Este viernes 6 de marzo, Katie James, una de las voces más destacadas de la música folclórica contemporánea, realizará su primer concierto en nuestro país con una cita agendada en el Centro Cultural Gabriela Mistral. Aunque no será su primera vez en Santiago.
Hace exactos 10 años, la compositora de origen irlandés llegó a tierras chilenas en búsqueda de nuevos sonidos latinoamericanos. “Eso fue parte de un viaje que había hecho en ese entonces, queriendo conocer más de Sudamérica y aprender de su música. Y recuerdo que estuve varias semanas acá en Santiago de Chile yendo a muchas ruedas de cueca“, compartió la artista en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile.
“Nos llevó una colega, una cantante de aquí, que se llama Belencha, que es apasionada por el folclore. Ella me llevó a varios lados, me recomendó artistas, y pues yo tratando de aprender el ritmo de la cueca en guitarra, que me parece imposible”, afirmó entre risas. “Pero sí siento que me llevé un poco de esa energía tan mágica de ese movimiento de cuecas chilenas”.
En esos años, su carrera todavía no vivía la explosión que la llevó a consagrarse como una de las voces más valoradas de la música tradicional colombiana, y que tuvo como hito la popularización de su canción “Toitico bien empacao“.
“En ese entonces yo era mucho menos conocida, y acá en Chile no teníamos muchos contactos para organizar conciertos formales, entonces tocábamos en la calle, en Lastarria. Y recuerdo que llevábamos nuestro sonidito, empezábamos a tocar y se armaba un público como si fuera un concierto oficial allí, en la calle. La gente nos recibió de una manera muy bella. Vuelvo y digo, una década atrás, cuando no me conocía casi nadie”, valoró James.
“Ahora, después de los años, hay un público que me sigue, que me escucha, y que me pedía también que volviera a Chile, así que estoy muy emocionada de poder compartir mi nueva música ya en un espacio más formal con el público chileno. Vengo preparando canciones propias, canciones colombianas, por supuesto, y canciones de otros países de Latinoamérica, incluyendo un par de la gran Violeta Parra“, adelantó sobre el show de este viernes.
Katie James, cantautora
Un amor por el campo colombiano
Hija de madre inglesa y padre irlandés, James tenía apenas dos años cuando su familia arribó en Colombia para establecerse en una finca completamente apartada de las grandes urbes citadinas.
“Realmente, los primeros recuerdos de mi vida inician ya estando radicados allí. Crecí muy inmersa en la cultura colombiana, mientras que en mi casa todo era un poco más anglo. Pero los niños con los que jugaba, más adelante la música que escuchaba, era música local, música andina colombiana”, compartió la artista sobre un vínculo que, luego, tomaría ribetes mucho más profesionales.
“Desde una muy temprana edad tuve esta influencia de estos sonidos del folclore andino colombiano y muchos años después, ya estando en la universidad, estudiando música de forma académica, volví a acercarme al folclore con una nueva mirada, y dije ‘wow, esto es realmente fascinante’. A veces nos pasa que lo que está ahí en la infancia es como ‘ah, eso es normal, eso es paisaje’. Tal vez uno no lo ve como algo tan especial, pero más adelante vuelves la vista atrás y te das cuenta de que es muy interesante, las armonías, las letras, los ritmos”, explicó sobre ese segundo encantamiento.
Una relación que nace desde el profundo respeto y admiración por las costumbres de dicho país, y que ha sido muy celebrada por sus compatriotas latinos. “Me sentí muy sorprendida al principio, cuando veía esa reacción tan positiva, tan bonita, y que me dio ánimos para seguir. Porque más que tener una actitud de ‘no, usted en realidad no es de acá, mejor dedíquese a otra cosa’, la gran mayoría de los comentarios son de apoyo absoluto y también de agradecimiento“.
“Me han dicho mucho ‘gracias por difundir nuestra música’, porque la he llevado a otras partes del mundo, a Europa principalmente, y paradójicamente me he convertido en una especie de embajadora de música tradicional colombiana en el exterior. Creo que es un sentimiento como de agradecimiento mutuo”, valoró Katie.
En esa misma línea, la artista también destacó el lugar que tuvo su relación con la naturaleza en la cosmovisión que empapa a sus composiciones: “Cuando digo que crecí en zona rural, era zona rural de verdad. O sea, no en la casita de campo a la que uno va el fin de semana. Con mi familia vivíamos en una finca que quedaba lejos de cualquier carretera, de cualquier pueblo, y no teníamos energía eléctrica”.
“Realmente vivíamos muy inmersos en la naturaleza. No era una cosa solo de observar desde el exterior. De niños nos íbamos a explorar por las quebradas, por las cuevas, trepábamos los árboles, crecí cuidando animales, trabajando en la huerta. Siento que tengo una relación muy cercana y muy real con la naturaleza y con la vida del campo”, sumó James.
“La manera en la que uno crece termina configurando todo nuestro ser, incluyendo, por supuesto, nuestra manera de expresar el arte. Y me gusta mucho traer la naturaleza a mis canciones en las letras y también en los videos, cuando puedo irme a alguna montaña para cantar allí. Porque siento una energía muy distinta a la que siento cuando estoy cantando desde un apartamento o una casa en Bogotá”, concluyó la autora.