El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, informó en una entrevista con Fox News que prevé un “periodo de transición” económica marcado por los aranceles que su país ha impuesto o pretende imponer a bienes de otras naciones.
Durante la conversación, Trump abordó el impacto de estas medidas y señaló: “Odio predecir cosas como ésa. Hay un periodo de transición, porque lo que estamos haciendo es muy grande, estamos trayendo la riqueza a EE.UU. de nuevo”.
Cabe recordar que, en febrero, el mandatario anunció aranceles del 25% a los países vecinos de EE.UU.. Sin embargo, su aplicación se retrasó un mes y se hicieron efectivos este martes, hasta que el presidente decidió pausarlos el miércoles para los fabricantes de automóviles por otro mes. No obstante, este martes el inquilino de la Casa Blanca anunció que elevará hasta el 50% los aranceles sobre el acero y aluminio procedentes de Canadá, medida que entrará en vigor el miércoles.
En conversación con la primera edición Radioanálisis, el ex subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales y académico de la Universidad de Chile, José Miguel Ahumada, señaló que está de acuerdo con la hipótesis de que estos aranceles serían un castigo por el flujo de fentanilo y la presunta incapacidad de los gobiernos para regularlo.
Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Foto: Gage Skidmore.
Sin embargo, cuestionó la validez de este argumento y afirmó: “Creo que esto no se sostiene, tal como no se sostuvo en casos anteriores cuando EE.UU. justificó intervenciones alegando la posesión de armamento nuclear. Lo que está detrás de esta acción en principio es la necesidad de dar una señal. Por un lado, al orden internacional de que Estados Unidos va efectivamente a ser una agenda fuerte en materia comercial. Segundo, proteger y tratar de estimular su industria que ha estado alicaída desde décadas de neutralidad de los gobiernos liberales ante la desindustrialización que estaba experimentando”.
En ese sentido, el experto sostuvo que, primero, “Trump busca hacer una política efectiva“. Y, en segundo lugar, “proteger una industria, símbolo de debilidad, de la antigua hegemonía norteamericana“.
No obstante, según Ahumada, “el uso de los aranceles no es ni bueno, ni malo”, depende de los objetivos que se plantea y cómo se regulan. “Estos aranceles temporales para alcanzar objetivos concretos se han utilizado por diferentes países durante su despegue económico. Entonces, no hay que demonizarlos, ni tampoco tratarlos como ‘la bala de plata'”, explayó.
“Una de las consecuencias que estamos experimentando y que vamos a ver, es el inicio de una escalada arancelaria. Canadá ya ha dicho que va responder con aumento arancelario. China acaba de responder, diciendo de también va aumentar los aranceles para sectores estratégicos de Estados Unidos. El efecto inmediato, debería ser un comienzo de una reducción en el comercio internacional”, agregó.
En esa misma línea, el académico señaló que un segundo efecto interno, que aún “no se sabe”, es que “esto no colaborará con la reindustrialización de Estados Unidos“. “Para que Estados Unidos se tenga que reindustrializar y poder cerrar brechas después de 30 años de desindustrialización, tiene que hacer una agenda mucho más activa por parte del Estado, para estimular el desarrollo de su propia industria y lo que hace Trump es desmantelar al Estado a partir de las acciones que ha realizado Elon Musk”, afirmó.
Por otro lado, el exsubsecretario abordó el impacto que estas medidas podrían tener en Chile y señaló que, tras las acciones unilaterales de EE.UU. contra Panamá, México y Colombia, y el aumento de aranceles a la Unión Europea y China, no solo se está rompiendo con los acuerdos multilaterales de la Organización Mundial del Comercio (OMC), sino que también se están dejando sin efecto tratados de libre comercio previamente firmados.
“El tratado de libre comercio no nos protege en lo absoluto. No cumple con su propósito de resguardar a Chile de acciones unilaterales de la contraparte”, aseguró. Ahumada también advirtió que no está claro si las medidas de Trump afectarán directamente a Chile, ya que dependen de cálculos comerciales difíciles de predecir.
“Puede que el cobre sea incluido en la estrategia de protección de ciertas industrias y, en ese caso, EE.UU. podría aumentar los aranceles. Nuestros acuerdos comerciales no nos protegerían de eso. Chile debería estar mucho más preocupado de lo que está hoy”, enfatizó.
En ese sentido, destacó que Chile posee dos minerales estratégicos para la transición hacia la electromovilidad: el cobre y el litio, los cuales son objeto de competencia entre los países desarrollados. “Si no es hoy, será mañana cuando estos recursos atraerán la atención de las potencias en guerra comercial. En este contexto, la pasividad de la política comercial chilena no es una buena consejera. Falta mucha más coordinación intrarregional para definir una agenda común”, concluyó.
El académico advirtió que los acuerdos comerciales no protegen a Chile de medidas unilaterales de EE.UU. y que el cobre y el litio podrían convertirse en objetivos de la guerra comercial.