Fueron varios minutos de ovación. El pasado lunes 24 de febrero, y en el marco de su retorno a la Quinta Vergara a 23 años de su última presentación en el marco del Festival de Viña del Mar, Myriam Hernández, una de las voces más relevantes de la canción latinoamericana, fue reconocida por el certamen viñamarino con la Gaviota de Platino.
El máximo galardón otorgado por la organización del festival y que, anteriormente, había sido entregado a figuras de la talla de Luis Miguel, Lucho Gatica, Juan Gabriel y Los Jaivas. Con esto, la chilena se consagró como la primera mujer en ser depositaria de esta condecoración, en un gesto que se condice con las dimensiones que caracterizan a su carrera artística.
Recorrido que, además, se relaciona directamente con el momento histórico en que emerge su popularidad. “Todo esto tiene mucho que ver con el contexto en el cual aparece Myriam Hernández, que básicamente es en el remate de la dictadura”, explicó el periodista y crítico musical, Marcelo Contreras.
“Ella es una figura que se construye mediáticamente en el periodo de la dictadura cívico-militar y, sin embargo, logra diferenciarse de la camada de la que venía, que era básicamente un espacio dentro de ‘Sábados Gigantes‘ protagonizado por figuras jóvenes. Esto, porque hizo lo que nadie más de esa generación, que fue tener material propio“, añadió Contreras.
Vina del Mar, 24 de febrero 2025
La cantante Myriam Hernandez se presenta en la segunda noche del Festival de Vina del Mar 2025
Sebastian Cisternas/Aton Chile
Así, el nombre de la artista comenzó a tomar relevancia en el circuito latinoamericano a través de sus primeros discos, conquistando una carrera discográfica muy consistente que la hizo ascender al medio internacional de forma bastante rápida. “Por eso es que hago el alcance de la dictadura, porque estábamos en un periodo de aislamiento donde nuestros artistas tenían muy poca salida, con la gran excepción de lo que hacían Los Prisioneros en ese momento”, conectó el crítico.
“No surgían artistas de Chile que tuvieran una resonancia popular, y Myriam Hernández fue un ejemplo de aquello. Además, es una artista que responde a ciertas cualidades que muy pocas figuras tienen en Chile, como por ejemplo, Lucho Jara. Y es que son artistas que logran diversificarse. No solamente se trata de gente que está en el mundo de la música, sino que también exploran ir hacia el área de la animación, a tener una presencia mediática distinta”, añadió. “Ella desarrolló en paralelo una carrera como animadora y, finalmente, llega incluso al Festival de Viña y lo anima a cuatro años”.
Un antecedente que reafirma el simbolismo de que sea, precisamente, esta la instancia que reconozca la trayectoria de Hernández. “Es una figura que tiene una relación con la Quinta Vergara que me atrevería a decir que nadie más tiene. Me parece interesante, considerando que siempre se suele decir que en Chile no reconocemos a nuestras figuras y ni a nuestros artistas, y por cierto que hay casos que son flagrantes. Pero en los últimos años, sobre todo en los últimos 10 o 15, ha habido una reconsideración desde esa perspectiva. Hay premios gubernamentales que reconocen la trayectoria de grandes artistas y creo que Myriam perfectamente califica para llevarse todos los premios habidos y por haber“, señaló el crítico.
La cantante Myriam Hernandez ofrece un punto de prensa tras recibir la gaviota de platino durante su presentacion en la segunda noche del Festival de Vina del Mar 2025
Sebastian Cisternas/Aton Chile
Una voz transversal
A todo esto, se añade otra característica que, para Contreras, resulta fundamental, y que es el alto nivel de transversalidad que alcanza su obra. “Ella es una figura que políticamente está identificada con la derecha. Recordemos que a fines de los años 90 participa de la campaña presidencial de Joaquín Lavín y está bien reconocida con ese sector. Sin embargo, eso no se ha convertido en un obstáculo para este reconocimiento, que me parece justo y que demuestra que, a veces, estas divisiones ideológicas pueden ser bastante odiosas y no tienen mayor sentido en la medida en que, finalmente, lo que se tiene que imponer es la calidad de la artista”, ilustró.
“En el caso de Myriam Hernández -sumó- se trata de eso, de una artista de calidad, con escasísimos bemoles, y eso es lo que se está reconociendo y premiando. Además, ha sabido administrar muy bien su repertorio clásico a través de una serie de giras que nunca se detienen y, en los dos últimos años, ha tenido un renacer artístico creando nuevo material, trabajando con Jacobo Calderón, hijo de Juan Carlos Calderón, que fue productor suyo y que es uno de los grandes de la música hispanoamericana”.
“Sigue haciendo discos, hace álbumes temáticos, continúa haciendo giras y hace todavía videoclips. De una manera u otra, Myriam Hernández es una figura universal, porque cubre distintas aristas de lo que se entiende por el mundo de los espectáculos”, concluyó el periodista.