Hace 15 años, el 27 de febrero de 2010, Chile enfrentó una de las mayores catástrofes en su historia: un terremoto de magnitud 8,8 escala Richter, seguido de un devastador tsunami. Este evento telúrico, conocido como el 27F, causó la muerte de 525 personas y dejó a más de dos millones de damnificados a lo largo del territorio nacional. Tal como sucedió en aquella época, el reciente corte de luz que afectó a cerca del 99% de los habitantes del país puso en evidencia las capacidades de respuesta que tiene el Estado ante emergencias.
En Chile, la gestión de estas catástrofes está a cargo de diversas instituciones, entre las que destacan el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), anteriormente conocido como ONEMI, y el Coordinador Eléctrico Nacional, entidad que para muchos era desconocida previo al apagón de este 25 de febrero.
Para enfrentar la crisis del corte masivo el Gobierno decretó estado de excepción constitucional por catástrofe y toque de queda en las regiones afectadas, medidas que fueron anunciadas por la ministra del Interior, Carolina Tohá por medio de una vocería en las oficinas de Senapred.
Estos protocolos son esenciales para garantizar la seguridad de la población y minimizar el impacto de situaciones que afecten la integridad de la ciudadanía. Sin embargo, la efectividad de estas acciones depende en gran medida de la comunicación y coordinación entre las distintas entidades involucradas. En este contexto, en conversación con Radioanálisis, el experto en gestión de emergencias, Michel De L’Herbe, dio una visión crítica sobre la respuesta del Estado durante esta crisis y los aspectos a mejorar.
En primer lugar, De L’Herbe destacó que, a pesar del caos y la incertidumbre, la gente mantuvo la calma y se desplazó ordenadamente. “Creo que la historia habría sido diferente si esto hubiese demorado más y no hubiésemos tenido un toque de queda y estado de excepción“, comentó, siendo enfático en la importancia de estas medidas para la contención social.
A modo de comparación recordó el terremoto del 27F y de qué manera los saqueos se instalaron como parte de la reacción ante las emergencias. “No es bueno sobrevalorar o romantizar ciertas respuestas”, advirtió, señalando que siempre debemos pensar en el peor escenario y estar preparados para situaciones complejas.
Según De L´herbe, la comunicación en situaciones de crisis es vital, puesto que “cuando generamos silencios, esos silencios son ocupados”, dijo, destacando la necesidad de un relato coherente y simple por parte del Estado para evitar la propagación de teorías conspirativas y fake news.
En ese sentido criticó la estructura de gestión de emergencias en Chile, mencionando que existen cambios significativos desde el 27F. “Seguimos con serias dudas respecto de lo que pasó”, afirmó, refiriéndose a la falta de claridad en la respuesta al corte de luz y la necesidad de mejorar la gestión y el liderazgo en estas situaciones. La falta de información precisa durante las primeras horas de la crisis fue un problema significativo.
“Se pierde tiempo valioso en asegurar la conducción y liderazgo de esta emergencia en términos de entregar información simple a alcance masivo, pero además sabiendo que tú tenías cuatro horas para tener al menos una mayor conectividad, esa información debió ser difundida y las decisiones debieron ser tomadas antes de esas cuatro horas”, explicó.
Comparó la gestión actual con la del pasado, mencionando que la ONEMI solía ser un actor clave, pero ahora el Senapred tiene una presencia débil. “El Senapred está en un backstage con vocerías ausentes (…) y lo que demuestra es falta de capacidad de gestión, mando y control“, criticó, indicando que la institución perdió relevancia en la gestión de emergencias. Asimismo, la presencia del Estado es primordial en la gestión de servicios públicos esenciales, como la electricidad. “El Estado sigue teniendo un rol fundamental”, sumó.
“Cuando se interrumpe la electricidad a este nivel, es desde un principio un problema de seguridad pública y de seguridad nacional“, sentenció el experto, quien también mencionó la posibilidad de ataques de ciberseguridad como una amenaza creciente.
La necesidad de voluntad política para mejorar el sistema de emergencias en Chile es un desafío a futuro para De L´Herbe. “Nuestro sistema sigue siendo fragmentado”, concluyó, lo que complementó con un llamado a honrar a las víctimas del 27F con cambios importantes en la gestión de urgencias para mitigar al máximo los daños en futuras catástrofes.