Como “una gestión prudente”, pero no exenta de responsabilidades en materia de crecimiento económico. Esa es parte de la evaluación que realiza el académico y ex decano de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, Joseph Ramos, a tres años desde que asumiera el Gobierno del Presidente Gabriel Boric.
El académico presentó hace poco meses su más reciente libro titulado “Economía humanista“, donde refiere a factores no monetarios que influyen en la decisión respecto a políticas públicas.
Bajo dicho contexto y en los aspectos positivos, Ramos respaldó el manejo de las finanzas que ha tenido el ministro de Hacienda, Mario Marcel, y, destacando su nombramiento a cargo de la cartera, señaló que ese hecho dio cuenta de que la actual administración aprendió la lección de la Unidad Popular: “Los mejores programas se pueden hundir si uno desata los equilibrios macroeconómicos“.
“Es cierto que ha aumentado la relación de deuda respecto del PIB (Producto Interno Bruto), pero de ninguna manera desorbitada en este gobierno“, aseguró Ramos.
No obstante, el profesor cuestionó que el Gobierno partiera su periodo con un diagnóstico errado respecto a una política refundacional en sus promesas de campaña que, a su juicio, asustaron la inversión.
El Profesor Emérito de la Universidad de Chile, Joseph Ramos. Foto: Universidad de Chile
– ¿Cómo analiza el manejo de las finanzas públicas en estos tres años? En términos de deuda pública, crecimiento económico, inflación. Desde el Gobierno afirman que se ha hecho un trabajo serio, responsable, a la misma vez que impulsan políticas públicas como el aumento del sueldo mínimo y la Ley de 40 horas.
A mí no me cabe duda que el Gobierno entró con muy buenas intenciones. Desafortunadamente creo que las buenas políticas no solo requieren buenas intenciones, también tenían -a mí modo de ver- un diagnóstico errado. El diagnóstico que ellos tenían era, y yo tuve como alumno, ayudante y amigo a Nicolás Grau, actual ministro de Economía, y creo que representa ese pensamiento, extremadamente crítico de todo lo que se había hecho en la Concertación.
Había una actitud muy refundacional entonces en el Frente Amplio y las fuerzas que lo apoyaron, ¿no? Sobre todo después del estallido. Creo que eso es errado, nunca hubo tanto progreso no solo económico, sino social, como en los últimos 30 años en la historia de Chile, nunca. Por supuesto, estamos a mitad de camino para llegar a Europa o Estados Unidos en cuanto a nivel de vida y todo demás, pero eso no justifica que uno critique como si no sirvió para nada y se tiene que cambiar todo lo que fueron esos años.
Creo que eso inspiró ciertamente las promesas de campaña, eso inspiró también la (nueva) Constitución. Yo no participo de esa visión refundacional, lo consideraba fantasioso. Entonces, el resultado de eso, creo yo, es que ha tenido un crecimiento económico pobre, mediocre, poquito más del 2% al año será el promedio del periodo, en circunstancias que en el pasado crecimos sobre cinco, incluso algún momento en siete. Ciertamente, el país es capaz de crecer al doble de eso. ¿Y por qué el crecimiento es importante? Porque el nivel de vida, los salarios, el empleo, dependen en gran modo de eso, y a su vez los impuestos que permiten financiar muchas de las actividades sociales también requieren de esos recursos. Creo que ahí tuvieron responsabilidad. Ahora, eso es lo negativo.
– ¿Y Mario Marcel?
Lo positivo, desde el momento que fue elegido el Presidente Boric, es más antes de asumir, me sorprendió positivamente, y a muchos, al nombrar ministro de Hacienda a Mario Marcel. Y Marcel dio una entrevista en El Mercurio, que le preguntó al Presidente electo ¿Por qué me ha pedido a mí hacerlo? Y eso en un momento donde el país iba en otra dirección. Y Boric dijo “no, yo quiero que alguien me cuide los equilibrios macroeconómicos”. O sea, parece que aprendió la elección de la Unidad Popular: que los mejores programas se pueden hundir si uno desata los equilibrios macroeconómicos.
Yo creo que Mario Marcel ha cuidado bastante bien las cuentas fiscales. Es cierto que el año pasado hubo un déficit mayor a lo esperado por un cálculo de una proyección de ingresos tributarios, que son difíciles de proyectar por nuevas leyes, y por eso hubo un déficit bastante mayor a lo contemplado. Ese fue el entre comillas ‘desatino’, pero hace menos de una semana Marcel acoge la recomendación del Consejo Fiscal Autónomo.
El Consejo dijo, “en virtud de lo que pasó en 2024, creemos necesario que se recorte al menos mil 500 millones de dólares de lo presupuestado en la Ley de Presupuesto” que ya estuvo aprobado”. Marcel acogió eso y anunció que lo iba a hacer. Esto, en el último año de gobierno es bastante valiente, porque la mayor parte de los ministros de Hacienda en el último año de gobierno un poco echan toda la carne a la parrilla por razones electorales, no porque eso sea bueno, sino que es para que su lado gane. Hasta en el último año del gobierno de Pinochet se lanzó el gasto fiscal a todo reventar para tratar de ganar el Sí y evitar que ganara el No.
Es cierto que ha aumentado la relación de deuda respecto del PIB, pero de ninguna manera desorbitada en este gobierno. No he escuchado, ni a Marcel, que no lo espero, ni a Boric, pero a ningún senador o diputado de gobierno, decir: “Bueno, hagamos esto endeudándonos”.
Chile tiene una baja relación deuda-PIB. Por supuesto, sería irresponsable hacerlo, pero se podría hacer. Chile puede aumentar, tiene como 42% del PIB en deuda, lo cual lo coloca muy bajo respecto a los países del mundo, los Estados Unidos están en torno al 100, Japón ni hablar, y Europa, salvo Alemania, están altísimos, el doble de Chile. Entonces, si bien efectivamente subió el endeudamiento el año pasado por esta sobre estimación, errada si quieres, de los ingresos tributarios, creo que ha sido en general una gestión bastante prudente.
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, realiza punto de prensa en La Moneda. Foto: Aton.
– ¿Cómo evalúa la evolución en la inflación?
La inflación ha bajado. Todavía es alta, más alta que la meta del Banco Central, pero está en torno al 5%, en parte, al menos un punto o un punto y medio de eso son las tarifas de la luz que se habían congelado con la pandemia y cinco años después se descongelan. Obviamente se había acumulado mucho y eso ya es un golpe a los precios, que no es culpa del manejo económico, sino de que se congeló cinco años atrás.
– ¿Existe un sobre optimismo por parte del Gobierno cuando celebra estas cifras? Hay críticas, además, porque la reforma de pensiones y el proyecto que pone fin al CAE exigirán un crecimiento mayor por parte del país.
El crecimiento del país depende de inversión, productividad y buena política. La verdad es que las promesas de campaña asustaron mucho al sector privado. Entonces, eso desalentó inversión. La confianza es fácil perder y es muy difícil restaurar. Habrás leído que esta semana por primera vez en el período del Presidente Boric la confianza empresarial pasó al lado positivo.
Yo creo que gran parte es porque saben que ya no hay nada más, desde su punto de vista, negativo que vaya a ser, no le queda. Además anticipan que va a ganar (Evelyn) Matthei. Entonces, primero, el lobo ya no asusta, pero al principio sí asustaba.
Y lo que decía la gente del Frente Amplio también asustaba. O sea, que querían otro sistema, que iban a subir la tributación. Entonces, parte de la responsabilidad, o sea, uno de los costos de una prédica refundacional, es que uno asusta. Bueno, puede que digan, “valió la pena”, yo creo que obviamente no valió la pena.
Entonces, yo creo que sí, ellos tienen que correr con los costos de crecer menos. Ahora, no solo ellos, para bajar la inflación el Banco Central subió fuertemente las tasas de interés, lo habría hecho en el Gobierno de Sebastián Piñera o quién fuera, izquierda o derecha. Y el Banco Central para frenar la inflación, el instrumento que tiene es desalentar el gasto de la gente, para que la gente gaste menos y presione menos sobre los precios.
Y desafortunadamente la política de elevar los intereses que sucedió en el periodo de Boric, no por su culpa, es política del Banco Central. Eso no solo frena el gasto, pero desafortunadamente en muchos casos frena la producción. Eso fue parte de la razón del lento crecimiento, la política antiinflacionaria del Banco Central. No es culpa de Boric, pero es un hecho de la causa.
– Usted mencionaba lo que ha dicho el Consejo Fiscal Autónomo (CFA) sobre mil 500 millones de dólares en recortes, pero la candidata Evelyn Matthei habla de más, emulando lo que ha hecho Javier Milei en Argentina, de 6 mil millones de dólares…
Eso es bien cómodo cuando tú estás en oposición, obviamente, pero como dijo, creo que Francisco Vidal, me gustaría que ella dijera cuáles quiere cortar. O sea, todos van a decir, “bueno, cortemos la grasa”. Por supuesto, cortemos la grasa, pero lo que es grasa para uno, es músculo para otro.
Cortar, ¿cuál? Seguridad, no, no. Salud, no, no. Educación, no, no. Pensión, no, no. Entonces, obras públicas, no, queremos inversión. Entonces, ¿cuál es la grasa? Bueno, la burocracia. Bueno, pero nómbralo. ¿Qué agencia? Y no quieren nombrar la agencia, primero, porque van a hacer enemigos, obviamente la gente en la agencia o los sectores que quieren recortar van a votar en contra de ellos, ¿cierto? Entonces, ningún político de la oposición pone nombre a la grasa por cortar. Cuando eres presidente tienes que tomar esas decisiones, o sea, que algunas cosas, no que son grasa, son menos importantes que otras y hay que priorizar.
Entonces, hay que priorizar y le tocará a Marcel con estos mil 500 millones priorizar y sería lo mismo con Matthei. O sea, Sebastián Piñera se pasaba todo el tiempo diciendo “hay que cortar grasa” y no sé cuánta grasa cortó, no sé si cortó grasa alguna.
Entonces, cuando tú eres oposición es cómodo decirlo. No, mil 500, deberían cortar 3 mil, 4 mil. Fantástico. Nunca dicen en qué cosa específica.
Evelyn Matthei, candidata presidencial de Chile Vamos. Foto: Aton.
– En lo internacional, ¿Cómo perjudicaría a Chile la amenaza de Donald Trump en torno a una eventual alza de aranceles? Mencionó el cobre.
Chile tiene la ventaja de que es un país chiquitito, bien lejos de Estados Unidos, o sea, no tiene el tema de la frontera, migración, ese tipo de cosas. Trump ha mencionado que tal vez le ponga un arancel al cobre, lo anunció en su discurso el otro día al Congreso. No sé por qué, pero bueno, no es nada contra Chile.
Chile tiene la ventaja además de que tiene un balance comercial positivo con Estados Unidos, es decir, que Estados Unidos le vende más a Chile que lo que le compra. O sea, en general Trump lo que está apretando es contra los que compran menos de Estados Unidos de lo que Estados Unidos compra de ellos, como el caso de China.
Entonces, Chile tiene eso, pero puede caer porque si por alguna razón va contra el cobre, obviamente aunque uno puede desviarlo, venderlo a otras partes, efectivamente va a tener algunos efectos negativos para Chile.
También en el caso de las frutas, pero Chile tiene de nuevo una gran ventaja que la fruta que entra a Estados Unidos, desde Chile, entra en el invierno norteamericano, cuando no hay producción, o sea, la idea de los aranceles es poner un arancel para que los productores nacionales norteamericanos suplan eso, pero en el caso de la fruta nuestra que es diciembre, enero, febrero, marzo, esos son los meses de invierno en Estados Unidos, no hay cosecha. Entonces, eso puede protegerlo.
Ahora, puede que igual ponga contra la fruta para evitar los que vienen de Israel, de Turquía, no sé, o de México, otras partes y cae Chile, porque no hace el distingo, o sea, Trump no es alguien que hace muchos distingos. Y Chile está diversificado en muchos mercados. Entonces, puede vender más a otro, vender más a la India, cosas así, pero obviamente una guerra comercial en el mundo puede ser muy perjudicial, no solo para los países directamente envueltos, sino para Estados Unidos también, y terceros como Chile también van a ser afectados, aunque sea menos.