.
En ese sentido, Sato advirtió que si el crecimiento de la extrema derecha continua en esta dirección puede tener un impacto en la democracia del país, pues “hay muchos niveles de cómo puede afectar la reinstalación de gobiernos anti derechos y autoritarios en la región, especialmente porque, por ejemplo, como lo ha sido el proyecto neoliberal instalado en la dictadura, podemos entrar en otra era de instalación de proyectos mucho más crueles y nefastos para la población civil en un escenario de nuevos gobiernos autoritarios“.